Una revisión de varios estudios muestra que el consumo de marihuana en mujeres coinfectadas por VIH y el virus de la hepatitis C (VHC) no afectaría al estado del hígado, mientras que el consumo de alcohol sí que favorecería el daño hepático.
El VHC infecta al hígado y puede provocar que este se inflame. Si la infección se vuelve crónica, la interacción entre el virus y el sistema inmunitario puede provocar que el tejido hepático se cicatrice, lo que se conoce como fibrosis. Con el tiempo el hígado resulta dañado y, si no se trata la infección por hepatitis C, esta puede provocar que la cicatrización del tejido hepático resulte en serias complicaciones tales como el fallo hepático, incrementando de esta manera el riesgo de padecer cáncer de hígado.
En lo relativo al tratamiento de los pacientes con VHC (con presencia o no de coinfección por VIH), los médicos han mostrado interés por estudiar los factores que podrían acelerar el ritmo de formación de tejido cicatricial. Se sabe que uno de los factores de riesgo de daño hepático para las personas que viven con VHC es el consumo de alcohol. En la década anterior, los investigadores examinaron otros potenciales factores de riesgo tales como el consumo de marihuana, ya que en el interior del hígado se hallan receptores para cannabinoides.
Las células del cuerpo tienen proteínas en su superficie llamadas receptores. Estos receptores interactúan con diferentes sustancias, incluyendo otras proteínas y mensajeros químicos. Diferentes células de nuestro cuerpo presentan receptores para cannabinoides, los cuales se encuentran en la marihuana. Nuestro cuerpo también produce una pequeña cantidad de ellos. Existen dos tipos de receptores: CB1 y CB2. El CB1 se encuentra en altas concentraciones en el cerebro y también en el hígado, intestino y células grasas. El receptor CB2 se encuentra principalmente en las células del sistema inmunitario y del hígado. Cuando el cuerpo produce cannabinoides o se consume marihuana, este compuesto se une a CB1 y CB2 afectando la actividad de las células.
Algunas personas que presentan infección por VHC son consumidoras de marihuana, lo que ha hecho que algunos expertos se pregunten sobre los efectos que el consumo de esta planta puede tener en la salud del hígado. Una de las razones para estudiar la relación entre infección por VHC y consumo de marihuana es que la infección por VHC provoca una mayor actividad de los receptores de cannabinoides, lo que podría conllevar que las personas con VHC fueran más sensibles al efecto de los componentes de la marihuana.
Diferentes estudios con distintas metodologías no se han puesto de acuerdo sobre los problemas que el consumo de marihuana entre personas coinfectadas por VIH y VHC puede provocar. Así pues, con la intención de profundizar en este campo, investigadores de Estados Unidos analizaron datos provenientes del Estudio Interagencias sobre VIH en Mujeres (WIHS, por sus siglas en inglés). Durante el estudio, a las mujeres realizaron encuestas sobre el consumo de sustancias y también el estado de su hígado fue evaluado.
Investigadores de las clínicas más importantes de Baltimore, Chicago, Nueva York y San Francisco colaboraron en este estudio. Algunas de las participantes presentaban coinfección por VIH y VHC. Las mujeres fueron regularmente evaluadas a través de entrevistas, exámenes físicos y análisis de sangre cada 6 meses. Todos estos datos fueron recogidos y analizados periódicamente.
Las participantes fueron incluidas durante los siguientes periodos: 1994-1995, 2001-2002 y 2011-2012. Con el objetivo de analizar el efecto del consumo de marihuana a nivel hepático, los investigadores centraron su atención a los datos proporcionados por 575 mujeres (de un total de 4137) que presentaban coinfección por VIH y VHC.
La mediana de la edad de las participantes era de 40 años, la mediana de la carga viral del VHC era de 6,1log UI/mL y la de la carga viral del VIH era de 4,1log copias/mL (únicamente el 6% de las participantes tomaba antirretrovirales en el momento de la inclusión).
La mediana del recuento de CD4 era de 375 células/mm3, el 30% de las participantes tenían hipertensión arterial, el 18% diabetes mellitus de tipo 2, el 80% eran fumadoras y el 23% eran usuarias de drogas intravenosas.
El genotipo más frecuente del VHC era el genotipo1 (88% de las participantes). Las participantes fueron seguidas durante una mediana de 11 años.
Para evaluar el grado de cicatrización del hígado los investigadores utilizaron la puntuación en la escala FIB-4. Para calcular el resultado según este método es necesario introducir la edad de la persona, el nivel de plaquetas y el nivel de las transaminasas hepáticas AST y ALT. Pese a que el resultado de esta fórmula no deja de ser una aproximación, puede resultar útil para evaluar el grado de cicatrización del hígado.
El 11% de las participantes indicó que había consumido marihuana al menos una vez por semana en los últimos 6 meses, el 6% señaló que la había consumido a diario durante los últimos 6 meses mientras que el 67% se declararon no consumidoras o consumidoras esporádicas (menos de una vez por semana).
Cuando los investigadores compararon a las mujeres consumidoras de marihuana con las no consumidoras no observaron una asociación significativa entre el consumo de marihuana y un incremento del riesgo de cicatrización hepática. Esta ausencia de toxicidad hepática se mantuvo inalterada tanto si las mujeres eran consumidoras de marihuana a diario como si lo eran con menos frecuencia, como también se mantuvo de forma independiente del número de años que llevaran consumiendo dicha planta. Sin embargo, sí encontraron que el consumo de alcohol incrementaba el riesgo de formación de tejido cicatricial en el hígado.
Durante el estudio el 51% de las mujeres desarrollaron un grado avanzado de cicatrización del tejido hepático (estadios F3 o F4 según la escala Metavir). Algunos factores asociados a este empeoramiento fueron una alta puntuación en FIB-4 al inicio del estudio, un menor recuento de células CD4 al inicio del estudio y el uso de alcohol durante el curso del estudio.
Estos resultados concuerdan: una mayor puntuación en FIB-4 indicaría mayor daño en el hígado respecto a puntuaciones más bajas en FIB-4. Estudios previos hallaron que aquellas personas con VIH que no tomaban terapia antirretroviral tenían un mayor deterioro hepático en el contexto de la coinfección por VHC.
El presente estudio cuenta con algunas limitaciones que podrían sesgar los resultados, como es el hecho de que dentro de la muestra el número de consumidoras habituales de marihuana era muy bajo.
Fuente: The Body Pro/Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Kelly EM, Dodge JL, Sarkar M, et al. Marijuana use is not associated with progression to advanced liver fibrosis in HIV/HCV co-infected women. Clinical Infectious Diseases. 2016; in press.
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