¿Quién firma los artículos sobre ensayos clínicos en las revistas científicas?

Un estudio revela autoría fantasma en artículos de ensayos patrocinados por la industria farmacéutica

Juanse Hernández
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Los hallazgos de investigación científica se publican normalmente en forma de artículos en revistas de investigación. Los artículos, por lo general, son elaborados por un grupo de investigadores que han llevado a cabo la investigación y cuyos nombres se listan al principio del artículo. Por consiguiente, son los autores firmantes quienes asumen la responsabilidad de la integridad de los resultados y su interpretación. Sin embargo, muchas personas están preocupados porque la lista de autores que aparece en los artículos no refleja en realidad qué personas han estado implicadas en la investigación.

En la publicación de investigación clínica, se cree que la “autoría fantasma” de los artículos es común. Los autores fantasmas son personas que están implicadas de alguna manera en la investigación o en la redacción del artículo, pero que no han sido incluidas en la lista final de autores que han participado. Esta práctica, que ha sido condenada por académicos, editores, grupos de pacientes y algunas compañías farmacéuticas, podría realizarse para que el estudio parezca más creíble si no se revelan los verdaderos autores.

La omisión de ciertos nombres podría servir para ocultar posibles intereses comerciales y competitivos de la compañía que financia el ensayo.

En un artículo aparecido en la edición de enero de la revista electrónica PLos Medicine, se recogen los hallazgos de un equipo de investigación que quiso hacerse una idea de con cuánta frecuencia se produce la autoría fantasma en la investigación médica que realiza la industria farmacéutica.

“La autoría fantasma es un fenómeno común: con frecuencia se ocultan [los nombres] porque beneficia tanto a la industria como a los autores académicos que prestan sus nombres a artículos con los que tienen muy poco o, en algunos casos, nada que ver”, apunta Peter Gøtzsche del Centro Nórdico Cochrane en Copenhague (Dinamarca), uno de los autores del informe.

“Vemos una y otra vez que a las conclusiones de los informes de ensayos y otros tipos de artículos, la industria les da un giro para que las conclusiones sean muy positivas en comparación con los datos presentados”, señala Gøtzsche.  Y añade: "Es muy importante para la industria publicar mensajes que sean útiles para sus departamentos de marketing”.

Con el fin de investigar la frecuencia y el tipo de autoría fantasma, los investigadores identificaron cada uno de los ensayos que habían sido aprobados entre 1994 y 1995 por los comités éticos de Copenhague y Frederiksberg (Dinamarca). A continuación, de éstos, seleccionaron sólo los ensayos que habían sido financiados por la industria (compañías farmacéuticas y otras), y sólo aquellos que se hubieran acabado y publicado. El análisis quedó limitado a 44 ensayos clínicos, de los cuales uno había sido iniciado por una compañía farmacéutica local y los 43 restantes por una de 26 multinacionales farmacéuticas.

Tras obtener los protocolos de cada ensayo de los comités éticos, los investigadores los agruparon junto con su artículo correspondiente. A continuación, compararon los nombres que aparecían en los protocolos con los nombres que aparecían en el artículo, ya fuese en el listado de autores o en el apartado de agradecimientos. De los 44 ensayos clínicos, en 31 (75%) los investigadores hallaron alguna evidencia de autoría fantasma, puesto que personas que habían sido identificadas por haber participado en la redacción del protocolo, en el análisis estadístico o en la redacción del articulo, sus nombres no aparecían publicados en el manuscrito.

Si la definición de ‘autoría fantasma’ se restringe a las personas clasificadas como autores que se mencionan en los agradecimientos pero no en la lista de autores de los créditos, las estimaciones de los investigadores aumentan a un 91%, es decir 40 de 44 ensayos.
 
Para la mayoría de los ensayos en los que se omitieron los autores, el ‘fantasma’ fue un estadístico, es decir la persona que analiza los datos del ensayo.

Como medidas para dar visibilidad a quién se esconde detrás de los artículos, los investigadores proponen utilizar las estrictas normas sobre autoría de artículos de investigación del Comité de Editores de Revistas Médicas (ICMJE), según la cuales habría que citar a cualquier persona que trabaje o contribuya en un ensayo médico. Gøtzsche y su equipo creen que a menos que no se especifique en el artículo de investigación el nombre y la contribución de cada una de las personas implicadas, los lectores del estudio no podrán juzgar con exactitud ni fiarse de sus conclusiones.
 
Además, los investigadores también sugieren que se deberían hacer públicos los protocolos  de los ensayos con el fin de que cualquiera pudiera ver qué ensayos están planificados y qué personas están implicadas en su realización.

Fuente: Medscape / Elaboración propia
Referencia: Gøtzsche, P.C., Hróbjartsson, A., Johansen, H.K., Haahr, M.T., Altman, D.G., “Ghost Authorship in Industry-Initiated Randomised trials”, PLos Medicine, January 2007, vol. 4, issue 1.

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