El déficit de vitamina D reduciría la efectividad de los tratamientos contra el colesterol en personas con el VIH

Dicha carencia también favorecería la aparición de dolores musculares

Francesc Martínez
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Dos estudios publicados, respectivamente, en AIDS y Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes han concluido que el déficit de vitamina D en personas con el VIH favorecería la aparición de dolores musculares y disminuiría la efectividad de los fármacos para reducir los niveles de colesterol conocidos como estatinas.

Las estatinas son fármacos ampliamente prescritos para reducir los niveles de colesterol LDL (el colesterol “malo”) y, de este modo, disminuir el riesgo cardiovascular. En personas con el VIH es frecuente la presencia de niveles elevados de colesterol LDL, ya sea como consecuencia de algunos antirretrovirales y/o de la propia infección por el VIH. Los niveles de colesterol LDL son una de las causas que explicarían por qué el riesgo de sufrir un ataque cardíaco es superior en personas con el VIH al observado en la población general.

El uso de estatinas en el contexto de la infección por el VIH no solo logra regular los niveles de colesterol LDL y reduce, en consecuencia, el riesgo cardiovascular, sino que algunos estudios han mostrado su capacidad para revertir la progresión de enfermedades cardiovasculares, de prevenir la progresión de la enfermedad hepática en personas con el VIH y el virus de la hepatitis C (VHC) e incluso de reducir el riesgo de padecer cáncer.

Para ahondar en los beneficios de las estatinas en el contexto de la infección por el VIH se puso en marcha el estudio SATURN-HIV, diseñado para medir los efectos del fármaco de la familia de las estatinas conocido como rosuvastatina sobre la activación inmunitaria y el sistema vascular en personas con el VIH y carga viral inferior a las 1.000 copias/mL. Una medición secundaria del estudio -que finalmente ganó relevancia a raíz de los resultados- fue evaluar el impacto de la toma de rosuvastatina sobre los niveles de vitamina D. Cabe destacar que el déficit de vitamina D es común en el contexto de la infección por el VIH ( véase La Noticia del Día 15/06/2011 ), aunque se desconoce el mecanismo por el cual se produce.

SATURN-HIV incluyó a 147 personas, que fueron distribuidas aleatoriamente a recibir rosuvastatina (10mg diarios) o placebo durante 96 semanas. El 78% de los participantes eran hombres, el 68% eran afroamericanos y el promedio de su edad era de 45 años. En el momento de la inclusión, los participantes se encontraban en bajo riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular (puntuación promedio según la escala de Framingham de 5) y, en condiciones rutinarias, no serían candidatos a recibir estatinas ya que sus niveles de colesterol LDL (el colesterol “malo”) y HDL (el colesterol “bueno”) se encontraban dentro de la normalidad (94,4 mg/dL y 48,6 mg/dL; respectivamente).

El 53% de los participantes tenían déficit de vitamina D al inicio del estudio y el 13% presentaban déficit grave El 86% del total de participantes tenían niveles por debajo de los considerados adecuados.

Cabe destacar que en el presente estudio no solo la infección por el VIH favoreció el déficit de vitamina D: dado que dicha vitamina puede sintetizarse en la piel por acción de la radiación solar sobre unos precursores endógenos y que dicho proceso es más ineficiente cuanto más oscura es la piel, la elevada proporción de afroamericanos en el estudio haría que dicha vía de síntesis de vitamina D fuera poco frecuente en la población del estudio.

De forma destacable, las personas que tomaron rosuvastatina y al inicio del estudio no tenían déficit de vitamina D (con niveles -en equivalentes calcifediol- superiores a 20 ng/mL) presentaron mayores reducciones de los niveles de colesterol LDL que aquellas personas con déficit de calcitriol al inicio del estudio . La toma de rosuvastatina no produjo incrementos en los niveles de vitamina D, por lo que el mecanismo que hace que la vitamina D favorezca la acción de la rosuvastatina, aunque desconocido, no sería bidireccional .

El segundo de los estudios sobre la combinación de déficit de vitamina D, estatinas y el VIH realizó un análisis retrospectivo sobre dolores musculares en personas con el VIH en tratamiento con rosuvastatina o atorvastatina para el control de los niveles de colesterol. El fundamento de dicho estudio radica en que entre el 10 y el 25% de las personas tratadas con estatinas sufre dolores musculares (mialgia). En menos del 1% de los casos dicho dolor se asocia a un daño muscular (miopatía).

Dado que tanto la mialgia como la miopatía son condiciones que afectan notablemente a la calidad de vida de las personas, que la toma de estatinas favorece la aparición de mialgia, que algunos estudios han mostrado que el déficit de vitamina D favorece la aparición de mialgia en población general y que el déficit de vitamina D es frecuente en personas con el VIH, investigadores de la Universidad de Bolonia (Italia) identificaron a 545 personas con el VIH que tomaron atorvastatina o rosuvastatina entre 2011 y 2015 y evaluaron las posibles relaciones entre toma de estatinas, niveles de vitamina D y aparición de mialgia.

El 18% de los participantes experimentaron toxicidad muscular (definida como elevaciones en los niveles de creatina quinasa [CK, en sus siglas en inglés]. Un total de 67 de las 100 personas con toxicidad muscular reportaron mialgia.

El tratamiento con estatinas se interrumpió en 68 personas del total de participantes y 44 de esas interrupciones tuvieron lugar durante el primer año de tratamiento. Cuarenta y ocho de las 67 personas con toxicidad muscular y mialgia interrumpieron el tratamiento con estatinas. Las 20 interrupciones restantes tuvieron lugar en personas con toxicidad muscular sin mialgia. En otros 16 casos se produjeron ajustes de dosis o cambios de estatinas.

Como en la población general, la toxicidad muscular se observó principalmente en personas de edad superior a 60 años (cociente de probabilidades [CP]: 1,61; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,22-2,18) y la mialgia ocurrió más comúnmente entre quienes habían tomado estatinas durante, como mínimo, dos años (CP: 1,78; IC95%: 1,19-2,31).

El estudio también halló que la mialgia fue más frecuente entre aquellas personas con insuficiencia o déficit de vitamina D (CP: 2,27; IC95%: 1,62-2,78) . En cambio, no se halló relación entre la mialgia y el tratamiento concomitante con estatinas e inhibidores de la proteasa (IP) potenciados por ritonavir (Norvir®), una combinación que podría elevar los niveles de estatinas y, por tanto, su toxicidad.

Los resultados de los dos estudios muestran la potencial importancia de mantener unos buenos niveles de vitamina D en el contexto de la infección por el VIH cuando es necesaria la toma de fármacos para reducir los niveles de colesterol. Así, la medición de los niveles de vitamina D y la suplementación con dicha vitamina en casos donde se determine la carencia de ella serían intervenciones importantes para el mantenimiento de la salud y calidad de vida de las personas con el VIH en tratamiento con estatinas.

Fuente: Aidsmap / Elaboración propia ( gTt ).

Referencias: Calza L et al. Significant association between statin-associated myalgia and vitamin-D deficiency among treated HIV-infected patients. AIDS, advance online publication, January 2017.

Hileman CO et al. Baseline vitamin D deficiency decreases the effectiveness of statins in HIV-infected adults on antiretroviral therapy. J Acquir Immune Defic Syndr, advance online publication, January 2017.

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