INHSU 2025: A nivel mundial se observa una elevada carga de VIH, hepatitis y tuberculosis en prisiones

Si no se abordan las disparidades de salud en los entornos carcelarios, los esfuerzos globales para eliminar el VIH, la hepatitis viral y la tuberculosis seguirán siendo insuficientes

Miguel Vázquez
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Un estudio australiano presentado en la conferencia INHSU 2025 analizó, a escala global, la prevalencia del uso de drogas inyectables y de cuatro enfermedades infecciosas prioritarias (VIH, VHC, VHB y tuberculosis) en personas privadas de libertad entre 2000 y 2024. A pesar de las diferencias entre regiones, los datos muestran una elevada carga de mortalidad en los entornos carcelarios. Este hallazgo refuerza la necesidad de implementar intervenciones urgentes en vigilancia, prevención y tratamiento para reducir la transmisión y abordar las desigualdades en salud asociadas a la privación de libertad.

Revisión de datos globales

Se estima que más de 11,3 millones de personas de entre 15 y 64 años están encarceladas a escala mundial, lo que equivale a 221 por cada 100.000 habitantes. La tasa es de 29 por cada 100.000 en mujeres y de 399 por cada 100.000 en hombres. También se identificaron importantes diferencias geográficas, siendo Norteamérica la región con la tasa más elevada.

El equipo investigador revisó 71.981 documentos y, finalmente, incluyó 2.740 en el estudio. Según las estimaciones, el 11,1% de las personas encarceladas ha usado drogas inyectables alguna vez, una prevalencia 52,9 veces superior a la de la población general. Las diferencias regionales fueron amplias: desde el 2,1% en África Subsahariana hasta el 50,7% en Australasia.

Prevalencia de enfermedades infecciosas

El estudio también calculó la prevalencia de varias infecciones en los entornos carcelarios y la comparó con la de la población general. En todos los casos, se observaron diferencias muy significativas.

Se estima que el 3,2% de las personas en prisión vive con el VIH, una prevalencia 12,2 veces superior a la de la población general. En el caso de la hepatitis C, un 11% presenta infección activa, una tasa 16,4 veces mayor.

Respecto a la hepatitis B, el 4,5% de las personas encarceladas tiene infección activa, un valor más del doble que en la población general. Una diferencia similar se observó en la tuberculosis activa: el 2,0% de las personas en prisión presenta esta infección, una prevalencia 48,1 veces superior a la de la población general.

Relevancia de la investigación

Este estudio constituye la primera revisión global y actualizada sobre el uso de drogas inyectables y la prevalencia de enfermedades infecciosas en entornos carcelarios. El objetivo es cubrir la falta de evidencia sólida que dificulta el diseño de políticas públicas y el seguimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

Las personas privadas de libertad representan un grupo clave que a menudo queda fuera de los esfuerzos globales de eliminación de enfermedades infecciosas. Si no se implementan medidas urgentes, la elevada carga de enfermedad en esta población seguirá afectando al progreso en salud pública.

Abordar esta situación exige una respuesta decidida para garantizar el acceso a intervenciones de cribado, prevención y tratamiento dentro de las prisiones, así como asegurar la continuidad asistencial tanto en el ingreso como en el momento de la excarcelación.

Propuestas de acción

En sus conclusiones, los autores del estudio instan a los gobiernos y a las organizaciones internacionales a priorizar varias medidas:

  1. Realizar intervenciones de cribado, prevención y tratamiento del VIH, hepatitis C, hepatitis B y tuberculosis en los entornos carcelarios.
  2. Implantar servicios de reducción de daños y programas para tratar la dependencia de drogas.
  3. Garantizar la continuidad del tratamiento tras la excarcelación mediante programas de vinculación con la atención sanitaria.
  4. Promover reformas del sistema penal para reducir el encarcelamiento innecesario, especialmente en personas usuarias de drogas.
  5. Integrar la atención sanitaria de las prisiones en los sistemas nacionales de salud, para asegurar una atención médica equitativa.

Según los autores, estas medidas no solo mejorarían la salud de las personas en prisión, sino que también aportarían beneficios a la comunidad, reforzando los esfuerzos nacionales y globales para poner fin al VIH, la hepatitis viral y la tuberculosis como amenazas para la salud pública.

Fuente: INHSU/Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Degenhardt L, Hickman N, Altice FL, et al. The global epidemiology of injecting drug use, HIV, viral hepatitis and tuberculosis among people who are incarcerated: a multistage systematic review. 14-17 October 2025 Century City Conference Centre Cape Town, South Africa The 13th International Conference on Health and Hepatitis in Substance Users.



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