El uso regular y a largo plazo de los inhibidores de la bomba de protones (IBP), como omeprazol, podría aumentar la activación e inflamación inmunitarias en las personas con el VIH. Esta es la conclusión a la que ha llegado un estudio cuyos resultados fueron publicados este año en la revista Clinical Infectious Diseases.
Los IBP se encuentran entre los fármacos más prescritos y utilizados por la población en países como España. Se estima que una de cada 10 personas toma un IBP diariamente, cifra que se encuentra por encima de la de otros países europeos. En general, se considera que los IBP son fármacos seguros, aunque no están exentos de riesgos, sobre todo cuando se utilizan a largo plazo. Este tipo de fármacos se utilizan principalmente en enfermedades relacionadas con la secreción ácida gástrica. Además, se utilizan para la prevención de gastropatías secundarias a fármacos y para otras patologías más específicas que requieren un tratamiento a corto plazo.
En el contexto de la infección por el VIH, el uso de los IBP también está extendido para las mismas indicaciones que en la población general. Sin embargo, dadas las potenciales interacciones entre los IBP y determinados medicamentos antirretrovirales, algunos IBP podrían estar contraindicados o administrados siguiendo unas determinadas pautas.
Por otro lado, la inflamación y activación inmunitarias a largo plazo son marcadores cuya monitorización resulta crucial en pacientes con el VIH dado que ambas se han asociado con un aumento del riesgo de las comorbilidades asociadas a la edad, del cáncer y de la mortalidad.
Con el fin de arrojar algo más de luz a los factores que influyen en la inflamación y activación inmunitarias, un equipo de investigadores diseñó un estudio en el que participaron un total de 97 participantes de los cuales 37 tenían el VIH y tomaban IBP de forma continuada; 40 tenían el VIH y no tomaban IBP: y los 20 restantes no tenían el VIH ni tomaban IBP. Todas las personas con el VIH tenían la carga viral indetectable.
A través de analíticas de sangre, los investigadores estudiaron la presencia de proteínas indicativas de inflamación y traslocación bacteriana (es decir, el paso al torrente sanguíneo de las bacterias intestinales a través de la mucosa gastrointestinal), lo que podría incrementar la inflamación y la activación inmuniarias. También compararon los cambios en los recuentos de CD4 a lo largo del tiempo.
Los resultados muestran que las personas con el VIH que estaban tomando a largo plazo IBP tuvieron de forma significativa niveles más elevados de marcadores de activación inmunitaria que los pacientes con el VIH que no tomaban fármacos reductores del ácido. Las personas con el VIH que tomaban IBP tuvieron un promedio de sCD14 (un marcador de inflamación) de 2,15 mcg/mL en comparación con un 1,5 mcg/mL registrado en los pacientes con el VIH que no tomaban IBP (p < 0,01).
Otro de los biomarcadores de infección estudiado fue la proteína fijadora de lipopolisacáridos (LBP, por sus siglas en inglés), una proteína que se utiliza para medir la traslocación bacteriana. Las personas con niveles más altos de LBP tienen más productos bacterianos que se filtran de sus intestinos a su torrente sanguíneo que las personas con niveles más bajos de LBP. El estudio reveló que las personas con el VIH que tomaban a largo plazo IBP obtuvieron niveles significativamente más elevados que las personas que no tomaban dicha medicación (21,78 mcg/ml y 18,28 mcg/mL, respectivamente; p=0,02).
Según los investigadores, la traslocación bacteriana es un proceso normal de nuestro organismo. Sin embargo, los inhibidores de la bomba de protones, debido a su acción reductora del ácido del estómago, produce mayores niveles de traslocación bacteriana en el intestino y, por tanto, incrementan la inflamación y activación inmunitarias.
Sin embargo, las personas en tratamiento con IBP obtuvieron puntuaciones inferiores en el biomarcador llamado I-FABP (proteína de unión a los ácidos grasos intestinal 1, en sus siglas en inglés), indicativo de daño intestinal, que aquellas que no recibían el tratamiento (608,5 pg/mL frente 2281,7 pg/mL, p=0,05).
Además, durante el año anterior al estudio, el grupo de personas que tomaban IBP tuvo, en promedio, una disminución de CD4 de 18 células/mm3 mientras que aquellos que no tomaban dicho tratamiento aumentaron el recuento de células CD4 en 54 células/mm3 (p=0,03).
Los resultados del presente estudio ponen de manifiesto la asociación entre el uso a largo plazo de los inhibidores de la bomba de protones en las personas con el VIH con el aumento de la traslocación bacteriana, la activación inmunitaria y la reducción de la reconstitución inmunitaria. Según los investigadores del estudio, no hay suficiente evidencia científica para desaconsejar el uso de IBP en pacientes con el VIH, pero sí señalan la necesidad de reevaluación del uso de estos medicamentos y su uso prudente.
Fuente: Betablog/ Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Serpa, J.A. and colleagues. Long-term Use of Proton Pump Inhibitors Is Associated With Increased Microbial Product Translocation, Innate Immune Activation, and Reduced Immunologic Recovery in Patients With Chronic Human Immunodeficiency Virus-1 Infection. Clinical Infectious Diseases, July 2017.
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