Los hombres mayores con el VIH tienen menos probabilidades de que se les ofrezca el cribado de cáncer de próstata y tienen más riesgo de recibir un diagnóstico de cáncer de próstata en fase avanzada que aquellos sin el VIH. Esta es una de las conclusiones de un estudio presentado en el marco de la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI 2024), celebrada recientemente en Denver (EE UU), que comparó a una cohorte estadounidense de militares veteranos seropositivos y seronegativos, demográficamente similares. Además, los hallazgos del estudio advierten de las implicaciones para las estrategias de detección y tratamiento del cáncer de próstata.
El cáncer de próstata es el principal diagnóstico de cáncer entre los militares veteranos con el VIH y pronto será el principal cáncer entre todos los estadounidenses con el VIH (véase La Noticia del Día 18/05/2023). Aunque estudios previos señalaban que los hombres con el VIH tendrían un menor riesgo de padecer cáncer de próstata que los hombres sin el VIIH (véase La Noticia del Día 04/11/2020), los resultados presentados en la CROI sugieren que los hombres con el VIH reciben el diagnóstico de cáncer de próstata en una estadio avanzado, en promedio, y tienen más probabilidades de tener tumores con características vinculadas a la progresión de la enfermedad.
La doctora Keith Sigel y sus colegas, de la Facultad de Medicina Icahn en Monte Sinaí (Nueva York, EE UU), utilizaron registros médicos y datos del registro del cáncer para comparar pruebas del antígeno prostático específico (PSA, por sus siglas en inglés), características clínicas de cáncer de próstata y supervivencia por el estado serológico entre los participantes en el estudio VACS-HIV, una cohorte nacional estadounidense de militares veteranos con el VIH y sin él.
Utilizando datos de 2001 a 2018, tras la llegada de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA), los investigadores identificaron a una cohorte de 791 veteranos con el VIH con cáncer de próstata patológicamente confirmado y con información estadística disponible, así como un grupo de comparación de 2.778 hombres sin el VIH. La mediana de edad era de aproximadamente 62 años, dos tercios eran negros, cerca del 20% eran blancos y alrededor del 5% eran latinos. Numerosos estudios han demostrado que los hombres negros son más propensos a padecer cáncer de próstata, con una tasa mayor de mortalidad.
El estudio indica que antes del diagnóstico de cáncer de próstata, los hombres con el VIH tenían muchas menos probabilidades que los hombres seronegativos de recibir exámenes de PSA (1,25 pruebas menos), y la diferencia era más pronunciada en el caso de los hombres mayores. En el momento del diagnóstico de cáncer de próstata, más del 60% de los hombres con el VIH tenía una carga viral detectable, lo que sugiere un tratamiento subóptimo a pesar del acceso estable a la atención.
Los hombres con el VIH con cáncer de próstata tenían un nivel de PSA significativamente más alto en comparación con los hombres sin el VIH (mediana de 6,8 nanogramos por mililitro frente a 6,3), pero no hubo diferencia en el sistema de puntuación de Gleason (o Escala Gleason). Los hombres con niveles elevados de PSA tienen una mayor probabilidad de recibir un diagnóstico de cáncer de próstata y, después del diagnóstico, los niveles más altos se asocian con una enfermedad más agresiva. Una puntuación más alta de Gleason significa que las células cancerosas de próstata son de aspecto más anormal y más propensas a crecer rápidamente.
Los veteranos con el VIH mostraron ser más propensos que los hombres sin el VIH a ser diagnosticados de cáncer de próstata localizado de riesgo intermedio o alto, según el sistema de clasificación de riesgos D’Amico, que tiene en cuenta los niveles de PSA, el sistema de puntuación de Gleason, el tamaño del tumor y el crecimiento del cáncer. También se halló que los hombres con el VIH tuvieron un mayor riesgo de recibir un diagnóstico de cáncer metastásico (4,1% frente al 2,7%). Tener el VIH se asoció significativamente con una mayor mortalidad por todas las causas, pero no con una mayor mortalidad específica por cáncer de próstata.
Los hombres con VIH fueron diagnosticados con cánceres de próstata de mayor riesgo con más frecuencia en el estudio VACS-VIH que aquellos sin el VIH, posiblemente reflejando tasas más bajas de pruebas de PSA en este grupo, según concluyó el equipo investigador. Asimismo, estos hallazgos pueden afectar a los beneficios de las estrategias de tratamiento del cáncer de próstata frente a la vigilancia activa.
En su revisión de los estudios clave de CROI, el doctor Paul Sax, del Hospital Brigham and Women’s, ha afirmado que estos hallazgos sugieren una brecha de detección para los hombres con el VIH. Y aunque el valor de la proyección de PSA sigue siendo polémico, la prueba puede diagnosticar el cáncer antes, cuando es más fácil de tratar. Sin embargo, también puede llevar a un sobrediagnóstico y al tratamiento de un cáncer que no habría afectado a la supervivencia, causando potencialmente efectos secundarios innecesarios.
La Sociedad Americana del Cáncer recomienda que el cribado se lleve a cabo a los 50 años para los hombres de riesgo promedio, a los 45 años para los hombres de alto riesgo (incluidos los hombres negros) y a los 40 para aquellos con mayor riesgo. Por su parte, la Asociación Europea de Urología (EAU, por sus siglas en inglés) recomienda el cribado general a partir de los 50 años, a partir de los 45 años con historia familiar de cáncer de próstata o en el caso de pacientes afrodescendientes y a partir de los 40 años en pacientes portadores de mutaciones en el gen BRCA2 (de sus siglas en inglés “Breast Cancer Type 2 susceptibility protein”).
Fuente: POZ /Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencias: Sigel K, Park L, Justice A, et al. Prostate Cancer Characteristics and Outcomes for Veterans With HIV in the Antiretroviral Era, Denver, abstract 154, 2024.
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