Después de una década de reivindicaciones por parte de las organizaciones comunitarias que trabajan en el campo del VIH/sida, la reparación facial de la lipoatrofia asociada al VIH está ya disponible en España a través del Sistema Nacional de Salud (SNS). Gracias a la voluntad política de las autoridades sanitarias para atender esta demanda y al trabajo de médicos, cirujanos y especialistas en VIH adscritos a la Administración, lo que empezó como una serie de experiencias aisladas promovidas por distintas Comunidades Autónomas, se ha convertido, en 2010, en un sistema estatal organizado de manera que garantiza el acceso a todas las personas que necesiten este tipo de intervención, independientemente del lugar de residencia y con carácter gratuito.
La lipoatrofia es uno de los síntomas del síndrome de la lipodistrofia: consiste en la pérdida de grasa subcutánea corporal. Es más común y visible en piernas, brazos, nalgas y, especialmente, en la cara. Puede ser casi imperceptible, leve o grave. La lipoatrofia en la cara es uno de los efectos que, hoy en día, sigue causando más estigma y discriminación, puesto que la esqueletización del rostro se percibe como un síntoma de enfermedad.
Su desarrollo se ha asociado con el empleo de antirretrovirales de la clase de los análogos de nucleósido, en concreto, con los análogos de la timidina d4T (estavudina, Zerit®) y zidovudina (AZT, Retrovir®, y coformulado en Combivir® y Trizivir®).
En la actualidad, las recomendaciones oficiales de tratamiento y manejo de las alteraciones metabólicas que elaboran los expertos, españoles e internacionales, aconsejan evitar dichos fármacos, siempre que sea posible.
La definición de lipodistrofia incluye, además, el fenómeno contrario, es decir, la acumulación excesiva de grasa en ciertas partes del cuerpo. Se llama lipohipertrofia y suele verse con más frecuencia en el interior del abdomen (grasa visceral), en los pechos -tanto de hombres como de mujeres- y en el cuello y la parte alta de la espalda (zona dorsocervical). Por último, este síndrome también incluye alteraciones metabólicas, con lo que es habitual que la redistribución anómala de grasas en el cuerpo vaya acompañada de elevaciones de lípidos en sangre y, a veces, de resistencia a la insulina.
País Vasco, Comunidad Valenciana, Cataluña y Andalucía fueron comunidades pioneras en el acceso a la reparación facial. Asimismo, tomaron también la iniciativa, con diferentes resultados, centros de Baleares, Castilla y León, Extremadura, Comunidad de Madrid y Navarra.
En agosto de 2008, desde México y en el transcurso de la XVII Conferencia Internacional del Sida, el entonces ministro de Sanidad, Bernat Soria, anunció la decisión del Gobierno de garantizar el acceso a todas las personas que lo necesitaran en España.
En septiembre del mismo año, en el Pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, se planteó su inclusión como prestación en la Cartera de Servicios del SNS, proponiéndose la realización de un uso tutelado; pues, según se dijo, la evidencia científica disponible hasta entonces no era concluyente en cuanto a la seguridad y eficacia de dichos tratamientos quirúrgicos, sobre todo a medio y largo plazo.
El uso tutelado es un procedimiento previo de evaluación que contempla la Ley 16/2003. Se trata de una utilización autorizada y financiada, que en este caso tendrá una duración de tres años. Tras este período de tiempo, si la experiencia ha sido favorable, la prestación podrá finalmente incorporarse a la Cartera de Servicios.
Este uso tutelado da la posibilidad a los equipos de cirujanos de emplear hasta tres estrategias distintas, atendiendo a las necesidades de cada paciente, aunque en algunos centros optan sólo por una de ellas. Los materiales de elección que se contemplan en el uso tutelado son la grasa propia y los rellenos sintéticos no reabsorbibles. Los rellenos sintéticos reabsorbibles sólo se emplearán en casos muy determinados en los que no se puedan utilizar dichos materiales preferentes.
