Solo una cuarta parte de las personas coinfectadas por VIH y VHC han recibido terapia contra la hepatitis C

Según los resultados de la cohorte EuroSIDA, muchos pacientes que se encuentran en estadios avanzados de su enfermedad hepática continúan sin recibir tratamiento

Juanse Hernández
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Un análisis de la cohorte EuroSIDA, cuyos resultados fueron publicados en la edición de julio de la revista HIV Medicine, muestran que únicamente una cuarta parte de los pacientes coinfectados por VIH y el virus de la hepatitis C (VHC) han recibido terapia para tratar este virus hepático. Aunque la proporción de pacientes tratados se incrementó de forma significativa entre 1998 y 2007, los resultados muestran a partir de ese año un descenso de la tasa, motivado probablemente por la decisión de médicos y pacientes de esperar la llegada de nuevos antivirales de acción directa (DAA, en sus siglas en inglés).

El análisis también revela, de forma preocupante, un porcentaje importante de personas que presentan un daño en el hígado lo suficientemente gravefibrosis significativa (≥F2)– como para requerir tratamiento: un 22% entre los pacientes que nunca han recibido terapia contra la hepatitis C y un 36% entre aquellos que la habían tomado alguna vez.

De acuerdo con las actuales recomendaciones de tratamiento de la hepatitis C en pacientes coinfectados por VIH, se debería considerar la terapia contra el virus hepático en todos los pacientes con fibrosis significativa (≥F2) como consecuencia del incremento del riesgo de muerte. El tratamiento de la hepatitis C debería ofrecerse, de forma preferente, a pacientes con infección por VIH bien controlada, por lo que suele recomendarse cuando los recuentos de células CD4 se sitúan por encima de 350 células/mm3 y diferirse, por lo general, cuando dichos recuentos están por debajo de 200 células/m3. Con todo, los pacientes con recuentos de CD4 por debajo del umbral de las 200 células/mm3 y con carga viral indetectable podrían tener también una buena respuesta al tratamiento. A pesar de estas recomendaciones, no se conoce con exactitud qué porcentaje de pacientes coinfectados por VIH y VHC en Europa han recibido tratamiento contra este virus hepático.

Por este motivo, los investigadores de la cohorte EuroSIDA analizaron los datos recopilados entre 1998 y 2010 para evaluar si las tasas de la oferta de tratamiento habían aumentado; determinar cuáles eran los factores asociados al inicio del tratamiento; y verificar si los pacientes que cumplían los criterios para empezar de forma prioritaria la terapia según las recomendaciones oficiales la habían recibido.

La cohorte EuroSIDA comprende aproximadamente a 18.300 personas con VIH en Europa, Israel y Argentina. De entre las 4.224 con anticuerpos del VHC, se disponía de mediciones de ARN del VHC en 2.633 personas, de las cuales 2.008 (76%) dieron resultado positivo.

El estudio incluyó finalmente a 1.984 pacientes que o nunca habían recibido tratamiento contra la hepatitis C, o lo habían iniciado con posterioridad al nivel basal, lo que proporcionó un total de 18.303 persona-años de seguimiento. Durante este periodo, 501 pacientes (25%) comenzaron el tratamiento contra la hepatitis C, lo que equivale a una tasa de 2,74 por 100 persona-año de seguimiento.

La incidencia general de inicio del tratamiento se incrementó con el tiempo de solo 0,33 por 100 persona-años de seguimiento en 1998 a 5,93 por 100 persona-años en 2007.

Entre 1998 y 2007, la incidencia del uso de la terapia contra la hepatitis C aumentó de forma significativa un 26% cada año (p <0,0001).

“El empleo cada vez mayor del tratamiento contra la hepatitis C refleja probablemente la introducción de interferón pegilado, con tasas de curación de casi un 70% para el genotipo 2 y 3, y de un 35% para los genotipos 1 y 4”, sugieren los autores.

