Un programa de detección del VIH a través de la prueba rápida llevado a cabo en farmacias de tres comunidades autónomas (CCAA) de España logró diagnosticar 226 nuevas infecciones, lo que supone un 10,6% del total de diagnósticos de VIH registrados en las tres regiones durante el período de estudio. Los resultados de este análisis fueron publicados en la edición de agosto de la revista PLOS ONE.
El programa se mostró especialmente exitoso a la hora de ofrecer la prueba a poblaciones con un uso menos frecuente de los servicios sanitarios y comunitarios de detección del VIH, como por ejemplo los hombres heterosexuales, los cuales representaron aproximadamente la mitad de las personas (46%) a las que se realizó el test de detección. Otro hallazgo destacable es que, de los 51 hombres heterosexuales que tuvieron un resultado positivo, un 71,4% nunca se había realizado la prueba lo que supuso una prevalencia del VIH superior a la de los hombres heterosexuales con resultado positivo que alguna vez habían hecho el test.
Diversas han sido las estrategias puestas en marcha encaminadas a mejorar el diagnóstico precoz del VIH, como por ejemplo los programas de detección en entornos comunitarios y entornos sanitarios no especializados. En ese sentido, se ha especulado que las oficinas de farmacias podrían ser una opción apropiada para hacer más accesible la prueba del VIH a la población general.
En este sentido, España ha sido uno de los países pioneros en la detección del VIH en las farmacias con la puesta en marcha de diversos programas basados en la prueba rápida en los que el farmacéutico es el responsable de realizar todo el proceso de detección como una tarea más de su rutina diaria. Dichos programas se han implementado en CCAA muy diferentes en cuanto a sus características sociológicas, demográficas, tasas de nuevos diagnósticos de VIH y disponibilidad de servicios de detección. Castilla y León es una CCAA compuesta en gran medida de pequeños pueblos muy distantes unos de otros, muy poco poblada y con una población envejecida. Por el contrario, el País Vasco es una región altamente industrializada, una de las más pequeñas de España en cuanto a superficie, pero también una de las más densamente pobladas con muy poca distancia entre los municipios. Por último, las comarcas de Cataluña donde se implementó el programa se componen principalmente de ciudades con una alta presencia de inmigración situadas no lejos de la ciudad de Barcelona.
Los resultados de la fase piloto de estos programas fueron publicados previamente. Los autores del presente estudio tratan de ofrecer una visión más completa de los tres programas, incluyendo un mayor tiempo de ejecución y proporcionando resultados más conclusivos.
El periodo analizado abarcó 4 años de ejecución del programa vasco (2009-2013), tres años del programa catalán (2009-2012) y dos años del programa de Castilla y León (2011-2013).
Un total de 110 farmacias participaron en los tres programas: 16 en Castilla y León; 46 en Euskadi; y 48 en Calaluña: 12 en Tarragona y Reus y 36 en ciudades cercanas a Barcelona. Todas las farmacias participantes necesitaban tener suficiente espacio para preservar la privacidad, la atención personalizada y la confidencialidad. Además, las farmacias debían garantizar una respuesta inmediata a la demanda y vinculación con otros servicios por parte de las personas que se realizasen la prueba.
Cualquier persona mayor de 16 años podía realizarse la prueba del VIH durante los horarios de apertura de la farmacia. El precio de la prueba fue de 5 euros en Castilla y León y Euskadi, una cantidad que cubría el coste de los materiales; por su parte la administración sanitaria regional pagó a los farmacéuticos una cantidad por el tiempo y el trabajo realizados. En el caso de Cataluña, los usuarios del programa tuvieron que pagar 10 euros por hacerse la prueba y la administración regional financió los materiales utilizados
Se utilizó la prueba del VIH Determine HIV-1/2, un test de cuarta generación que detecta en una muestra de sangre tomada del dedo la presencia de anticuerpos frente al VIH y del antígeno p24. Tras un resultado positivos, los farmacéuticos informaban sobre la necesidad de realizar una prueba de confirmación lo más pronto posible y proporcionaban información sobre el centro sanitario de referencia y los recursos comunitarios disponibles donde conseguir apoyo emocional y social.
Los resultados del análisis muestran que un total de 24.151 personas se hicieron la prueba del VIH en farmacias, de las cuales 226 (0,94%) recibieron un resultado positivo.
Del total de personas que se hicieron la prueba del VIH en farmacias, cerca de un 46% fueron hombres heterosexuales; un 14%, gais y otros hombres que practican sexo con hombres (HSH); y un 27%, mujeres.
De entre las 226 que tuvieron un resultado positivo en la prueba del VIH, un 52% fueron gais y otros HSH; un 23%, hombres heterosexuales; un 15,5%, mujeres; un 2%, usuarios de drogas inyectables; y un 9% no pudo ser clasificado de acuerdo con la conducta de riesgo. Estos resultados supusieron una tasa de prevalencia general del VIH de un 0,9% (Euskadi: 0,8%; Castilla y León: 1,3%; y Cataluña: 1%) siendo un 3,4% en hombres gais y otros HSH, y un 0,5% en hombres y mujeres heterosexuales.
