Las personas en tratamiento antirretroviral con carga viral indetectable no experimentarían cambios de función cognitiva o volumen cerebral tras dos años de terapia, según los resultados de un estudio publicado en JAMA Neurology. Sin embargo, en este trabajo sí se observó que, respecto a un grupo control sin el VIH, las personas seropositivas presentaban una peor función cognitiva. Esto podría estar indicando que el principal daño neurocognitivo a corto plazo se produciría antes del inicio del tratamiento, posiblemente por causa de la infección por el VIH no controlada.
Aunque cerca del 40% de personas con el VIH presentan una leve pérdida de la función cognitiva, no está claro si las personas en tratamiento antirretroviral efectivo seguirán experimentando un descenso de la función cognitiva a largo plazo no explicable por el envejecimiento.
Con el objeto de responder a esta duda, investigadores norteamericanos diseñaron un estudio para seguir la evolución de la función cognitiva y de la estructura cerebral de personas con el VIH durante dos años de tratamiento. Sus resultados fueron comparados con un grupo control sin el VIH con características demográficas similares.
Un total de 48 personas (23 de ellas mujeres) con el VIH participaron en el estudio. La media de edad era de 47 años y, en promedio, estas personas habían cursado estudios durante una mediana de 13,3 años. El 69% de los participantes eran de etnia negra. Los criterios de exclusión seleccionados fueron tener historial de infecciones oportunistas con afectación cerebral, haber sufrido lesiones cerebrales por traumatismo, tener patologías psiquiátricas o historial de adicción a drogas.
El grupo control estuvo formado por 16 mujeres y 15 hombres. El promedio de edad era de 51 años y la media de años en el sistema educativo era de 14,5 años. El 52% eran de etnia negra.
Todas las personas con VIH se encontraban en tratamiento antirretroviral y tenían carga viral indetectable. Llevaban infectados una mediana de 13,5 años, tenían una mediana del recuento de CD4 de 630 células/mm3 y una mediana del recuento nadir de 190 células/mm3.
La función cognitiva fue evaluada por medio de 8 tests validados para la evaluación de desórdenes neurocognitivos asociados al VIH.
Los cambios en la estructura cerebral fueron evaluados por medio de pruebas de imagen por resonancia magnética (IRM). Dichas pruebas miden cambios en el volumen cerebral y en sus distintos componentes (materia gris, líquido cefalorraquídeo, cambios en el grosor del córtex cerebral, etc.).
Todos los participantes realizaron la batería de pruebas (los 8 tests y la prueba de IRM) dos veces, con un intervalo de separación promedio de 2,1 años.
Tras ajustar los resultados en función de edad, sexo y nivel de estudios, las personas con el VIH presentaron resultados significativamente inferiores en 6 de los 8 tests neurocognitivos en la primera de las dos mediciones realizadas. En estas diferencias no se detectó la influencia de factores tales como los niveles de CD4, el recuento de CD4 nadir o los años viviendo con el VIH.
Tras los dos años de seguimiento, los participantes con el VIH no mostraron un descenso en sus resultados en los tests neurocognitivos.
Como en el caso anterior, las personas con VIH presentaron un menor volumen de diversas regiones cerebrales al compararse con aquellas no infectadas, pero en los dos años de seguimiento la diferencia no fue a más.
Los autores del estudio apuntaron que el hecho de no observar cambios durante el seguimiento -ni el impacto de factores tales como los recuentos de CD4 nadir o el tiempo tras el diagnóstico- podría deberse a que estos cambios se producen durante la fase inicial de la infección, cuando el virus se reproduce sin control. Aunque se trata, de momento, de una mera hipótesis, es cierto que iría en la línea de la tendencia actual de recomendar el inicio del tratamiento antirretroviral tan pronto como sea posible.
En el estudio no se observó que la exposición a fármacos con mayor penetración en el sistema nervioso central condicionara los resultados neurocognitivos o la estructura cerebral, aunque el pequeño tamaño de la muestra dificultaría hallar relaciones significativas.
Los investigadores apuntaron que las diferencias halladas también podrían verse condicionadas por enfermedades cardiovasculares, que son más frecuentes entre personas con VIH que entre aquellas no infectadas. Este aspecto constituye una limitación del estudio –porque no se tuvo en cuenta este factor- pero, en todo caso, no descartaría la hipótesis del todo, ya que es de suponer que la primoinfección genera una potente respuesta proinflamatoria que podría favorecer el desarrollo de problemas cardiovasculares.
En la misma línea del posible origen cardiovascular, un estudio reciente halló que la insuficiencia renal –una consecuencia frecuente de un conocido factor de riesgo cardiovascular como es la hipertensión arterial– se relacionaría significativamente con el desarrollo del deterioro neurocognitivo (véase La Noticia del Día 19/06/2017).
Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt).
Referencia: Sanford R et al. Association of brain structure changes and cognitive function with combination antiretroviral therapy in HIV-positive individuals. JAMA Neurology, published in advance online, 13 November 2017.
Suscríbete a los boletines
Utiliza este formulario para suscribirte en los diferentes boletines. Si tienes cualquier problema ponte en contacto con nosotros.
Al continuar, confirmas que has leído el aviso legal y aceptas la política de privacidad.