El hospital Johns Hopkins ha recibido la autorización por parte de la Red Unitaria para el Trasplante de Órganos en EE UU para ser el primer centro hospitalario en aquel país que llevará a cabo trasplantes de órganos entre personas con el VIH. La institución será la primera en EE UU en realizar un trasplante de riñón y la primera en el mundo en llevar a cabo un trasplante de hígado entre donantes con el VIH y receptores con el VIH.
Este hito no es fruto de la casualidad sino que ha sido posible gracias al tesón de médicos y activistas del VIH en su empeño por demostrar que abolir la prohibición de que los pacientes con el VIH puedan donar órganos podría acabar con las listas de espera de trasplantes en este colectivo.
La prohibición de que las personas con el VIH donaran órganos se instauró en la década de 1980, de forma simultánea a la prohibición de donar sangre. De hecho, en aquella época, los individuos afectados por esta infección no podían ni recibir órganos, puesto que no se consideraban candidatos adecuados por su corta esperanza de vida. La llegada de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA), durante la segunda mitad de la década de 1990, cambió las cosas y permitió el acceso de los pacientes con VIH a las donaciones de órganos.
Sin embargo, desde hace unos años, médicos, investigadores y activistas del VIH estadounidenses han impulsado un movimiento dirigido a que las personas con VIH puedan donar órganos a otras personas seropositivas. La consecuencia de ello permitiría acortar considerablemente las listas de espera dentro del colectivo y, probablemente, la mortalidad mientras esperan la recepción de un órgano (véase La Noticia del Día 26/04/11). La ley estadounidense denominada “Política de Igualdad de Donación de Órganos en pacientes con el VIH” (HOPE, en sus siglas en inglés) ya aprobada es fruto del lobby realizado en EE UU. Dicha ley supuso la legalización de la investigación sobre trasplantes de órganos entre donantes y receptores con infección por el VIH.
Se estima que aproximadamente 122.000 personas se encuentra en la lista de espera de trasplante de órganos en EE UU en cualquier momento. Miles de ellas fallecen cada año y, sin embargo, muchas podrían haber sobrevivido si hubieran conseguido el órgano que necesitaban. Los investigadores del Johns Hopkins calculan que cada año alrededor de 500 a 600 personas con el VIH podrían ser potenciales donantes cuyos órganos podrían salvar la vida de más de 1.000 pacientes con el VIH si se permitiera a la comunidad médica utilizar dichos órganos para el trasplante.
“De hecho, el trasplante de órganos es incluso más importante en personas con el VIH puesto que estos pacientes fallecen en la lista de espera de manera más rápida que los pacientes sin el VIH”, señala el Dr. Dorry Segev, especialista en trasplantes de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (EE UU) en el comunicado de prensa distribuido la semana pasada. Y añade: “Estamos muy agradecidos al Congreso, al presidente Obama y a la comunidad del trasplante en su conjunto por dejarnos usar los órganos de los pacientes con el VIH para salvar vidas en lugar de desperdiciarlos. Hemos tenido que emplearnos a fondo durante muchos años”.
El primer trasplante autorizado de un donante con el VIH a un receptor con el VIH podría tener lugar tan pronto como se disponga de un órgano apropiado y se identifique y prepare con éxito un receptor.
La experiencia y los datos que se acumulen en EE UU, junto con otras experiencia similares llevadas a cabo en Suráfrica, podrían abrir la puerta a que otros países evalúen también el trasplante de órganos entre personas con el VIH lo que supondría a todas luces una mejora en su calidad y esperanza de vida.
Fuente: Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Comunicado de prensa de la Universidad Johns Hopkins (08/02/15): Johns Hopkins is First and Only Center in the United States Approved for HIV-Positive to HIV-Positive Organ Transplants
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