Recientemente nos hacíamos eco de un estudio, el ACTG 5142, presentado durante la pasada Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI), cuyos resultados indicaban que tomar el no análogo de nucleósido (ITINN) efavirenz (Sustiva®) suponía un mayor riesgo de desarrollo de lipoatrofia (pérdida de grasa subcutánea en las extremidades) que el inhibidor de la proteasa (IP) lopinavir/ritonavir (Kaletra®) (véase La Noticia del Día 27/02/07). La noticia provocó cierta sorpresa tanto en médicos como en activistas y personas con VIH que toman este fármaco antirretroviral, dado que efavirenz en particular, y la familia a la que pertenece en general, no se asociaba hasta la fecha al desarrollo de lipoatrofia.
Ahora, otro estudio que se acaba de publicar en la edición del 15 de abril del Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes, sugiere que las consecuencias metabólicas a largo plazo de la terapia antirretroviral son similares con el uso de IP, de ITINN o con la combinación de ambos, y que, por lo tanto, el desarrollo de ciertas complicaciones metabólicas podría estar causado más bien por el uso de los análogos de nucleósido que conforman la terapia combinada.
“Cuando los médicos eligen un tratamiento antirretroviral, deben consideran las toxicidades asociadas a estos tratamientos junto con su potencia y tolerabilidad”, ha declarado la Dra. Judith C. Shlay del Departamento de Salud Pública en Denver (EE UU).
La Dra. Shlay y sus colegas evaluaron los cambios a largo plazo en los parámetros metabólicos y la composición corporal en personas sin experiencia en el uso de antirretrovirales que fueron distribuidos aleatoriamente a recibir una de entre estas tres estrategias de terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA): una estrategia basada en IP, otra en ITINN y una en IP + ITINN. Los tres grupos recibieron además análogos de nucleósido (ITIN).
Tras un seguimiento mediano de 62 meses, se observaron aumentos en el colesterol LDL y HDL con las tres estrategias. Los autores informan que el colesterol LDL (también llamado colesterol malo) se incrementó más en el grupo que tomó IP + ITINN y que el colesterol HDL aumentó más en el grupo que recibió ITINN. Los niveles de triglicéridos se incrementaron más en el grupo asignado a IP + ITINN.
Los niveles de insulina y de resistencia a la insulina se elevaron en los primeros meses tras el inicio de la estrategia con IP, apuntan los investigadores, pero las tres estrategias produjeron aumentos a largo plazo y no se observaron diferencias entre estrategias. También los niveles de glucosa resultaron elevados con el uso de las tres alternativas probadas.
Independientemente del tipo de régimen, el tratamiento antirretroviral se asoció con aumentos medios en el peso, índice de masa corporal, y masa libre de grasa en los primeros cuatro meses. Las áreas de tejido subcutáneo (especialmente tejido adiposo) también aumentaron durante el período de seguimiento de 4 meses.
El tejido visceral adiposo mostró aumentos significativos precoces en las estrategias de IP e ITINN, indica el informe, pero a lo largo del estudio, estas elevaciones no se mostraron diferentes entre las tres estrategias.
“La estrategia basada en IP + ITINN se asocia con los efectos lipídicos menos favorables”, dijo la Dra. Shlay. “A las personas que toman estas medicaciones se les debería realizar un seguimiento estrecho, sobre todo si inician la terapia con niveles elevados de triglicéridos.”
“Con independencia de la estrategia, se observaron aumentos graduales en la insulina, glucosa y resistencia a la insulina durante el seguimiento.” Este hecho, junto con los cambios en la composición de las regiones del cuerpo independientemente de la estrategia (por ejemplo, aumentos de la grasa visceral y pérdida de grasa periférica en las extremidades inferiores), sugiere que los ITIN podrían ser responsables del desarrollo de lipoatrofia y resistencia a la insulina.”
En sus conclusiones, la Dra. Shlay señala: “Por ultimo, como consecuencia de los aumentos graduales observados en la insulina, resistencia a la insulina y glucosa, estos datos apoyan la necesidad de monitorización constante de los niveles de glucosa así como también del desarrollo de diabetes”.
A la espera de nuevos estudios que confirmen el papel que desempeña cada familia de medicamentos antirretrovirales de forma aislada, o actuando sinérgicamente, en el desarrollo de las alteraciones metabólicas, la elección de los fármacos continua siendo un delicado equilibrio que se debate entre éxito del tratamiento, en términos de potencia y tolerabilidad, y la probabilidad de desarrollo de toxicidades asociadas a los medicamentos.
Fuente: Medscape / Elaboración propia
Referencia : Shlay, J., «Long-Term Body Composition and Metabolic Changes in Antiretroviral Naive Persons Randomized to Protease Inhibitor-, Nonnucleoside Reverse Transcriptase Inhibitor-, or Protease Inhibitor Plus Nonnucleoside Reverse Transcriptase Inhibitor-Based», Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes 2007;44:506-517.
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