Pasar de tenofovir alafenamida a tenofovir DF se asociaría a una pérdida de peso leve pero significativa

El cambio también tendría un impacto favorable sobre los niveles de lípidos sanguíneos

Francesc Martínez
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Cambiar tenofovir alafenamida (TAF, en Descovy®, Biktarvy®, Symtuza®, Genvoya® y Odefsey®) por tenofovir disoproxilo fumarato (TDF, especialidad farmacéutica genérica [EFG]; Viread®, en Truvada® y diversas coformulaciones) se asociaría a leves pero significativas pérdidas de peso en personas con el VIH que forman parte de la Cohorte Suiza del VIH. Este ha sido el principal hallazgo de un estudio publicado en Clinical Infectious Diseases, que también ha concluido que el cambio también traería beneficios en los niveles de colesterol y triglicéridos. Otros cambios de tratamiento que implicaban también la sustitución de TAF no proporcionaron en el estudio beneficios clínicamente significativos.

Tres amplios estudios publicados tiempo atrás concluyeron que TAF se vinculaba significativamente a un aumento de peso (véase La Noticia del Día 04/03/2021). Para arrojar un poco más de luz a este asunto, investigadores de la Cohorte Suiza del VIH analizaron si la sustitución de TAF en los tratamientos antirretrovirales conllevaba cambios metabólicos significativos tales como una reversión del aumento de peso que se ha asociado reiteradamente a su uso.

La Cohorte Suiza del VIH cuenta con la participación del 80% de las personas con el VIH que reciben tratamiento antirretroviral en el país, por lo que los resultados de los estudios realizados con dicha cohorte suelen tener una buena potencia estadística.

Un total de 6.555 personas en tratamiento con TAF entre 2016 y 2023 contaban con datos de seguimiento con respecto a metabolismo y peso. El 83% de ellos seguían tomando TAF al final del seguimiento y el 16% (1.070 personas) habían cambiado a regímenes antirretrovirales sin TAF.

Quienes cambiaron a TAF eran significativamente más jóvenes, llevaban menos tiempo en tratamiento antirretroviral y tenían una mayor probabilidad de tener supresión virológica. También tenían un índice de masa corporal (IMC) y unos niveles de colesterol total y colesterol LDL significativamente mayores. Por el contrario, tenían una menor probabilidad de estar tomando fármacos para rebajar los niveles de lípidos o de tener diabetes, historial de tabaquismo o historial de enfermedad cardiovascular.

Entre quienes cambiaron TAF, el 18% lo cambió por TDF, el 52% pasó a dolutegravir/lamivudina (Dovato®), el 10% a cabotegravir/rilpivirina inyectables (Vocabria® y Rekambys®, respectivamente) y el 18% a otras combinaciones.

Tras ajustar los resultados ante factores de confusión de tipo clínico y sociodemográfico, cambiar de un tratamiento con TAF a uno sin dicho fármaco se asoció a una pérdida de peso de 600g por año. Sin embargo, dicha pérdida de peso solo fue significativa al cambiar TAF por TDF, hecho que se asoció a una pérdida de peso anual de 1,89 Kg.

La pérdida de peso fue superior en mujeres, en personas de etnia negra y en aquellas que habían experimentado un aumento de peso superior al 10% de su peso inicial cuando habían comenzado el tratamiento con TAF.

Cambiar tratamientos basados en TAF por otras combinaciones se asoció a reducciones en los niveles séricos de colesterol total, de triglicéridos y a un descenso del cociente colesterol total / colesterol HDL.

Aunque un posible factor de confusión podría ser que muchas de las personas que cambiaron TAF por otro antirretroviral también cambiaron un inhibidor de la integrasa –también asociados a aumento de peso (véase La Noticia del Día 14/03/2024)– por un fármaco de otra familia, el impacto positivo a nivel metabólico de cambiar TAF por TDF mantuvo su significación estadística independientemente de cualquier otro factor.

Los presentes resultados podrían interpretarse como un llamamiento a cambiar TAF por TDF para mejorar el impacto metabólico del tratamiento antirretroviral. Sin embargo, es importante no olvidar la vinculación muy bien demostrada del uso de TDF con problemas óseos y renales a largo plazo –

problemas frente a los cuales TAF tiene un perfil mucho más beneficioso–. Por ello, como siempre, detrás de cualquier decisión relativa a cambios en el tratamiento antirretroviral debe existir un balance riesgo-beneficio bien ponderado.

Entre las posibles hipótesis que explicarían por qué cambiar TAF por TDF se asocia a pérdida de peso y mejora en los niveles de lípidos, un estudio finlandés publicado recientemente (véase La Noticia del Día 12/04/2024) observó que el uso de TDF se asociaría a un deterioro del microvilli de los enterocitos intestinales (implicado en la absorción de nutrientes), lo que podría explicar por qué TDF se asocia a un menor aumento de peso y una menor absorción de lípidos que TAF.

Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt).

Referencias: Damas J et al. Weight, anthropometric and metabolic changes after discontinuing antiretroviral therapy containing tenofovir alafenamide (TAF) in people with HIV. Clinical Infectious Diseases, published online 12 April 2024.

Wohl DA et al. Antiretrovirals and weight change: weighing the evidence. Clinical Infectious Diseases, published online 12 April 2024.

Hill A. Which form of tenofovir should be used worldwide: TDF or TAF? Clinical Infectious Diseases, published online 12 April 2024.

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