En el caso concreto de la infección por el VIH, los últimos datos apuntan a que las personas seropositiva con la pauta de vacunación completa tienen aproximadamente un 40% más de probabilidades de adquirir la COVID-19 que las personas sin el VIH, independientemente del recuento de CD4 o de la supresión viral. En todo caso, las tasas de adquisición del SARS-CoV-2 (virus causante de la COVID-19) fueron bajas para toda la población evaludad y evidenciaron la alta eficacia de la vacuna en personas con o sin el VIH. En todo caso, estas evidencias deberían llevar a considerar a las personas con el VIH entre las poblaciones a priorizar de cara a la tercera dosis, especialmente con la llegada de la variante ómicron, con mayor capacidad para escapar de la acción de las vacunas.
Por otro lado, la infrarrepresentación de las personas con el VIH en las investigaciones de vacunas y tratamientos frente a la COVID-19 también ha sido un importante tema de debate a nivel comunitario, ya que dificulta la toma de decisiones sanitarias por la evidente falta de datos clínicos a la hora de valorarlas.
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2. Investigación de la cura del VIH
La investigación de la cura del VIH sigue su camino y los avances en el conocimiento, a pesar de no tener aún resultados satisfactorios en humanos, han sido notables. La técnica CRISPR-Cas9, en auge desde su descubrimiento pero de la que los últimos años se había puesto en entredicho su seguridad, vuelve al VIH en un estudio in vitro que permitió eliminar material genético del VIH integrado en el núcleo de células infectadas sin efectos colaterales destacables (algo que debe ser interpretado con precaución por tratarse de un estudio realizado en cultivos celulares). De forma destacada, se utilizó una técnica análoga a la desarrollada para las vacunas de ARN de la COVID-19 para lograr que el sistema CRISPR-Cas9 entrara en las células a tratar, lo que pone de manifiesto que la inversión en investigación en un campo de la medicina acaba repercutiendo de una manera u otra en el resto.
En la vertiente clínica de la investigación de la cura se ha hecho hincapié en la necesidad de un buen diseño de los estudios –que muchas veces cuentan con interrupciones estructuradas del tratamiento antirretroviral– para que se garantice una mayor seguridad para los participantes con el VIH, especialmente tras la publicación de un estudio en el que se halló que dichas interrupciones se relacionaban con un mayor riesgo de padecer eventos no definitorios de sida.
3. Cuarta persona curada de la infección por el VIH
El pasado mes de noviembre se hizo público el ya cuarto caso de curación documentado de la infección por el VIH. Se trata de una mujer que habría logrado la eliminación espontánea de la infección por el VIH. Se trataría del segundo caso en el que no habría mediado un procedimiento contra el cáncer para obtenerla tras el ya hecho público el año pasado de Loreen Willenberg.
Mientras que en el caso de Timothy Ray Brown como en el de Adam Castillejo la curación se produjo por un trasplante de células madre con la mutación delta-32 en el correceptor CCR5 (véase La Noticia del Día 12/03/2020), en el de las dos mujeres la posible curación tiene relación por su condición de controladoras de élite, personas capaces de mantener cargas virales bajas o indetectables durante muchos años sin necesidad de tomar tratamiento antirretroviral y que lamentablemente son una minoría (menos del 0,5%) de las personas con el VIH.
En todo caso, se trata de una buena noticia y será importante descifrar cuál es exactamente la característica que ha permitido estas dos muy posibles curaciones –y que seguramente haya permitido otras más aún por identificar– para tratar de imitarlas en forma de desarrollo de las terapias antirretrovirales del futuro, que vayan más allá de la cronificación y logren la cura funcional e incluso esterilizante de la infección por el VIH.