El gel de poliacrilamida (Aquamid® Reconstruction) es un material no reabsorbible (permanente) y resulta útil para la lipoatrofia grave. Pese a que pueden aparecer reacciones granulomatosas en la zona de inyección, estudios realizados en personas con VIH han mostrado ausencia de complicaciones al cabo de dos años.
Otra técnica de reparación facial consiste en utilizar la grasa del propio paciente como material de relleno; se conoce con el nombre de grasa autóloga. Esto es posible en los casos en que se dispone de una cantidad suficiente de grasa en otras zonas del cuerpo, sobre todo en aquellas localizaciones (abdomen, jiba de búfalo, pechos) donde existe una acumulación.
Entre las ventajas de esta técnica reparadora hay que destacar que el tejido adiposo es un material natural y, por consiguiente, biocompatible, versátil, estable, duradero y de apariencia natural. Esta intervención, cuyo coste no es excesivamente elevado, requiere una cierta inversión inicial en instrumental y, como en los otros casos, en formación.
Según muchos expertos los materiales lentamente reabsorbibles (o semipermanentes) son también adecuados, ya que si aparecen efectos secundarios, éstos son transitorios, y los resultados no son definitivos, lo que significa que se pueden corregir y adaptar en futuras intervenciones. El inconveniente principal es su elevado precio, que a veces iguala al de los tratamientos permanentes, pero con el coste añadido de tener que repetirlo cada cierto tiempo.
Entre los rellenos semipermanentes destaca la hidroxilapatita cálcica (Radiesse®), una sustancia biocompatible y útil para la lipoatrofia moderada. Su utilización en personas con VIH es más reciente, pero va en aumento. Se reabsorbe con mucha lentitud.
Cabe mencionar también el New-Fill o ácido poliláctico, que en España recibe el nombre de Sculptra®. Se trata de un material reabsorbible, útil para la lipoatrofia moderada y usado ampliamente en otros países como Francia ó EE UU. En algunos casos, se han desarrollado nódulos no visibles, pero palpables, en la zona de inyección. Como inconveniente, presenta la necesidad de realizar múltiples sesiones espaciadas en el tiempo.
Los efectos secundarios de los materiales sintéticos, en general, pueden ser inmediatos -normalmente, asociados a la técnica del implante- o tardíos -relacionados con la sustancia implantada-. Entre los inmediatos se incluyen eritemas, edemas y posibles reacciones alérgicas en función de la naturaleza del producto; entre los tardíos, reacción inflamatoria, reacción granulomatosa o fibrosis, reacciones ante la presencia de cuerpo extraño y migración del producto hacia otras zonas.
En general, los expertos consideran que, a día de hoy, todavía no se ha encontrado ese material, sintético o natural, que garantice una ausencia de complicaciones con unos resultados estéticos duraderos, pero no permanentes. Seguramente, dentro de tres años, los resultados de este uso tutelado arrojarán más luz sobre estos interrogantes.
Se puede consultar la lista de centros, así como el tipo de sustancias disponibles en cada uno, a través de este enlace: http://gtt-vih.org/aprende/publicaciones/acceso_reparacion_facial_spain.
Según el Real Decreto 207/2010, de 26 de febrero, que regula dicho uso tutelado: “Todos los pacientes que cumplan los criterios de selección establecidos en el correspondiente protocolo tendrán derecho a acceder a las técnicas, tecnologías y procedimientos en uso tutelado en igualdad de condiciones que los pacientes residentes en las Comunidades Autónomas en las que radican los centros autorizados”. Para ello, está previsto un sistema de derivación. Las Comunidades Autónomas que no cuenten con centros tendrán que costear el desplazamiento del paciente al hospital al que se le derive.
Fuente: Secretaria del Plan Nacional sobre el Sida (SPNS) del Ministerio de Sanidad y Política Social / Boletín Oficial del Estado / Elaboración propia.
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