Sin embargo, tras 2007, la utilización de la terapia cayó, observándose en 2009 una tasa de 3,74 por 100 persona-años de seguimiento. “La tendencia hacia una disminución del uso del tratamiento observada tras un nivel máximo en 2007 podría explicarse por las diferentes características de los pacientes y, posiblemente, por haberse alcanzado un máximo nivel de uso entre los pacientes fáciles de tratar”, apuntan los autores de este estudio. Otra explicación alternativa que ofrecen es que médicos y pacientes “hubiesen decidido esperar la llegada de la primera generación de agentes antivirales de acción directa”.

Los pacientes del sur de Europa fueron más propensos a iniciar el tratamiento y a ser hombres gais o bisexuales. Los investigadores creen que las tasas más elevadas de personas tomando terapia en el sur de Europa podrían ser debidas a una mayor experiencia de los profesionales sanitarios. Muchas de las infecciones por VHC entre hombres que practican sexo con otros hombres fueron detectadas en la fase aguda, momento en el que, si se administra el tratamiento, la tasa de respuesta podría ser especialmente elevada.

Entre otras características asociadas con el empleo de la terapia, se incluyen tener la carga viral del VIH indetectable (p= 0,012), tener la carga viral del VHC elevada (p= 0,049) y experimentar elevaciones de los niveles de la enzima alanina aminotransferasa (ALT) [p<0,0001].

Se dispuso de información acerca del estadio de fibrosis hepática de 800 pacientes (40,3%). Los resultados muestran que las personas con fibrosis significativa (≥ F2) tuvieron un 60% más de probabilidades (p <0,0065) de recibir tratamiento que las personas con daño hepático menos grave. No obstante, solo un 36% de los pacientes que recibieron tratamiento tenían fibrosis significativa y un 22% de los que no tomaron terapia se encontraban en un estadio similar de fibrosis hepática.

En sus conclusiones, los investigadores señalan: “Nuestros hallazgos informan de un incremento de la incidencia de uso de la terapia contra la hepatitis C en la cohorte EuroSIDA, y de un seguimiento de las actuales directrices de tratamiento entre los pacientes seleccionados para recibirlo”. De cualquier modo, expresan su preocupación por el hecho de que una proporción significativa de personas con fibrosis hepática grave continúen todavía sin tratar, por lo que recomiendan seguir investigando los motivos que subyacen.

Sin ningún genero de dudas, el actual contexto político y económico está también poniendo freno a la ampliación de la oferta de tratamiento en los pacientes con hepatitis C (ya sea en pacientes coinfectados o monoinfectados), y se han identificado los recortes en salud como una de las principales barreras para que los pacientes puedan beneficiarse de la innovación terapéutica. Obstaculizar el tratamiento supone ignorar sus múltiples ventajas en términos de menos ingresos hospitalarios, menor morbimortalidad y menos trasplantes hepáticos, que no solo significan un ahorro en el gasto sanitario, sino que implican un enorme beneficio para la salud pública.

El copago de un 10% del precio de venta al público (PVP) de los medicamentos para tratar la hepatitis C supondrá también un obstáculo  para muchos pacientes. La medida adoptada recientemente por el Gobierno y publicada en el día de ayer en el Boletín Oficial del Estado (BOE) ha sido duramente criticada por las asociaciones de pacientes y ONG que consideran que cualquier barrera económica en el acceso a la sanidad comporta la exclusión de los grupos más desfavorecidos que, en el caso de la hepatitis C, supone un buen porcentaje de las personas afectadas, y entre ellas las coinfectadas por VIH.

Fuente:
Infohep / Elaboración propia.
Referencia: Grint D, Peters L, Schwarze-Zander C, et al. Temporal changes and regional differences in treatment uptake of hepatitis C therap
y in EuroSIDA. HIV Medicine, doi: 10.1111/hiv.12068, 2013.

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