Según un estudio presentado en el XI Taller Internacional sobre Farmacología Clínica de la Terapia contra el VIH, llevado a cabo entre el 7 y el 9 de abril en Sorrento (Italia), más de la mitad de las mil personas con VIH que participaron en un ensayo realizado por el Hospital Universitario Germans Trias i Pujol de Badalona [Barcelona] utilizaban terapias complementarias al tratamiento antirretroviral.
Los autores del estudio facilitaron un cuestionario a los participantes en el momento en que acudían al departamento de Farmacia del hospital para recibir su terapia anti-VIH.
La edad media de los participantes era de 43,2 ± 8,5 años, el 75,4% eran hombres, el 88%, de etnia blanca y el 73,7% tenían estudios superiores o universitarios. Sin embargo, sólo el 57,4% tenían trabajo y el 49,7%, ingresos inferiores a 1.000 euros mensuales.
Los participantes llevaban una media de 12,6 ± 7,5 años diagnosticados. El 43,1% de ellos eran hombres gays, el 88,7% tomaban antirretrovirales, el 79,9% presentaban carga viral indetectable y el 60,7% no tenían síntomas de infección por VIH. El recuento medio de CD4 era de 572 ± 314 células/mm3.
De las 1.000 personas entrevistadas, un total de 584 reconocieron el empleo de alguna terapia complementaria -una mediana de tres en el grupo que tomaban dichas terapias-. Sólo 324 de estas 584 personas (55,5%) habían consultado con su médico especialista en VIH la toma de las terapias complementarias y 124 (21,2%) habían sido evaluados para determinar potenciales interacciones entre el tratamiento anti-VIH y las terapias complementarias usadas.
Más de 400 personas utilizaron suplementos dietéticos y más de 300, remedios herbales. Los agentes más empleados que pueden potencialmente interaccionar con el metabolismo antirretroviral fueron el ajo (71 personas; inductor potencial del citocromo P450 3A4 [CYP3A4]), el ginseng (67 personas; inhibidor potencial del CYP3A4), la equinácea (60 personas; inductor y/o inhibidor potencial del CYP3A4) y el cardo mariano (36 personas; inductor potencial del CYP3A4).
Cinco factores se asociaron de forma independiente con un incremento en la probabilidad de usar terapias complementarias: el hecho de consultar con el médico de atención primaria el empleo de dichas terapias (cociente de probabilidades [CR]: 3,12; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 2,30 – 4,23; p <0,001), tener estudios superiores o universitarios (CR: 2,63; IC95%: 1,78 – 3,88; p <0,001), no experimentar síntomas de la infección por VIH (CR: 1,68; IC95%: 1,24 – 2,28; p= 0,001), percibir que las terapias complementarias son total o parcialmente beneficiosas (CR: 2,28; IC95%: 1,18 – 4,41; p= 0,015) y no ser de etnia blanca (CR: 1,65; IC95%: 1,07 – 2,56; p= 0,024).
Los resultados de este estudio ponen de relieve la importancia de consultar con el médico especialista en VIH o con los servicios de información sobre tratamientos del VIH de ONG acerca del uso de cualquiera de las terapias complementarias, dada la posibilidad de interacciones con los fármacos para el VIH. En algunas ocasiones, estas interacciones pueden resultar en la pérdida de eficacia de los antirretrovirales, con el consiguiente desarrollo de resistencias, como es el caso de la hierba de San Juan o hipérico.
Fuente: NATAP.
Referencia: Molto J, Miranda C, Malo S, et al. Patterns and correlates of the use of complementary and alternative medicine among HIV-infected patients. 11th International Workshop on Clinical Pharmacology and HIV Therapy. April 7-9, 2010. Sorrento. Abstract 31.
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