Durante el 49 Encuentro Anual de la Asociación Europea para el Estudio del Hígado (EASL 2014), celebrado durante el mes de abril en Londres (Reino Unido), se dieron a conocer los resultados de un estudio que muestra que la combinación de sofosbuvir (Sovaldi®) y ribavirina administrada durante un período de 24 semanas proporciona una tasa de respuesta virológica sostenida de un 70% en personas trasplantadas que han sufrido una recurrencia de la hepatitis C.
Es bien sabido que las personas con hepatitis C que se someten a un trasplante de hígado experimentan de forma general una reinfección por el virus de la hepatitis C (VHC); además, algunos pacientes podrían desarrollar una hepatitis colestásica fibrosante, una forma particularmente grave de hepatitis C recurrente caracterizada por un rápido y progresivo deterioro del nuevo órgano y con mal pronóstico a corto plazo. Las personas trasplantadas toleran mal la terapia convencional (interferón pegilado y ribavirina) y, además, responden peor a dicho tratamiento, por ello se necesitan nuevos regímenes que prescindan del uso de interferón pegilado y que no presenten intereacciones con los fármacos inmunosupresores que se utilizan para evitar el rechazo del nuevo órgano.
Con el objetivo de explorar el uso de sofosbuvir y ribavirina en pacientes trasplantados que experimentaron una recurrencia de la hepatitis C, un equipo de investigadores franceses llevó a cabo un ensayo clínico abierto y de un único brazo que incluyó a un total de 40 pacientes que se habían sometido a un trasplante de hígado, como mínimo, 6 meses (mediana de 4,3 años) antes de entrar en el estudio.
La mayoría de los participantes eran varones (78%), caucásicos y con una media de edad de 59 años. Más de la mitad estaban infectados por el genotipo 1a, que responde peor al tratamiento, 28% tenía genotipo 1b, 15% tenía genotipo 3 y 1 participante estaba infectado por genotipo 4 del VHC. Una tercera parte eran portadores del polimorfismo CC del gen IL28B que predispone a la respuesta al tratamiento con interferón pegilado y ribavirina. La mayoría de los participantes (88%) eran no respondedores a un tratamiento previo basado en interferón pegilado. Un 40% tenía cirrosis hepática (estadio F4 de la clasificación METAVIR) y no se incluyó ningún pacientes con descompensación hepática.
A todos los participantes se les administró 400 mg de sofosbuvir una vez al día y ribavirina a dosis bajas (400 mg) y subiendo paulatinamente en función de su tolerabilidad hasta alcanzar la dosis más elevada de 1.200 mg al día. El tratamiento se prolongó durante 24 semanas (con un promedio de duración de 23 semanas) realizándose el control de la carga viral para determinar la respuesta virológica sostenida a las semanas 12 y 24 tras la finalización del tratamiento.
Los resultados muestran que a la semana 4, el 100% de los participantes tenían la carga viral indetectable (<25 UI/mL). La tasas de respuesta al final del tratamiento fue también de un 100%. Sin embargo, varios participantes sufrieron una recidiva del VHC tras finalizar el tratamiento lo que proporcionó tasas de respuesta virológica sostenida a la semana 12 y 24 (lo que equivaldría a la curación) de un 70%. Conviene señalar que las dosis de ribavirina fueron similares entre los participantes que alcanzaron una respuesta virológica sostenida y los que no, por lo que otros factores distintos a la dosis ribavirina deben estar detrás de la recidiva del VHC.
Por lo que respecta a la seguridad, la combinación de sofosbuvir y ribavirina se mostró generalmente segura y bien tolerada en esta población de pacientes difíciles de tratar. Un total de 6 pacientes desarrollaron efectos secundarios graves y 2 interrumpieron el tratamiento como consecuencia de los efectos secundarios. Los efectos adversos más habituales fueron fatiga, diarrea, dolor de cabeza, dolor en las articulaciones y náuseas. La anemia –un efecto bien conocido asociado al uso de ribavirina– fue bastante habitual entre los participantes motivo por el que un 28% tuvo que reducir la dosis de dicho fármaco y un 20% necesitó recibir eritropoyetina o transfusiones sanguíneas.
Afortunadamente, durante el ensayo, no se produjo ninguna muerte, pérdida del injerto, rechazo de órgano agudo o crónico ni interacciones medicamentosas entre sofosbuvir y los medicamentos inmunosupresores que toman también estos pacientes.
En sus conclusiones, los investigadores subrayan las tasas elevadas de respuesta virológica sostenida obtenidas en esta población difícil de tratar. Por esta razón, no dudan en señalar que la combinación sofosbuvir y ribavirina es una opción eficaz y potente para el tratamiento de la recurrencia de la hepatitis C tras un trasplante de hígado.
Fuente: Hivandhepatitis / Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Samuel D et al. Sofosbuvir and ribavirin for the treatment of recurrent hepatitis C infection after liver transplantation: results of a prospective, multicenter study. 49th Annual Meeting of the European Association for the Study of the Liver (EASL), abstract P1232, London, 2014.
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