Es necesario establecer programas de prevención donde se descentralice la profilaxis preexposición frente al VIH (PrEP) de la atención médica y se dé una relación más continuada con los usuarios. Estas son las conclusiones de un estudio realizado por la Universidad de Washington en Seattle (EE UU), publicado recientemente en el Journal of Acquired Immune Deficiency Syndrome. En el artículo se refiere a las clínicas de salud sexual como un entorno especializado en infecciones de transmisión sexual (ITS) con capacidad no solo para llegar a un gran número de personas candidatas al uso de la PrEP y mejorar su atención, sino también para aplicar aquellas estrategias que permitan integrar con éxito dicha intervención preventiva.
A pesar de este potencial, la dispensación de PrEP pasa por la atención individual a través de citas únicas con protocolos no bien descritos ni adoptados de forma generalizada. Esta situación podría compararse con el caso de la atención anticonceptiva, que tuvo un inicio similar en que no estaba disponible para la población general y era necesario la asistencia de un médico. Sin embargo, con el tiempo, las estrategias anticonceptivas han aumentado ampliamente su alcance y a día de hoy su accesibilidad se encuentra bastante extendida. Por ello, una hoja de ruta similar para la PrEP podría aportar numerosos beneficios.
Para ello, los investigadores junto con la Clínica de Salud Sexual y Salud Pública en el Centro Médico Harborview de Seattle, establecieron un nuevo protocolo que se alejase de la cita única para el usuario de la PrEP y se incluyesen más interacciones que permitieran evaluar, detectar y realizar pruebas de ITS de forma que se promoviese una buena salud sexual. El protocolo se iniciaba con una consulta con un profesional médico para determinar el riesgo en las prácticas sexuales, el estado serológico al VIH y para expender una receta de la PrEP. Posteriormente, en colaboración con un especialista capacitado en ITS y PrEP (DIS, en sus siglas en inglés) se mantenderían interacciones continuas con los pacientes.
Estos DIS son trabajadores de salud pública y no pretender suplir la atención médica. Así, los médicos serían los responsables de las citas anuales, la detección de síntomas, otras ITS y los efectos secundarios de los medicamentos y la revisión de los resultados de las pruebas de laboratorio y de las posibles dosis olvidadas. Por su parte, los DIS serían los encargados de inscribir a las futuras personas usuarias de PrEP en programas de asistencia de medicamentos, recolectar las muestras y realizar visitas de seguimientos y evaluaciones para el mantenimiento de un buen nivel de adherencia. Entre sus funciones también estaría el ofrecer las pruebas y tratamiento, en caso necesario, para el VIH y/u otra ITS.
Una vez actualizado el protocolo de servicio de la PrEP, el equipo de investigadores evaluó la tasa de retención de los 1.387 usuarios de PrEP que habían asistido a una primera visita entre octubre de 2014 y diciembre de 2019 y se les realizó un seguimiento hasta febrero de 2020. La interrupción de la PrEP se definió cuando el usuario abandonaba su toma tras el inicio del seguimiento, o por la pérdida del mismo al no asistir a las visitas con los DIS ni responder a más de tres de sus llamadas o mensajes de texto.
La edad de más de la mitad de los participantes oscilaba entre 20 y 29 años y la de un tercio entre los 30 y 39 años. El 93% eran hombres gais, bisexuales u otros hombres que tienen sexo con hombres (GBHSH), el 55% eran blancos, el 26% hispanos/latinos y un 10% negros.
En total se registraron 6.887 visitas relacionadas con la PrEP. Durante la duración del estudio las visitas trimestrales fueron en aumento a la vez que el programa se extendía: de 31 visitas que se realizaban cada trimestre en 2014 pasaron a 623 en el cuarto trimestre de 2019. De manera similar, a pesar de que el 57% de las visitas en general fueron con un médico, también aumentaron las visitas con profesionales DIS desde el 3% ocurridas en el cuarto trimestre de 2014 hasta el 45% en el último trimestre de 2019, lo que supone un aumento del 1400% en 5 años.
Gracias a que las prácticas de prescripción pasaron a formar parte de las visitas de rutina sin cita previa, se produjo un aumento significativo en el número de personas que iniciaron la PrEP en la clínica. A su vez, las tasas de retención también mejoraron. Al final del periodo de análisis, un 43% del total de los usuarios todavía seguían tomando la PrEP mientras que un 41% la había interrumpido: el 21% lo hicieron en de los tres meses siguientes a su inicio y el 72%, en el primer año de toma. En el caso del 16% restante, había cambiado de residencia, transferido la atención a otra clínica o había recibido un diagnóstico de VIH. No obstante, a mediados de 2021, el 54% de las personas que habían interrumpido la PrEP regresaron a la clínica para reiniciar su tratamiento profiláctico, y el 93% de ellos volvieron a renovar sus recetas de la PrEP.
Las conclusiones del estudio dejan claro la necesidad de mantener una asistencia continua para las personas usuarias de la PrEP, en lugar de limitarse únicamente a proveerles una receta. Con ello y a través de conversaciones saludables sobre sexo y prevención y el cribado de otras ITS a través de especialistas capacitados en ITS, VIH y PrEP, se conseguiría mejorar la experiencia del usuario y el éxito de la PrEP.
Fuente: Medscape / Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencias: Ramchandani, Meena S. MD; Berzkalns, Anna; Cannon, Chase A. MD, et al. A De-medicalized Model to Provide PrEP in a Sexual Health Clinic, JAIDS Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes: April 29, 2022
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