Las personas mayores con el VIH presentan una calidad de vida relacionada con la salud ligeramente inferior, aunque no de forma clínicamente significativa, a la que tendrían sus iguales seronegativos. Tampoco experimentan una evolución, peor de la misma en el tiempo. Sin embargo, en el caso de la depresión, sus resultados son bastante peores que los de las personas sin el VIH. Estas son las conclusiones de un estudio de Países Bajos presentado en la XX Conferencia Europea del Sida (EACS 2025), celebrada recientemente en París (Francia).
El estudio AGEhIV
El estudio de cohorte AGEhIV inscribió a los participantes entre aquellas personas de 45 años o más que asistían a clínicas de VIH entre 2010 y 2012. En total, se contó 522 personas con VIH y 532 sin VIH. Las personas con el VIH debían estar tomando tratamiento y tener un nivel de carga viral por debajo de 200 copias/mL.
Para el análisis, estas personas fueron emparejadas con personas sin VIH con perfiles demográficos similares, que también asistían a centros de salud, especialmente clínicas de salud sexual. El 77% de los participantes con el VIH y el 70% de los VIH negativos eran hombres gais, bisexuales u otros hombres que practican sexo con hombres (GBHSH). El 10% y 16%, respectivamente, eran mujeres, y el 27% frente al 19% no habían nacido en Países Bajos.
Objetivos del estudio
El objetivo principal del estudio era determinar los cambios en la calidad de vida relacionada con la salud en personas con el VIH que se hacen mayores. La calidad de vida ha sido definida como “el cuarto 95” en términos de medir la salud de las personas con VIH. La calidad de vida relacionada con la salud no se enfoca en condiciones o síntomas diagnosticables. Más bien se centra en el grado en que estos afectan la capacidad de una persona para llevar una vida cómoda y satisfactoria.
Para medir la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS), el estudio empleó el cuestionario SF-36. Este cuestionario consta de 36 preguntas que indagan sobre en qué medida los síntomas físicos y emocionales afectan la calidad de vida de una persona. Una puntuación máxima de 100 implica la mejor calidad de vida posible.
También se fijó un objetivo secundario relacionado con los síntomas de depresión. Para su evaluación se empleó el cuestionario CES-D. Consta de 20 preguntas sobre síntomas físicos y emocionales que sugieren depresión.
Los participantes completaron los cuestionarios SF-36 y CES-D al inicio del estudio y luego a los dos, cuatro y ocho años. El CES-D también lo cumplimentaron al sexto año. Para ser incluidas en el estudio las personas tuvieron que completar al menos una vez más dichas encuestas, aparte de las basales.
Al inicio del estudio, se determinaron las comorbilidades no infecciosas, como diabetes, osteoporosis, obesidad, enfermedad renal crónica y varios indicadores de salud cardiovascular, incluyendo la hipertensión arterial. Del mismo modo, se midió el recuento de CD4 de los participantes con el VIH (promedio: 570 células/mm3). Un tercio de estas personas había experimentado en algún momento una enfermedad definitoria de sida.
Se comprobó que, al comienzo del estudio, un número superior de personas con el VIH tenían comorbilidades (62% frente a 47% en el grupo sin la infección). Un 20,5% tenían dos o más comorbilidades frente al 8% en el grupo seronegativo. Se tuvo en cuenta esto a la hora de ajustar las puntuaciones del SF-36. También se tuvo en cuenta el estatus socioeconómico y determinados factores de hábitos de vida. Esto se hizo para intentar compensar posibles factores de confusión.
Resultados
Se observó que a lo largo de los ocho años, las personas con VIH presentaron unas puntuaciones de CVRS constantemente más bajas que las de sus iguales seronegativas. Estas diferencias fueron estadísticamente significativas, pero fueron leves y, según los propios investigadores, sin demasiada relevancia clínica. Afortunadamente, las puntuaciones de CVRS apenas variaron a lo largo del estudio, a pesar del envejecimiento de los participantes.
En cuanto a los síntomas de depresión, tampoco variaron a lo largo del estudio. Sin embargo, la puntuación promedio de las personas con el VIH fue significativamente mayor que la de sus iguales seronegativos. La puntuación promedio de los participantes sin VIH apenas superaba el umbral considerado indicativo de depresión. Por su parte, en el caso de las personas con el VIH sí que era significativamente mayor. Esto implica que la mayoría podría estar sufriendo al menos depresión leve pero prolongada.
Interpretación del resultado
La discrepancia entre los síntomas que cabría esperar que afectaran negativamente la calidad de vida y el hecho de que esta solo se vea levemente impactada en personas con VIH podría explicarse por la falta de adaptación del cuestionario SF-36 a una población cuya infección está actualmente bien controlada.
Se trata de un formulario ideado en la década de 1990. En esa época, muchas personas no tomaban tratamiento y las que lo hacían tendían a sufrir notables efectos secundarios. En este sentido, el formulario hace mucho hincapié en síntomas como el dolor, porque muchas personas sufrían neuropatía.
Los autores también destacan que no se trata de una herramienta diseñada para la evaluación clínica, sino para investigación Por este motivo, sus puntuaciones pueden tener una relevancia clínica limitada. En ese sentido, consideran que el cribado específico de condiciones de salud mental concretas, como la depresión, puede ser más importante para abordar el malestar psicológico.
Otra interpretación podría ser que, mientras el CES-D informa sobre síntomas, el SF-36 informa sobre el funcionamiento, lo que implicaría que las personas con el VIH han desarrollado una gran resiliencia a pesar de experimentar una carga constantemente mayor de emociones negativas.
Nota positiva
Como nota positiva, destacan que la encuesta no parece indicar que la calidad de vida de las personas con VIH disminuya más rápido que la de las personas sin el virus, al menos en la población del estudio.
Fuente: Aidsmap/Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Moody KG et al. Health-related quality of life in ageing people with HIV is not different to that of well-matched controls without HIV: an 8-year longitudinal analysis from the AGEhIV cohort study on ageing and comorbidities. 20th European AIDS Conference, Paris, abstract O1.7, 2025.
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