Un estudio australiano, cuyos resultados se han publicado en la revista eClinicalMedicine, ha concluido que las personas con el VIH estable gracias al tratamiento antirretroviral no son propensas a experimentar un deterioro cognitivo significativo con el envejecimiento. Sin embargo, una peor salud mental, el aislamiento social y un estatus socioeconómico más bajo harían que fueran más vulnerables a experimentar un declive cognitivo sutil.
El tratamiento antirretroviral ha permitido que el VIH se haya convertido en una enfermedad crónica -al reducir el virus en sangre a niveles indetectables y mantenerlo así de forma controlada- haciendo que la esperanza de vida de las personas con el VIH sea equiparable a la del resto de la población sin el virus. No obstante, a pesar de los importantes avances, es importante comprender cómo el tratamiento -y el propio virus- pueden afectar a la función cognitiva a largo plazo en las personas que envejecen con el VIH (véanse La Noticia del Día 23/02/2021 y 07/07/2022).
En Australia, la alta cobertura de tratamiento antirretroviral y los altos índices da carga viral indetectable entre las personas con el VIH proporcionan un contexto único para estudiar las trayectorias cognitivas individuales, el envejecimiento cognitivo y los factores asociados con la función cognitiva longitudinal durante la enfermedad crónica y estable por el VIH.
Con el objetivo de ofrecer más evidencia sobre esta cuestión, un equipo de investigadores de la Facultad de Psicología de Nueva Gales del Sur en Sydney (Australia) realizó un estudio a largo plazo de la función cognitiva en personas que envejecen con infección crónica y estable por el VIH, procedentes de 17 centros asistenciales de toda Australia. Un equipo multidisciplinar de investigadores –que incluyó desde médicos especialistas en enfermedades infecciosas hasta neurocientíficos– analizó el rendimiento cognitivo de 457 personas, inscritas entre septiembre de 2013 y noviembre de 2015, con una mediana de edad de 52 años, todas ellas con carga viral indetectable (ARN del VIH <50 copias/mL).
Todas las personas seleccionadas fueron diagnosticadas del VIH una mediana de 15 años antes y solo el 22% (n= 100) había desarrollado sida. El 31% (n= 142) estaban clasificados como con discapacidad cognitiva al inicio del estudio.
Se evaluó a los participantes mediante una breve prueba de cribado cognitivo (al inicio del estudio, a los 12 meses y a los 24 meses) que examinaba factores como la memoria, el aprendizaje y la atención. Además de la cognición, el estudio evaluó una amplia gama de información sobre determinantes psicosociales y socioeconómicos de la salud, las conductas de búsqueda de atención sanitaria, las características de la enfermedad por el VIH y las comorbilidades.
Los resultados revelaron que, a los 12 y 24 meses, solo el 6% y el 7% de las personas, respectivamente, presentaban un deterioro cognitivo significativo. Por su parte, el 4% y el 3% de los participantes, de forma respectiva, experimentaron una mejora. Estas cifras son semejantes a las de la población general de la misma edad (una media de 51 años, +/-12).
Sin embargo, durante los mismos intervalos, el 31% (a los 12 meses) y el 25% (a los 24 meses) de los participantes sí mostraron cambios cognitivos sutiles (es decir, por debajo del umbral de deterioro cognitivo significativo).Este leve deterioro cognitivo podría estar relacionado con pequeños cambios en curso en el cerebro de las personas con el VIH, a pesar de tener niveles muy bajos de VIH en sangre. Por otra parte, el 14% mostró un deterioro cognitivo sostenido, es decir, un deterioro cognitivo en todas las visitas del estudio.
El estudio reveló que la inestabilidad económica, el aislamiento social y la depresión grave se asociaban a una peor salud cognitiva.
Los estudios existentes en el campo neurológico sobre el VIH presentan una imagen difusa (véanse La Noticia del Día 29/06/2021 y 04/03/2019). Las incoherencias en los métodos y datos utilizados han dado lugar a evidencias contradictorias sobre la existencia de un riesgo de deterioro cognitivo significativo en las personas con VIH. Esto ha provocado que tanto la comunidad como los médicos reciban mensajes difusos y contradictorios sobre este tema.
El presente estudio resuelve algunas de las contradicciones de la literatura existente a este respecto y proporciona un mensaje más claro a los médicos y las personas con el VIH. Y aunque aclara que el deterioro cognitivo abrupto es muy poco frecuente, algunas personas con el VIH siguen estando en riesgo de vulnerabilidades de salud cognitiva que pueden desarrollarse lentamente.
Los investigadores recomiendan que, como cualquier persona que envejece con una enfermedad crónica que exige un tratamiento de por vida, se preste especial atención a la salud mental y cognitiva de las personas con el VIH, que pueden requerir cuidados adicionales al llegar a los 60 años. A medida que las personas envejecen, es necesario prestar una atención proactiva a este tipo de cuidados.
Así, si existe algún signo de deterioro cognitivo leve, como un cambio en la memoria a corto plazo o una mayor dificultad para realizar varias tareas a la vez, los investigadores animan a las personas a no ignorarlo ni dejarlo de lado. También subrayan que las personas con el VIH deberían plantear estas cuestiones a su médico de confianza. Asimismo, los cambios en la salud mental también deben hacer que se preste más atención a la salud cognitiva. Por otra parte, el apoyo continuado a las personas con menos recursos económicos y a las que están socialmente aisladas sigue siendo fundamental.
La salud cognitiva y mental son temas delicados en una población que ha sido y sigue experimentando estigma. Históricamente, la investigación ha hecho hincapié en la importancia de tener una carga viral indetectable, sin embargo, a pesar de su importancia, existe una creciente evidencia de que otros aspectos de la salud son igualmente importantes, y lo son aún más a medida que las personas con el VIH envejecen.
El marco y las estrategias para la prevención del deterioro cognitivo de la población mundial deben adaptarse y desarrollarse para las personas con el VIH, porque aún existe cierto estigma en torno este virus, y también porque los médicos deben tener conocimientos sobre el VIH para ofrecer una atención adecuada. Las personas con el VIH han sido históricamente un grupo de pacientes con poder propio que ha contribuido a cambiar a mejor la relación entre médico/científico y paciente. Hoy en día, la investigación clínica hace hincapié en la contribución de los grupos de pacientes en los proyectos de investigación.
La investigación futura podría basarse en estudios observacionales a largo plazo en personas de 70 años y, con el tiempo, combinarse con estudios de intervención en los que se prueben soluciones para gestionar y mejorar la salud cognitiva y mental. Otros estudios también tendrían que captar cómo los cambios cognitivos leves pueden estar afectando a la capacidad de las personas con el VIH para realizar tareas cotidianas y a su calidad de vida.
Como conclusión, los investigadores destacan la necesidad de avanzar hacia un enfoque holístico de la atención a las personas que envejecen con el VIH, que abarque la salud cognitiva y mental, y que se ofrezca una atención alejada del estigma que aún hoy rodea a esta enfermedad.
Fuente:UNSW / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia:Aung HL, Siefried KJ, Gates TM, Brew BJ, Mao L, Carr A, Cysique LC. Meaningful cognitive decline is uncommon in virally suppressed HIV, but sustained impairment, subtle decline and abnormal cognitive aging are not. eClinicalMedicine, Volume 56, 2023, 101792, ISSN 2589-5370, https://doi.org/10.1016/j.eclinm.2022.101792
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