Vivir un mayor tiempo con depresión aumenta el riesgo de muerte en las mujeres con el VIH

Por ello, se recomienda que el control rutinario del VIH en estas pacientes se realice de manera más frecuente, así como incluir el cribado y la atención de la depresión en la valoración inicial y el seguimiento de las mujeres con el VIH

Marta Villar
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Pasar un mayor tiempo de vida con depresión se asocia a un aumento del riesgo de muerte en las mujeres con el VIH. Ésta es la principal conclusión de un estudio estadounidense publicado recientemente en la edición online de la revista Clinical Infectious Diseases.

Es conocido que la incidencia de depresión y ansiedad es más elevada en personas con el VIH, hecho que a menudo se relaciona con el impacto psicológico de convivir con una enfermedad de evolución crónica todavía estigmatizada en el ámbito social (véase La Noticia del Día 20/01/2012). Se estima que entre el 20 y el 40% de las personas con el VIH padece este trastorno del estado de ánimo siendo la incidencia más elevada entre las mujeres (entre un 30 y 60%).

Diferentes estudios han observado que la depresión se asocia con un mayor riesgo de mortalidad entre las personas con el VIH. La depresión podría aumentar el riesgo de muerte de varias maneras: reduciendo el cumplimiento de las visitas médicas, disminuyendo el autocuidado, por falta de adherencia al tratamiento antirretroviral u otras medicaciones, por el abuso de sustancias o el suicidio. Además, la depresión también puede tener un efecto directo sobre el sistema inmunitario.

Las investigaciones previas entorno a la relación entre depresión y mortalidad en personas con el VIH han tendido a enfocarse en la depresión como una medida binaria (tener depresión o no tenerla). En realidad, en muchas personas la depresión es crónica y episódica y, por lo tanto, es probable que tenga un efecto acumulativo sobre la mortalidad a lo largo del tiempo.

Con el fin de arrojar algo más de luz sobre el impacto de la depresión acumulativa, los investigadores del Estudio Interagencias sobre VIH en Mujeres (WIHS) diseñaron un estudio para determinar el efecto de la carga acumulativa de depresión sobre la mortalidad por cualquier causa entre las mujeres inscritas en la cohorte.

En total participaron 818 mujeres que iniciaron el tratamiento antirretroviral a partir de 1998, cuando se inscribieron en la cohorte. Al inicio del estudio la mediana de edad de las participantes era de 38 años, dos tercios del total eran de etnia negra, el recuento mediano de linfocitos T CD4 fue de 438 células/mm3 y la mediana de la carga viral, de 3.160 copias/mL.

La sintomatología depresiva fue evaluada al inicio del estudio y, posteriormente, cada 6 meses en las visitas de seguimiento hasta un total de 5 años. Para ello se utilizó la escala de depresión CESD-R.

Las mujeres estuvieron en seguimiento una mediana de 4,8 años lo que sumó un total de 3.292 persona-años. Durante este periodo hubo un total de 94 muertes por cualquier causa lo que representó una tasa de mortalidad de 2,9 muertes por cada 100 persona-años. Del total de la población de estudio, el 53% tuvo depresión en algún momento del periodo de seguimiento.

En el momento del último seguimiento, la mediana del número acumulativo de días con depresión fue de 366 días para el total de la muestra. Las mujeres que murieron habían pasado un mayor número de días con depresión que aquellas que continuaron en seguimiento hasta el final del estudio (435 días y 355 días, respectivamente). 

Los autores del estudio calcularon que por cada 365 días adicionales que las mujeres vivían con depresión el riesgo de mortalidad por cualquier causa aumentaba un 72% (cociente de riesgos instantáneos [HR]: 1,72; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,32-2,20; p<0,001). Tan solo acumular 91 días de vivir con depresión ya aumentaba el riesgo de mortalidad de forma significativa ([HR]:1,14; [IC95%]:1,08-1,22; p < 0,001). El impacto de la duración acumulada de la depresión sobre el riesgo de mortalidad fue independiente de la gravedad del episodio más reciente de depresión.

Los investigadores señalan que estos hallazgos podrían no ser generalizables a los hombres con el VIH ya que, en general, las mujeres reportan un mayor número de síntomas depresivos que los hombres.

A pesar de que los datos del estudio se recopilaron durante el periodo en el que el tratamiento antirretroviral se recomendaba cuando el recuento de linfocitos T CD4 alcanzaba el umbral de las 350 células/mm3 y, por tanto, el grupo de mujeres permaneció la mayor parte del tiempo de seguimiento sin tratamiento, el grupo de expertos afirma que estos resultados siguen siendo relevantes actualmente en que el tratamiento se recomienda a todas las personas infectadas, con independencia del nivel de linfocitos T CD4.

En la actualidad, las guías de tratamiento recomiendan realizar visitas de seguimiento cada seis meses a los pacientes que tienen cargas virales indetectables. Sin embargo, dado que tiempos acumulados inferiores a 6 meses viviendo con depresión ya se asociaron al aumento del riesgo de mortalidad, los mismos investigadores señalan la importancia de hacer seguimientos de manera más frecuente a aquellas pacientes con depresión e implantar programas de cribado y atención de este trastorno.

Fuente: Aidsmap/ Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Mills JC et al. Cumulative burden of depression and all-cause mortality in women living with HIV. Clin Infect Dis, online edition, 2018.

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