Según un nuevo análisis publicado en la revista AIDS, tener antecedentes de verrugas anales aumenta el riesgo de desarrollar lesiones precancerosas y cáncer anal, especialmente en personas con el VIH. Actualmente, existen muy pocas directrices que permitan orientar a los médicos sobre la frecuencia y duración del seguimiento clínico de personas que desarrollan verrugas anales. Las personas con el VIH tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer anal y los resultados de este nuevo análisis indican que tener antecedentes de verrugas anales podría justificar un seguimiento adicional para detectar la presencia de lesiones precancerosas y cancerosas.
El virus del papiloma humano (VPH) es un grupo de más de 200 virus que pueden provocan verrugas que en un 40% de los casos se desarrollan tras adquirir el virus en las relaciones sexuales anales, vaginales u orales sin protección. Casi todas las personas que no se han vacunado adquieren el VPH en los primeros años de su actividad sexual. Sin embargo, la mayoría de las personas nunca desarrollarán verrugas genitales.
El VPH también causa más del 90% de todos los casos de cáncer anal, pero existen pocos datos que relacionen específicamente las verrugas anales con el cáncer anal. Habitualmente se dice que las verrugas genitales generalmente se asocian con los subtipos del VPH de menor riesgo que, generalmente, no causan cáncer, mientras que 14 cepas del VPH de alto riesgo causan cáncer, pero generalmente no provocan verrugas. El VPH también es responsable de la mayoría de los casos de cáncer de cuello uterino.
El tipo de lesiones analizadas en este estudio, llamadas lesiones intraepiteliales, se forman dentro de las capas de células escamosas anales. Las células escamosas son células planas que se encuentran en la superficie de la piel, algunos revestimientos de órganos, el revestimiento del tracto respiratorio y el revestimiento del tracto digestivo, incluso en el ano. Las lesiones intraepiteliales escamosas de bajo grado pueden resolverse por sí solas, pero las lesiones intraepiteliales escamosas de alto grado (HSIL, por sus siglas en inglés), que son más frecuentes tanto en hombres como en mujeres con el VIH, generalmente se consideran como precancerosas. Cuando las células escamosas anales evolucionan hacia tumores que crecen más profundamente en el tejido, se les llama carcinoma anal de células escamosas que suponen el 90% de todos los cánceres anales.
El estudio, cuyos resultados ahora se publican, es un metanálisis realizado por investigadores portugueses con datos contenidos en 18 estudios observacionales publicados anteriormente y que tuvieron lugar entre 1990 y 2020. El objetivo principal del estudio fue evaluar la prevalencia de subtipos de alto riesgo del VPH, de las lesiones intraepiteliales escamosas de alto grado y del carcinoma anal de células escamosas en personas con antecedentes de verrugas anales.
En muchos de los 18 estudios los participantes fueron hombres, la mayoría de los cuales fueron hombres gais, bisexuales y otros hombres que practican sexo con hombres (GHBHSH). Algunos estudios incluyeron también mujeres cis. Los estudios se realizaron principalmente en Europa y Estados Unidos, pero dos se realizaron en Asia (Japón y Taiwán) y dos en América del Sur (Brasil y Argentina). El metanálisis incluyó solo aquellos estudios para los cuales se habían tomado muestras o biopsias de verrugas y lesiones.
Como parte de su análisis, los autores compararon a personas “inmunodeprimidas” con personas “no inmunodeprimidas”. En 17 de los 18 estudios revisados, el término “inmunodepresión” se refIríó a personas con el VIH con cualquier recuento de células CD4, mientras que un estudio pequeño incluyó a personas con el VIH y personas que había recibido fármacos inmunosupresosres tras recibir un trasplante de órganos u otras afecciones médicas.
A pesar de que es ampliamente sabido que las verrugas anales no se asocian típicamente con subtipos del VPH de alto riesgo, este análisis halló que, de entre las 525 personas con antecedentes de verrugas anales, el 28,6% (intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 19,0 – 40,6) tenían subtipos del VPH de alto riesgo. Esa cifra se elevó al 40,2% (IC95%: 21,0 1 – 63,1) en las personas con el VIH en comparación con un 16,4% (IC95%: 10,7 – 24,3) registrado en las personas sin el VIH.
La prevalencia general de las lesiones intraepiteliales escamosas de alto grado (HSIL) en 1.733 personas con antecedentes de verrugas anales fue del 13,8% (IC95%: 9,0 – 20,6). Casi una cuarta parte de las personas con el VIH desarrollaron HSIL (24,0%, 16,4 – 33,7).
En el lado positivo, la prevalencia del carcinoma anal de células escamosas, el cáncer anal más frecuente, en 1.733 personas con antecedentes de verrugas anales fue relativamente baja, del 0,3% (IC95%; 0,0 – 1,7). Si bien este análisis muestra que la prevalencia absoluta era también baja en las personas con el VIH y un historial de verrugas (0,7%; IC95% 0,1 – 4,1), estas tuvieron una probabilidad más de tres veces mayor de desarrollar carcinoma anal de células escamosas que otras personas.
Teniendo en cuenta que, en este metanálisis, las personas que tenían antecedentes de verrugas anales, sobre todo aquellas con el VIH, tuvieron un mayor riesgo de desarrollar lesiones intraepiteliales escamosas de alto grado y carcinoma anal de células escamosas, estos resultados podrían tener un impacto en las recomendaciones de cribado del cáncer anal.
En 2019, la investigadora principal de este metanálisis, realizó una revisión de las directrices publicadas y descubrió que ningún país había adoptado recomendaciones nacionales para la detección de las lesiones intraepiteliales escamosas de alto grado y el carcinoma anal de células escamosas. Sin embargo, varias sociedades científicas especializadas en ITS o enfermedades colorrectales sí habían publicado recomendaciones
En esas directrices, se recomienda generalmente realizar de forma regular citologías anales y anoscopias de alta resolución –técnica que permite visualizar e identificar lesiones y células escamosas anormales– a las personas con el VIH, pero la frecuencia sugerida varía entre las diferentes sociedades científicas. Las recomendaciones también varían con respecto a qué otras causas médicas (por ejemplo, mujeres con antecedentes de citologías de cuello uterino anormales, personas con antecedentes de verrugas anales, personas con el VIH con niveles bajos de CD4, etc.) podrían justificar el cribado o modificar su frecuencia.
Una de las razones de la ausencia de recomendaciones consistentes y generalizadas es la falta de datos de ensayos clínicos que demuestren que el cribado reduce los cánceres anales en personas con el VIH. La buena noticia es que pronto habrá más datos disponibles del ensayo ANCHOR, que analizó si la detección y el tratamiento de las lesiones intraepiteliales escamosas de alto grado en personas con el VIH ayuda a prevenir el desarrollo de cáncer anal (véase La Noticia del Día 11/10/2021).
Fuente: Aidsmap
Referencia: Albuquerque A, Cappello C, Stirrup O. High-risk human papilloma virus, precancerous lesions and cancer in anal condylomas. AIDS. 2021 Oct 1;35(12):1939-1948. doi: 10.1097/QAD.0000000000002975.
PMID: 34101627.
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