Un estudio, cuyos resultados fueron presentados en el II Taller Internacional sobre VIH y Mujeres, celebrado el 9 y 10 de enero en Bethesda (Maryland, EE UU), ha hallado que padecer abusos sexuales durante la infancia aumenta de forma independiente el riesgo de enfermedad cardiovascular en mujeres con VIH. Estos resultados confirman los obtenidos en las investigaciones realizadas en la población general.
Un buen número de mujeres con VIH en EE UU han sufrido abusos sexuales en su infancia. Tales abusos se han relacionado con factores que podrían dificultar el cuidado de la infección por VIH, como por ejemplo, el uso de drogas y las dificultades para seguir de manera correcta la pauta antirretroviral.
Investigaciones previas parecen indicar que una historia de abuso o negligencia infantil aumenta de forma importante la incidencia de afecciones cardiovasculares en mujeres. Los trastornos ligados al estrés se han relacionado con niveles elevados de la frecuencia cardíaca basal y de la presión arterial diastólica, posiblemente debido a una adaptación a una situación de estrés crónico. Con el tiempo, una situación de este tipo podría llegar a afectar el sistema cardiovascular.
Asimismo, estudios efectuados en la población general han hallado que las mujeres que han sufrido abusos sexuales durante su infancia tienden a adoptar un comportamiento más alejado del rol tradicional femenino y más asociado a actitudes agresivas y dominantes.
En el ensayo, cuyos resultados ahora se presentan, un grupo de investigadores de la Universidad de Boston analizó si los roles de género podrían tener algún impacto sobre la relación entre abusos sexuales en la infancia y riesgo de cardiopatía coronaria en mujeres con VIH visitadas en la sede del Estudio Interagencias sobre VIH en Mujeres (WIHS, en sus siglas en inglés) en Chicago. Para ello, realizaron una evaluación del impacto del abuso sexual infantil sobre la tasa de riesgo de cardiopatía coronaria de las participantes en relación con los roles de género adoptados por esas mujeres.
Los investigadores analizaron el abuso sexual infantil mediante la autoevaluación de las propias participantes y calcularon el riesgo de cardiopatía coronaria mediante la escala de Framingham. Se utilizaron diferentes escalas estandarizadas para evaluar las actitudes y conductas de las participantes respecto a los roles de género tradicionales.
De las 94 participantes del estudio, 86 (91,5%) se autoidentificaron como afroamericanas. El promedio de edad de las mujeres fue de 44,8 años; un 71% no tenía trabajo y un 43% tenía educación básica. Solamente el 19% de las mujeres estaban casadas o tenían una pareja de hecho, mientras que las demás nunca se habían casado o bien estaban divorciadas o separadas. Veinticinco mujeres (27%) informaron de abuso sexual durante la infancia.
El análisis estadístico, que tuvo en cuenta factores tales como la edad, la educación y el empleo, determinó que haber sufrido abusos sexuales durante la infancia predijo de forma significativa un mayor riesgo de cardiopatía coronaria y tendió a predecir niveles más bajos de colesterol de alta densidad (HDL o colesterol “bueno”). El abuso sexual infantil también fue un factor que predijo de forma significativa la adopción de actitudes y comportamientos menos asociados al rol tradicional femenino y más vinculados con el masculino.
El estudio reveló que las mujeres que antepusieron el cuidado de los demás al suyo propio, un estereotipo de género asociado de forma tradicional a la población femenina, tuvieron estadísticamente más probabilidades de obtener niveles más elevados de colesterol HDL.
En definitiva, el análisis de los roles de género sobre el riesgo de cardiopatía coronaria halló que éstos podrían tener un impacto en mujeres que no habían padecido abusos sexuales durante su infancia, pero no predeciría tal riesgo en mujeres que sí los hubieran sufrido. “En el caso de mujeres que no habían sufrido abuso sexual durante la infancia, un actitud más dominante [una conducta estereotipadamente masculina] tendió a incrementar el riesgo de cardiopatía coronaria, y anteponer el cuidado de los demás [una conducta estereotipadamente femenina] tendió a disminuir dicho riesgo”, señalan los investigadores.
Los autores del estudio sugieren que las mujeres que han experimentado abusos sexuales en la infancia podrían adoptar un rol de género no tradicional, y estereotipadamente masculino, como un mecanismo de autoprotección frente a la victimización.
Dado que las personas con VIH tienen un mayor riesgo de padecer problemas cardiovasculares que la población general, a la vista de estos hallazgos, sería importante una aproximación multidisciplinar y holística en el ensayo y control de los factores de riesgo, que tenga en cuenta tanto aspectos físicos como psicológicos y emocionales.
Fuente: NATAP / Elaboración propia.
Referencias: Dale S, Franklin M, Kelso G, et al. Childhood sexual abuse, traditional gender roles, and coronary heart disease risk among women with HIV. 2nd International Workshop on HIV & Women. January 9-10, 2012, Bethesda, Maryland. Abstract P_14.
Batten SV, Aslan M, Maciejewski PK, Mazure CM. Childhood maltreatment as a risk factor for adult cardiovascular disease and depression. J Clin Psychiatry. 2004; 65: 249-254.
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