4. Profilaxis preexposición (PrEP): retos y oportunidades
Desde que el Ministerio de Sanidad aprobase a finales de septiembre de 2019 la financiación pública de la PrEP en el Sistema Nacional de Salud para prevenir el VIH en personas con elevado riesgo de infección, esta sigue sin estar al alcance de muchas personas que la necesitan. En este sentido, aunque se ha podido observar un avance en su implementación, la llegada de la COVID-19, que acaparó el interés y la preocupación de toda la sociedad española, ha hecho de la inequidad en el acceso a esta prestación sanitaria el elemento que mejor define esta primera fase del despliegue.
Estas circunstancias llevaron a un grupo de entidades del VIH a emitir un comunicado conjunto reclamando a los órganos competentes, es decir, a las comunidades autónomas, la implementación efectiva de la PrEP.
Aunque ello no se ha traducido en grandes avances con relación a la PrEP sí que se han observado mejoras tales como el Sistema de Información para los programas de PrEP en España (SIPrEP), coordinado por la Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida (SPNS) y la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (SEISIDA), junto a las Comunidades Autónomas, la Unidad de Vigilancia de VIH y Conductas de Riesgo del Centro Nacional de Epidemiología y la Red de Investigación en Sida (RIS). Se trata de un novedoso proyecto que recoge el número de personas incluidas en la Estrategia de PrEP, la adherencia, la frecuencia de abandono y sus motivos, y la incidencia de ITS entre usuarios de PrEP, entre otros aspectos de salud.
No obstante, las listas de espera y los problemas de acceso a la PrEP suelen ser muy frecuentes, por lo que será necesario ver cómo todo va evolucionando para comprobar si los sistemas de implementación de la PrEP y sus mejoras logran cumplir adecuadamente con la función que deberían tener.
5. Envejecimiento y calidad de vida en personas con el VIH
A medida que la esperanza de vida de las personas con el VIH aumenta, la proporción de ellas que alcanza la tercera edad es cada vez mayor. Como en la población general, el proceso de envejecimiento comporta que las personas con el VIH puedan desarrollar un mayor número de enfermedades crónicas y el uso de más medicamentos para su tratamiento. Este es un gran reto para el sistema sanitario e irá en aumento en los próximos años.
En este sentido, un estudio identificó que los principales desencadenantes de la llamada multimorbilidad y polifarmacia en personas con el VIH a medida que envejecen son el aumento de las enfermedades cardiacas y los problemas de salud mental.
Un segundo estudio halló que el dolor crónico en personas con el VIH se desarrollaría siguiendo 4 posibles pautas claramente diferenciadas, condicionadas por el lugar de dolor y su intensidad. Cada una de dichas pautas podría identificarse y manejarse de forma diferenciada por parte de los sistemas sanitarios, lo que ayudaría a un enfoque más personalizado.
6. Nuevos antirretrovirales
El año 2021 no ha sido en absoluto prolífico en lo relativo a la llegada de nuevos antirretrovirales. A la llegada del medicamento inyectable solo hay que sumar otra aprobación: la de fostemsavir (Rukobia®) para el tratamiento de la infección por el VIH multirresistente en combinación con otros fármacos antirretrovirales. Este nuevo fármaco pertenece a la clase de los inhibidores del acoplamiento.
El mecanismo de acción de esta familia de fármacos –de la cual no hay todavía ninguno comercializado– consiste en la fijación a la proteína de superficie del VIH conocida como gp120, que el virus utiliza para unirse al receptor CD4 y, posteriormente, infectar al linfocito T CD4+. A pesar de precisar de dos tomas diarias, se trata de una opción terapéutica esperanzadora para aquellas personas con infección por el VIH multirresistente a fármacos antirretrovirales, una pequeña proporción del total de personas con el VIH para quienes es, en ocasiones, imposible lograr un control efectivo de la infección con los antirretrovirales disponibles actualmente.
7. Islatravir, en observación
A lo largo de este año se ha observado un hecho inusual: que un fármaco ya en fase III de investigación y con muy buenos resultados en términos de eficacia y seguridad durante todo su desarrollo caiga repentinamente en desgracia. Este es el caso de islatravir, un inhibidor de la translocación de la transcriptasa inversa análogo de nucleósido (ITTIN), una nueva familia de antirretrovirales de la cual –si finalmente llega al mercado– sería el primero en su clase, con potencial de administración no diaria y uso tanto en terapia antirretroviral como en profilaxis preexposición (PrEP).
