Según una encuesta publicada en la revista AIDS and Behavior y realizada a personas sin el VIH de Nueva York, solo un 23% de jóvenes gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres (GBHSH) y un porcentaje todavía menor de mujeres jóvenes trans estarían tomando profilaxis preexposición frente al VIH (PrEP) a pesar de que un 98% de los participantes en esta encuesta conocían esta herramienta biomédica para la prevención del VIH.
Cuando en 2012, la Agencia de la Alimentación y el Medicamento de EE UU (FDA, en sus siglas en inglés) aprobó la PrEP, esta herramienta preventiva tuvo mayor popularidad entre las mujeres cis que entre los hombres GBHSH jóvenes o las mujeres trans, poblaciones que registran tasas elevadas de VIH en EE UU. No obstante, aunque con el tiempo su uso se ha ido extendiendo, la probabilidad de que una persona joven use este método de prevención es menor que en personas adulta y muchas veces, su coste impide el acceso a aquellas personas que no tienen un seguro médico o tienen uno con una cobertura insuficiente. A su vez, todavía hay muchos profesionales sanitarios que están suficientemente capacitados para saber a quién prescribir la PrEP.
Teniendo en cuenta este contexto de uso limitado de la PrEP en EE UU en determinadas poblaciones, un grupo de investigadores de diferentes universidades estadounidenses realizaron una encuesta entre febrero de 2018 y febrero del 2019 a 202 personas sin el VIH que estaban participando en un estudio de cohorte en Nueva York. Las preguntas que tuvieron que responder versaban sobre sus experiencias con el sistema de salud, sus creencias sobre el VIH, las infecciones de transmisión sexual (ITS) y la PrEP y su confianza con la atención sanitaria.
La mediana de edad de los participantes era de 25 años. El 33% de ellos eran negros no latinos, un 28% blancos, un 15% latinos y el resto pertenecientes a otras razas. La mayoría de ellos eran GBHSH cis (es decir, su identidad de género coincide con el sexo asignado al nacer) y solo el 9% eran mujeres trans que tenían sexo con hombres, aunque los datos de estos grupos se analizaron en conjunto. El 41% comunicó tener un rol receptivo en las relaciones sexuales, el 40% un rol insertivo, y el resto un rol versátil. El 85% contaba con un seguro médico propio mientras que el 15% aún se encontraban bajo el seguro de sus padres y una gran minoría recibía atención médica a través de Medicare o Medicaid, un programa de seguros de salud del Gobierno de EEUU para personas con pocos recursos o bajos ingresos. Sin embargo, el 30% de los participantes comunicó resultarles difícil o muy difícil pagar esta atención y el 4% calificó su salud de mala o muy mala.
Los resultados muestran que el 98% de los participantes conocían la PrEP pese a que solo un 23% la estaba utilizando. El motivo de no tomar PrEP no fue la desconfianza hacia los médicos dado que, en ambos grupos, los que tomaban PrEP y los que no, se registraron porcentajes similares de confianza en los profesionales que los atendían. Sin embargo, tener una mayor edad y haber oído hablar por primera vez a sus médicos de la PrEP fueron los factores que predijeron su uso.
El 51% de los participantes comunicó que preferiría tomar la PrEP por vía inyectable al comprimido oral diario. Esta proporción fue mayor en las personas que no estaban tomando la PrEP (70%) que en los que sí la estaban recibiendo (30%). Además, la mayoría de las personas que no tomaban PrEP (90%) comunicaron que olvidarse tomar la PrEP era un motivo de preocupación y un 88% reveló no querer tomar medicación sin estar enfermos.
Las opiniones sobre la PrEP y las personas que la toman diferían dependiendo de si el mismo participante la usaba o no. El 57% de los que no se encontraban en PrEP eran más propensos a creer que cualquier persona debería tomar la PrEP frente al 43% de los participantes que la estaban tomando tomaban; sin embargo, también fueron mucho más propensos a considerar que esta afirmación no era cierta (82% frente a 18%). La buena noticia es que los participantes que no estaban utilizando la PrEP fueron más propensos a afirmar que si alguien supiera que ellos toman la PrEP, pensaría que se preocupan por sus parejas sexuales, son responsables, no tienen el VIH y se hacen pruebas de ITS y VIH con frecuencia.
Se halló que el coste si podía ser una barrera de acceso para el 84% de las personas que no tomaban la PrEP. Aunque el tratamiento está cubierto por Medicaid o Medicare y también se puede encontrar una versión genérica del medicamento, para el 22% de los encuestados su coste era prohibitivo.
La probabilidad de tomar PrEP si un profesional sanitario lo sugería fue cinco veces mayor en personas negras, latinas y de raza mixta que entre los participantes blancos. Estos tenían mayor probabilidad de tomarla si eran mayores o no encontraban problema alguno en tomar una pastilla diaria. Por otro lado, la probabilidad de tomar PrEP en los participantes que no eran blancos fue un 54% menor si desconfiaban del médico, un 70% menor si les preocupaba tomar una pastilla diaria y un 79% menor si no estaban seguros de que no todos deberían tomar la PrEP.
En sus conclusiones, los investigadores indicaron la necesidad de desarrollar estrategias de acceso a la PrEP culturalmente sensibles al colectivo LGTBIQ con el objetivo de responder a las preocupaciones sobre su uso entre los hombres jóvenes GBHSH y las mujeres trans. Además, señalan que los médicos deben proporcionar una buena educación sobre la PrEP y evaluar a todos los pacientes para determinar si son candidatos o no para su uso.
Fuente: POZ / Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencias: Jaiswal, J., LoSchiavo, C., Meanley, S. et al. Correlates of PrEP Uptake Among Young Sexual Minority Men and Transgender Women in New York City: The Need to Reframe “Risk” Messaging and Normalize Preventative Health. AIDS Behav (2021).
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