La terapia grupal dirigida aumenta en más del doble las posibilidades de dejar de fumar a largo plazo en las personas con el VIH. Esta es la principal conclusión de un estudio realizado por un equipo de investigadores estadounidenses cuyos resultados fueron publicados en la revista Journal of Adquirired Immun Deficiency Syndromes.
Se trata del primer estudio que revela la efectividad a largo plazo de una intervención para dejar de fumar dirigida a personas con el VIH. Es bien sabido que estas personas presentan tasas de consumo de tabaco mucho más elevadas que sus pares en la población general (véase La Noticia del Día 28-02-20 ). De hecho, las enfermedades relacionadas con el tabaquismo son ahora una de las principales causas de muerte en las personas con el VIH. Por este motivo, ayudar a dejar de fumar a esta población constituye una prioridad, aunque existen dudas acerca de la eficacia a largo plazo de las intervenciones para conseguir el cese del hábito tabáquico.
La intervención grupal es una modalidad de intervención para la deshabituación tabáquica que pretende orientar y reforzar la atención recibida en la consulta y, además, favorecer la interacción entre las personas que comparten un mismo problema de salud o factor de riesgo para adquirir nuevos conocimientos.
Un grupo de investigadores en el Bronx y Washington DC (EE UU) diseñaron un primer estudio que consistió en una intervención para determinar si la terapia grupal intensiva a corto plazo (seis semanas) era efectiva para ayudar a los fumadores adultos con el VIH a dejar de fumar (estudio Positively Smoke Free). Los participantes incluidos en el estudio fueron asignados aleatoriamente a un grupo de terapia grupal o a un grupo de control, recibiendo ambos grupos parches de sustitución con nicotina. Las sesiones grupales fueron dirigidas por un trabajador social y un exfumador con el VIH. El reclutamiento de los participantes tuvo lugar entre 2014 y 2017.
Publicado por separado, el estudio evidenció que la terapia grupal aumentó las tasas de abandono del consumo de tabaco confirmadas bioquímicamente a los tres meses (13% frente a 6,6%), pero no se observó una diferencia significativa en la abstinencia a los seis meses.
Los resultados de esta intervención contrastan con dos informes recientes que muestran tasas muy bajas de abandono del tabaquismo entre las personas con el VIH que recibieron un breve consejo asistido por sus médicos.
El equipo de investigadores realizó un segundo estudio de seguimiento para determinar si la intervención a corto plazo para dejar de fumar tuvo beneficios duraderos. Para ello, diseñaron un estudio que incluyó a participantes solamente de los sitios de estudio originales del Bronx. Dejar de fumar se evaluó bioquímicamente mediante el análisis de monóxido de carbono exhalado y también a través de un informe autocumplimentado por parte de los participantes. Los investigadores observaron los factores de referencia asociados a la abstinencia de fumar confirmada durante siete días en el seguimiento tardío, que incluyeron: género femenino, no fumar diariamente, consumir cannabis, no consumir de cocaína, una menor dependencia de la nicotina y una carga viral del VIH indetectable.
La muestra original del estudio del Bronx incluyó a 342 personas. Once de ellas habían muerto desde la finalización de la intervención inicial. Los investigadores intentaron contactar con las 331 personas restantes, lo que tuvo éxito en 194 casos. El estudio empleó una metodología rigurosa en que las personas que no fueron contactadas con éxito se consideraron fumadoras.
El seguimiento tardío se completó una media de 38 meses después de la inscripción inicial. La proporción de personas que usaron terapia de sustitución con nicotina fue similar tanto para el grupo de intervención como para el de control.
El estudio de seguimiento tardío de la terapia de grupo para dejar de fumar en personas con el VIH reveló los beneficios duraderos de la intervención inicial . La tasa de abstinencia de consumo de tabaco confirmada bioquímicamente durante siete días fue dos veces mayor entre las personas que habían participado en la terapia grupal en comparación con los controles (13% frente a 7%; cociente de probabilidades [CP]: 2,06; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 0,96-4,41). Las tasas de abstinencia en 12 meses fueron del 10% y el 4%, respectivamente, para el grupo de terapia grupal y el de control (CP= 2,61; IC95%, 1.05-6.47; p= 0,03). Una cuarta parte de las personas del grupo de intervención en comparación con el 16% de los controles tenían una abstinencia confirmada de siete días en cualquier momento durante el estudio de seguimiento (CP= 1,76; IC 95%: 1,03-3,01; p= 0,04).
Los informes sobre resultados de deshabituación tabáquica a largo plazo de esta duración son raros en la literatura médica, según los autores.
El objetivo principal final del estudio inicial fue la abstinencia bioquímicamente confirmada siete días después de los seis meses de seguimiento. El estudio de seguimiento tardío de las personas que alcanzaron este resultado evidenció que las tasas confirmadas de abstinencia de siete días fueron comparables para los grupos de intervención (39%) y control (45%). Sin embargo, el análisis de aquellos que no habían renunciado en el punto inicial de seguimiento de seis meses reveló que los participantes de la terapia grupal tenían más probabilidades de ser confirmados como abstinentes en el seguimiento tardío en comparación con los controles (9% frente a 1%; CP= 6,75; IC95%: 1,48-30,7; p= 0,005).
Los investigadores también encontraron que la terapia grupal dotaba a los participantes de niveles más altos de autoeficacia para dejar de fumar en comparación con el grupo control (p= 0,002).
En este primer estudio sobre el seguimiento prolongado de personas con el VIH fumadoras que se sometieron a tratamiento de deshabituación tabáquica, se evidenció que los participantes asignados a terapia grupal disfrutaron de tasas de abstinencia más altas aproximadamente tres años después de la intervención conductual.
Los autores concluyen señalando que estos hallazgos contradicen la opinión de que los tratamientos para el tabaquismo en las personas con el VIH fumadoras producen beneficios para dejar de fumar a corto plazo, pero no a largo plazo, y que el papel de estos tratamientos con sus beneficios duraderos debe ser examinado en futuros estudios sobre tabaquismo en estas personas.
Teniendo en cuenta los resultados de este estudio todo apunta a que la estrategia más apropiada para dejar de fumar debería ser una combinación de intervenciones de mostrada eficacia que puedan adaptarse a las necesidades y objetivos de cada paciente , por ejemplo la terapia grupal, el apoyo psicológico y/o el uso de fármacos, especialmente teniendo en cuenta que el sistema sanitario público español ha comenzado a financiar el uso de dos fármacos que se han mostrado eficaces en la deshabituación tabáquica: bupropión (Especialidad Farmacéutica Genérica [EFG] y vareniclina [Champix®]).
Fuente: Aidsmap / Elaboración propia ( gTt-VIH ).
Referencia : Shuter J et al. Long-term follow-up of smokers living with HIV after an intensive behavioral tobacco treatment intervention. Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes, online ahead of print, 14 February 2020. doi: 10.1097/QAI.000000000002330
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