ONUSIDA hace un llamamiento para mejorar la implicación política mundial que permita aumentar los esfuerzos para poner fin al sida infantil en 2030

El organismo internacional muestra su preocupación por el aumento de la brecha de tratamiento entre la población adulta y la infantil

Juli Amadeu Àrias
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Acabar con el sida entre las niñas y niños es factible, pero hay que seguir avanzando para cumplir los compromisos mundiales, que conllevan ponerle fin como amenaza para la salud pública infantil en 2030. Es una de las principales conclusiones del informe que ha publicado ONUSIDA, elaborado por la Alianza Mundial para poner fin al sida en los niños para 2030 (Alianza Mundial).

Se estima que en 2023 se produjeron 120.000 nuevas infecciones por el VIH entre menores de 14 años, lo que supone una reducción del 38% desde 2015 y del 17% desde 2021. Asimismo, la estimación de adolescentes mayores (de 15 a 19 años) que contrajeron el VIH en 2023 es de 140.000, una disminución del 33% desde 2015 y del 11% desde 2021. De todas ellas, el 66% se produjeron en los 12 países que conforman la Alianza Mundial, en los que a su vez tuvieron lugar el 64% de las muertes infantiles relacionadas con el sida.

La Alianza Mundial incluye a ONUSIDA, UNICEF, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y movimientos de la sociedad civil, incluida la Red mundial de personas que viven con el VIH, los gobiernos nacionales de los países más afectados y los socios internacionales, incluidos el Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del sida (PEPFAR) y el Fondo mundial. Su puesta en marcha se anunció en agosto de 2022 en la Conferencia Internacional sobre el Sida celebrada en Montreal (Canadá), con la adhesión de doce países en la primera fase: Angola, Camerún, Costa de Marfil, República Democrática del Congo, Kenia, Mozambique, Nigeria, Sudáfrica, Tanzania, Uganda, Zambia y Zimbabue.

El objetivo de esta iniciativa estratégica mundial es erradicar el VIH en la infancia para 2030 a través de una alianza sólida, estratégica y orientada a la acción por grupos multisectoriales a nivel regional, nacional y mundial que trabaje con mujeres, niños y adolescentes que viven con el VIH, gobiernos nacionales y otros colaboradores para movilizar el liderazgo, la financiación y la acción.

En algunos países se han producido avances destacables en el suministro de tratamiento antirretroviral a las mujeres embarazadas que viven con el VIH. A finales de 2021, doce países de África subsahariana habían cumplido el objetivo del 95% de cobertura de tratamiento antirretroviral en las mujeres embarazadas. Además, Botsuana fue el primer país africano de alta incidencia en ser considerado como en vías de eliminar la transmisión vertical del VIH

Cabe destacar que desde el año 2000 los programas para evitar la transmisión vertical o perinatal del VIH habrían evitado más de cuatro millones de infecciones hasta la actualidad. Varios países de la Alianza Mundial han logrado una buena tasa de cobertura de terapia antirretroviral de por vida entre mujeres embarazadas y lactantes con el VIH. En conjunto, esta tasa de cobertura supera el 90%, pero algunos países la superan ampliamente, como es el caso de Uganda (próximo al 100%), la República Unida de Tanzania (98%) o Sudáfrica (97%).

Un subconjunto de países oscila entre el 80% y el 90% de cobertura, entre ellos Mozambique con un 90%, Zambia con un 90%, Angola con un 89%, Kenia con un 89%, Zimbabue con un 88% y Costa de Marfil con un 84%. Los esfuerzos para prevenir la transmisión vertical del VIH son un elemento clave de la iniciativa de triple eliminación, cuyo objetivo es prevenir la transmisión vertical del VIH, la sífilis y la hepatitis B.

En cambio, persisten los desafíos relacionados con la calidad de la atención, la escasa aceptación de las pruebas, las deficiencias en el inicio de la terapia antirretroviral, las bajas tasas de retención y el mal cumplimiento del tratamiento del VIH. De hecho, se considera que un menor muere cada cinco minutos en el mundo como consecuencia de enfermedades oportunistas relacionadas con el sida.

Se calcula que 800.000 niñas, niños y adolescentes que viven con el VIH (0-14 años) no están sometidos a tratamiento a pesar de la mayor disponibilidad de nuevas tecnologías de pruebas, como la identificación electrónica en el punto de atención y los autotests del VIH, e incluso con las opciones pediátricas de tratamiento antirretroviral aprobadas últimamente que se toleran mejor, son más eficaces y baratas que nunca. También se ha estimado que 400.000 adolescentes (15-19 años), muchos recientemente infectados, no están recibiendo tratamiento.

Es preocupante que la brecha de tratamiento entre adultos y niños se siga ensanchando. Solo el 57% de los niños que viven con el VIH reciben tratamiento para salvar vidas, en comparación con el 77% de los adultos. Asimismo, las desigualdades por género y las violaciones de los derechos humanos están aumentando la vulnerabilidad de las mujeres al VIH y disminuyendo su capacidad para acceder a servicios esenciales. A nivel mundial, casi una de cada tres mujeres se ha encontrado con algún tipo de violencia durante su vida, y las adolescentes y las jóvenes se han visto afectadas desproporcionadamente por la violencia machista.

En 2023 se produjeron 210.000 nuevas infecciones en todo el mundo entre las mujeres jóvenes y las niñas de 15 a 24 años (130.000 en los países de la Alianza Mundial). Este valor sería cuatro veces más alto que la meta de 2025 fijada en 50.000 nuevos casos. La prevención de nuevas infecciones en este grupo de edad es fundamental tanto para proteger la salud y el bienestar de las mujeres jóvenes como para reducir el riesgo de nuevas infecciones entre los niños.

El estigma, la discriminación, las leyes y políticas punitivas, la violencia y las profundas desigualdades sociales y de género dificultan el acceso a los servicios de atención a las mujeres, adolescentes y niños. Es crucial un decidido apoyo político mundial, nacional y local para prevenir la transmisión vertical del VIH y promover el tratamiento pediátrico y adolescente. ONUSIDA defiende que estas actividades deben ser prioritarias en las estrategias, planes y presupuestos nacionales. La inversión insuficiente en los servicios comunitarios o dirigidos por la comunidad dificulta el acceso a las pruebas, el tratamiento y el seguimiento en la atención. Especialmente para las personas y colectivos más vulnerables en relación con la infancia, como las poblaciones clave adolescentes; las personas que ejercen trabajos sexuales y sus hijos; y las mujeres y niños que viven en zonas rurales.

La directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima, ha valorado que con los medicamentos y la ciencia disponibles hoy en día podemos asegurarnos de que todos los bebés nacen y permanezcan libres del VIH, y que todas las niñas y niños que viven con el VIH permanezcan en tratamiento. Los servicios de tratamiento y prevención deben aumentarse inmediatamente para garantizar que lleguen a todos los menores de todas partes. La muerte de cualquier niño por causas relacionadas con el sida no es solo una tragedia, sino también una indignación.

Fuente: ONUSIDA/Elaboración propia (gTt-VIH)

Referencias: Transforming Vision into Reality: The 2024 Global Alliance Progress Report on Ending AIDS in Children by 2030. Geneva: Joint United Nations Programme on HIV/AIDS; 2024. Licence: CC BY-NC-SA 3.0 IGO.

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