La tuberculosis (TB) es la infección oportunista más común y la principal causa de muerte entre las personas con VIH en todo el mundo. Además de la cepa salvaje, existen dos variantes más, una resistente y otra extremadamente resistente a la medicación actualmente disponible. El brote reciente de algunos casos de ésta última preocupa mucho a las autoridades sanitarias.
El tratamiento estándar para la TB es una combinación de antibióticos –que incluye medicamentos de la familia de la rifamicina- que se toman durante 6 meses (4 fármacos los dos primeros meses, seguidos de 2 durante los cuatro siguientes). La investigación acumulada hasta hace relativamente poco mostraba que esta pauta era adecuada tanto para personas con y sin VIH.
Esta visión podría necesitar ser reevaluada si se toman en consideración los hallazgos de un nuevo estudio del que se informa en el número del 1 de junio del Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, que sugiere que las personas con VIH y TB cuentan con una mayor probabilidad de experimentar una recaída tras los seis meses de terapia y que por ello sería preferible un tratamiento más prolongado.
El estudio, llevado a cabo a partir de datos de usuarios del Programa de Control de la TB en San Francisco, EE UU, evaluó los resultados del tratamiento de la TB en personas con VIH según una estratificación de la duración de su terapia anti-TB basada en rifamicina. Los investigadores recopilaron información retrospectiva de los años 1990 a 2001. Del total de 700 individuos, 264 (38%) tenían VIH, 315 (45%) no tenían VIH y de 121 (17%) se desconocía el estado serológico.
Las personas sin VIH y aquellas de las que se desconocía el estado serológico con TB activa recibieron terapia por una media de 8,4 meses, mientras que las personas con VIH fueron tratadas por una media de 10,2 meses. Para evitar las interacciones, las personas con VIH que tomaban antirretrovirales tomaron rifabutina en vez de rifampicina. El seguimiento a los usuarios se alargó hasta los 12 meses posteriores al fin de la terapia.
Pese a que era significativamente más probable que las personas con VIH recibieran cursos más prolongados de la terapia, la tasa de recaída fue superior: de 9,3 por 100 persona-años en éstos frente a 1,0 por 100 persona-años en el conjunto de seronegativos y estatus desconocido (p<0,001).
Las personas con VIH que tomaron el curso estándar de 6 meses de terapia basada en rifamicina tenían significativamente más probabilidad de recaída que quienes se trataron por periodos más prolongados (24 frente a 7 por 100 persona-años; cociente de probabilidades ajustado 4,12; p=0,04). Los únicos factores asociados de modo independiente con un mayor riesgo de recidiva fueron vivir con VIH y tomar la terapia de manera intermitente.
Además, los usuarios con VIH contaban significativamente con una mayor probabilidad de fallecer mientras tomaban el tratamiento para la TB o durante los 12 meses posteriores (riesgo relativo 5,19; p<0,001). Sin embargo, el uso de TARGA se asoció con un índice menor de recaída de la TB, una más rápida conversión a cultivos y esputos de la TB negativos y menores efectos adversos relacionados con la medicación para la TB. De hecho, ninguna de las personas que tomaban TARGA experimentó una recaída de TB, y TARGA se asoció también con una mejora de la supervivencia.
En sus conclusiones, los autores afirman que “las personas con VIH que tomaron 6 meses de un curso basado en rifamicina para el tratamiento de la TB o quienes recibieron una terapia intermitente, experimentaron índices mayores de recaída que los individuos con VIH que recibieron una terapia más prolongada o bien diaria”. Por ello, “la terapia estándar de 6 meses [para la TB] podría ser insuficiente para prevenir una recaída en personas con VIH”.
Algunas directrices, con el objetivo de evitar interacciones farmacológicas y el síndrome inflamatorio de reconstitución inmunitaria, recomiendan que el tratamiento para la TB se complete antes de comenzar TARGA en personas con altos recuentos de células CD4, o que TARGA se retrase por 2 meses en quienes tienen bajos recuentos de CD4. Frente a estas pautas, los investigadores del presente estudio argumentan que sus resultados “ofrecen una clara evidencia a favor del comienzo de [TARGA] durante el tratamiento de la TB en algunos pacientes seleccionados”.
En un texto editorial que acompaña el informe de este estudio en la misma revista, David Perlman y otros autores escriben que dada la reciente emergencia de una TB extremadamente resistente a fármacos, parece llegado el momento de reconsiderar la estrategias de tratamiento para las personas con VIH y TB, ya que una terapia adecuada juega un papel importante en la prevención de la emergencia de formas de la TB farmacorresistente.
Fuente: HIVandHepatitis.com
Referencias:
- P Nahid et al. Treatment Outcomes of Patients with HIV and Tuberculosis. American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine 175(11): 1199-1206. June 1, 2007.
- DC Perlman et al. Treatment of Tuberculosis in HIV-infected Patients: We Need to Know More. American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine 175(11): 1102-1103. June 1, 2007.
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