La posibilidad de transmisión del VIH de personal sanitario a pacientes ha sido descrita en las sucesivas investigaciones realizadas al respecto como extremadamente baja. En la misma línea, un nuevo caso de un cirujano cardiotorácico israelí con VIH que desconocía su estado serológico confirma la poca probabilidad de que la transmisión tenga lugar.
En el presente caso, publicado en Morbidity and Mortality Weekly Report, el cirujano, que llevaba ejerciendo su profesión 20 años, había efectuado unas 150 intervenciones anuales. El diagnóstico de la infección por VIH surgió tras la evaluación de un episodio de fiebre de inicio reciente. El cirujano no presentaba factores de riesgo y no había realizado pruebas diagnósticas con anterioridad. En el momento del diagnóstico, su recuento de CD4 era de 49 células/mm3 y el de carga viral, superior a 100.000 copias/mL. Estos resultados indican que, posiblemente, el médico llevaba años viviendo con VIH y había hecho múltiples intervenciones quirúrgicas tras su seroconversión.
Cuando la información sobre el diagnóstico llegó al Ministerio de Sanidad de Israel, se instó a los hospitales en los que el cirujano había efectuado intervenciones a realizar pruebas diagnósticas a todas las personas que habían sido operadas por él desde 1997. De los 1.669 pacientes identificados, quinientos cuarenta y cinco (30%) estaban disponibles y accedieron a efectuar las pruebas diagnósticas de detección de la infección por VIH. Todas los tests resultaron negativos.
Un panel de expertos fue convocado por el Ministerio de Sanidad para estudiar el caso y decidió permitir al médico retomar su ejercicio profesional sin restricciones y sin requerirle que desvele su estado serológico a los futuros pacientes. Esta decisión estará sometida a la verificación de la adhesión del cirujano a las medidas pertinentes para controlar la infección y minimizar el riesgo de transmisión. Estas medidas consisten en la realización de un curso sobre prácticas seguras y precauciones a seguir al llevar a cabo intervenciones quirúrgicas; utilizar dos pares de guantes a la vez en cada intervención, informando de cualquier rotura acaecida durante la operación; efectuar pruebas de recuento de CD4 y carga viral cada tres meses, y la adhesión al tratamiento antirretroviral prescrito, que deberá permitir un buen estado de salud, un recuento de CD4 superior a 200 células/mm3 y una carga viral indetectable.
Así, los datos aportados por este caso, unidos a los derivados de estudios anteriores, reafirman el bajo riesgo de transmisión del VIH de cirujano a paciente. El hecho de que un cirujano con VIH siga ejerciendo su profesión se apoya en datos coherentes y debería impulsar a los sistemas sanitarios a la actualización de sus guías, para que los hospitales donde uno de sus empleados esté infectado por VIH permitan a éste intervenir en procedimientos quirúrgicos.
Fuente: Medscape.com.
Referencia: Centers for Disease Control and Prevention (CDC). Investigation of patients treated by an HIV-infected cardiothoracic surgeon – Israel, 2007. MMWR Morb Mortal Wkly Rep. Jan 9, 2009; 57(53):1.413-1.415.
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