La profilaxis post-exposición no ocupacional al VIH constituye una terapia preventiva desarrollada para minimizar el riesgo de infección en personas que han llevado a cabo una práctica de riesgo sin que su posible exposición estuviera relacionada con trabajar en el campo de la salud. Una investigación realizada en EE UU ha comparado dos estudios desarrollados siguiendo terapias con tenofovir (Viread®) junto a otro antirretroviral con terapias anteriores basadas en zidovudina (AZT, Retrovir®), lamivudina (3TC, Epivir®) y, en algunos casos, un tercer antirretroviral. Los resultados se publican en la edición de 1 de abril de The Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes.
El tratamiento con AZT ha sido históricamente el predilecto teniendo en cuenta la eficacia documentada en la prevención de la transmisión de madre a hijo y la reducción de un 80% en el riesgo de transmisión del VIH en profesionales de la salud después de una exposición de alto riesgo. Ensayos más recientes efectuados con animales han evidenciado que la asociación de tenofovir y emtricitabina (FTC, Emtriva®) puede ser particularmente efectiva en la profilaxis post-exposición.
Entre 2000 y 2004, un total de 122 personas tomó 300mg de AZT y 150mg de 3TC dos veces al día tras 126 exposiciones potenciales al VIH. Durante el mismo periodo, 119 personas recibieron, además, un tercer antirretroviral (generalmente, un inhibidor de la proteasa [IP]). Todos los tratamientos fueron de 4 semanas de duración.
Entre 2004 y 2005, un total de 68 personas recibió 300mg de tenofovir y 300mg de 3TC una vez al día durante 4 semanas tras 72 exposiciones de alto riesgo.
Entre 2005 y 2006, 44 personas tomaron 300mg de tenofovir y 200mg de FTC en un comprimido, una vez al día, como terapia post-exposición.
Las dificultades para seguir convenientemente el tratamiento recomendado han sido siempre un escollo con el que se han encontrado las terapias utilizadas hasta el momento. Si a este hecho se le une que los regímenes basados en AZT precisan de dos administraciones al día, la consecuencia es que el seguimiento irregular del tratamiento puede llegar a ser un problema importante que reduzca su eficacia.
Un porcentaje variable de personas no llega a completar el tratamiento. Un 72% de los pacientes que tomaron tenofovir y FTC y un 87,5% de los que recibieron tenofovir y 3TC completaron el tratamiento, mientras que sólo un 42% de los que tomaron AZT y 3TC lo finalizaron.
Detrás de los abandonos de la terapia están los efectos adversos de los medicamentos. Los tratamientos con tenofovir presentaron mayor incidencia de diarrea, mientras que aquéllos con AZT mostraron mayor presencia de náuseas y vómitos. Aunque los efectos adversos estuvieron presentes en todos los tratamientos, los regímenes con tenofovir demostraron ser más tolerables que los basados en AZT.
Ninguna de las personas tratadas con tenofovir resultó infectada durante el estudio, mientras que tres de las que recibieron tratamientos basados en AZT sí que lo fueron. A pesar de que la diferencia no es significativa como para afirmar que los tratamientos con tenofovir son más efectivos que los basados en zidovudina, sí que se sugiere que su eficacia es, como mínimo, similar. Además, la menor gravedad de los efectos adversos y el menor número de tomas convierten a los regímenes basados en tenofovir en una excelente opción dentro de los tratamientos de profilaxis post-exposición.
Fuente: NATAP / Elaboración propia.
Referencia: Mayer KH, Mimiaga MJ, Cohen D, Grasso C, Bill R, Vanderwarker R, Fisher A. “Tenofovir DF Plus Lamivudine or Emtricitabine for Nonoccupational Postexposure Prophylaxis (NPEP) in a Boston Community Health Center”. J Acquir Immune Defic Syndr. 2008 Apr 1; 47(4): 494-499.
Suscríbete a los boletines
Utiliza este formulario para suscribirte en los diferentes boletines. Si tienes cualquier problema ponte en contacto con nosotros.
Al continuar, confirmas que has leído el aviso legal y aceptas la política de privacidad.