Los tres programas regionales de detección del VIH en farmacias diagnosticaron una proporción más elevada de hombres gais y otros HSH (52,2%) que la reportada por los sistema de vigilancia epidemiológica (42%). La diferencia más elevada se halló en Castilla y León donde el 58,5% de los resultados positivos fueron en hombres gais y otros HSH en comparación con el 41,9% registrado por el sistema de vigilancia epidemiológica de la CCAA en este grupo de población. La prevalencia hallada en hombres gais y otros HSH (3,4%) fue similar a la observada en otros programas de detección dirigidos a población general, pero más baja que la registrada en programas específicos dirigidos a esta población, como por ejemplo en el centro comunitario BCN Checkpoint.
Un 46,5% del total de personas que se realizaron la prueba del VIH en las farmacias de las tres CCAA nunca antes la habían hecho observándose la tasa más elevada en hombres heterosexuales (71,4%) en comparación con las mujeres (50%) y los hombres gais y otros HSH (34,4%). Sin embargo, del 15% de personas que se habían realizado una prueba del VIH los 12 meses previos, los hombres gais y otros HSH tuvieron más probabilidades de habérsela hecho (21,5%) en comparación con las mujeres (12,5%) y los hombres heterosexuales (4,8%).
Por lo que respecta a la edad de las 24.151 personas que se realizaron la prueba del VIH en las farmacias, un 34,6% tenía menos de 30 años observándose la tasa más elevada (42,7%) en Castilla y León. En esta misma CCAA, se registró una prevalencia del VIH notablemente superior en hombres gais y otros HSH (4,6%) y en hombres heterosexuales (0,9%) en comparación con un 4% y 0,4%, respectivamente, en Cataluña y con un 2,8% y 0,4%, respectivamente, en Euskadi. Además, en Castilla y León, se registró la tasa más elevada (59%) de personas que nunca se habían realizado una prueba del VIH.
Un 9,6% del total de personas que se realizaron la prueba del VIH en farmacias eran originarias de zonas fuera de España. Resulta destacable que aunque las personas de origen latinoamericano representaron solo un 5% del total de personas que se hicieron la prueba del VIH en farmacias, este grupo supuso el 15% del todas de resultados positivos registrados.
El progra
ma catalán de detección del VIH en farmacias halló también una proporción más elevada de mujeres con un resultado positivo en la prueba (21,3%) que la registrada por el sistema de vigilancia epidemiológica (15,2%) en Cataluña. La prevalencia del VIH en mujeres en el programa catalán fue de 0,8%, el doble de la tasa observada en las otras dos CCAA. Los autores de este análisis sugieren que la posibilidad de realizarse la prueba en farmacias podría ser una opción cómoda para mujeres que están en situación de riesgo y no disponen de otros servicios específicos donde hacérsela.
Por lo que respecta a la contribución de estos programas a los nuevos diagnósticos en cada región durante el periodo de estudio, el programa vasco fue capaz de detectar el 12,7% de todos los nuevos diagnósticos de VIH en Euskadi entre 2009 y 2013. Dicha tasa fue de un 8,7% en caso del programa catalán (llevado a cabo en Tarragona y la provincia de Barcelona) entre 2009 y 2012; y de un 10,3% en Castilla y León entre 2011 y 2013. En total, un 10,6% de los nuevos diagnósticos por VIH registrados en el periodo de ejecución de los programas fueron atribuibles a la detección en farmacias.
En sus conclusiones, los investigadores señalan que los resultados de este estudio proporcionan por primera vez evidencias científicas sólidas que apoyan la implementación de programas de detección del VIH en farmacias como una opción útil más, entre las ya existentes, para sacar a la luz infecciones ocultas. Además, según los autores del análisis, estos programas tienen un buen potencial para alcanzar y hacer la prueba a grupos de población que nunca antes se han realizado el test del VIH, como por ejemplo hombres heterosexuales –uno de los más afectados por el diagnóstico tardío– y jóvenes gais y HSH. En total, estos programas contribuyen a detectar uno de cada 10 nuevos diagnósticos de VIH registrados en las CCAA analizadas. En definitiva, los programas de detección del VIH en farmacias, como mínimo en el contexto español, podrían ser especialmente apropiados en zonas sin grandes ciudades y que no disponen de servicios específicos de detección del VIH.
Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Fernández-Balbuena S, Belza MJ, Zulaica D, et al. Widening the access to HIV testing: the contribution of three in-pharmacy testing programmes in Spain. PLoS ONE 10(8): e0134631. doi: 10.1371/journal.pone.0134631. 2015.
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