Tras numerosas publicaciones de buenos resultados en los ensayos clínicos de fase III llegó, recientemente, el jarro de agua fría: se anunció que se habían detectado descensos en los niveles de CD4 de los participantes que recibían islatravir. Aunque por el momento no se han interrumpido definitivamente los ensayos clínicos y se siguen revisando estos hallazgos, los principales ensayos con islatravir han quedado en suspenso a la espera de nuevos análisis y decisiones derivadas de estos.
El año comenzó con una buena noticia respecto al tratamiento inyectable de administración mensual o bimestral formado por Vocabria® (cabotegravir, tanto en versión inyectable como en comprimidos) y Rekambys® (la formulación inyectable de rilpivirina, fármaco que ya existe en el mercado en forma de comprimidos bajo el nombre de Edurant®): la Agencia Europea del Medicamento (EMA, en sus siglas en inglés) dio finalmente su aprobación.
En España, durante el resto del año se han producido dos procesos importantes respecto al uso de este tratamiento inyectable: la negociación de su precio por parte de las autoridades sanitarias y la preparación de los hospitales para una gestión adecuada de las inyecciones (para las cuales los usuarios de dicha terapia deberán ir al hospital a recibirlas, ya que no es autoadministrable).
A pesar del reto que supone, a fecha de hoy parece que muchos hospitales están ya a punto y que 2022 será el año de despegue de las terapias inyectables frente al VIH de administración no diaria.
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9. Retos en la respuesta clínica y social al VIH
Hace algunos años, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA) propuso –sobre la base de un enfoque de diez objetivos intermedios a alcanzar para el año 2020 en los ámbitos de la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la discriminación– poner fin a la epidemia del VIH/sida como una amenaza para la salud global para el año 2030.
El hecho de que dichos objetivos fueran cumplidos de forma desigual por los países, llevó a identificar una serie de factores –con trasfondo principalmente de tipo económico– que dificultan enormemente el cumplimiento de los citados objetivos. La división, las desigualdades y la indiferencia hacia los derechos humanos se encuentran entre los principales factores que explican por qué la infección por el VIH ha sido y continúa siendo una crisis sanitaria global. La llegada y establecimiento de la pandemia por COVID-19 ha exacerbado dichos problemas y se hace necesario que los líderes políticos y la sociedad en general reaccionen.
En el ámbito español, las reivindicaciones se centran en el estigma, la discriminación y los derechos y calidad de vida de las personas con el VIH. Casos como el de la Comunidad de Madrid, que dificulta el acceso a tratamientos de VIH a inmigrantes en situación irregular que ya lo habían iniciado o que acaban de llegar a España muestra el trabajo que aún queda por hacer a todos los niveles para revertir la situación.
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10. Importante caída de la prevalencia de la hepatitis C en personas coinfectadas por el VIH en España
Un estudio español mostró que entre los años 2015 y 2019 las tasas de infección activa por el virus de la hepatitis C (VHC) en personas coinfectadas por el VIH en España disminuyeron en un 90%, gracias a la alta efectividad de los antivirales de acción directa (AAD) frente al VHC y el haber logrado finalmente un acceso efectivo a dichos tratamientos tras unos inicios complicados que generaron amplias movilizaciones que finalmente dieron sus frutos.
Todo ello hace que el país se encare hacia alcanzar los objetivos mundiales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de acabar con la hepatitis C como amenaza para la salud pública en 2030. No obstante, aún hay retos pendientes y, sin ir más lejos, la Unión Europea considera que la mayoría de sus estados miembro se encuentran fuera de la senda para obtener dichos objetivos. Así, los países deberán invertir más en sistemas de información y vigilancia epidemiológica y seguimiento del VHC a nivel nacional y aumentar los servicios de reducción de daños, realización de pruebas y dispensación de tratamiento.
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