Un estudio llevado a cabo por investigadores daneses, publicado en Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes, ha concluido que la sustitución de Atripla® (efavirenz, tenofovir y emtricitabina en un único comprimido de una toma diaria) por efavirenz (Sustiva®, también como especialidad farmacéutica genérica [EFG]), tenofovir (Viread®) y lamivudina (Epivir®, también como EFG), en tres comprimidos separados, permitiría mantener los niveles de supresión virológica con una reducción importante de los costes sanitarios, al menos en el contexto de un sistema sanitario público de calidad como es el caso de Dinamarca.
Dado que la sustitución de Atripla® por tenofovir/efavirenz/lamivudina en tres comprimidos por separado es una opción terapéuticamente similar, pero más económica, el sistema sanitario danés comenzó a practicar dicha estrategia a partir del abril de 2011.
Para verificar dicha equivalencia terapéutica en la práctica clínica, los autores del presente estudio evaluaron la evolución clínica de personas con VIH residentes en el área metropolitana de Copenhague, que alberga a dos tercios de las personas con VIH de Dinamarca.
El análisis contó con la participación de 111 personas sin experiencia en tratamientos que iniciaron una terapia con Atripla® (incluidas entre el 1 de abril de 2010 y el 31 de marzo de 2011), 56 personas sin experiencia en tratamientos que iniciaron una terapia con tenofovir/efavirenz/lamivudina (incluidas entre el 1 de abril de 2011 y el 31 de marzo de 2012), 356 personas con experiencia en tratamientos que tomaban Atripla® (desde, como mínimo, el 1 de abril de 2010) y 512 personas con experiencia en tratamientos que cambiaron de Atripla® a tenofovir/efavirenz/lamivudina (tras el 1 de abril de 2011).
Cabe destacar que más del 96% de las personas con experiencia en tratamientos que tomaban Atripla® cambiaron a tenofovir/efavirenz/lamivudina tras el 1 de abril de 2011.
Entre las personas sin experiencia en tratamientos, el 7,0% de las que tomaban Atripla® y el 8,3% de las que recibían tenofovir/efavirenz/lamivudina presentaban una carga viral detectable a las 48 semanas de iniciar el tratamiento, diferencia que no llegó a ser estadísticamente significativa.
Al comparar a las personas con experiencia en tratamientos, el 4,0% de las que tomaban Atripla® y el 4,4% de aquellas con tenofovir/efavirenz/lamivudina tenían carga viral detectable a las 48 semanas de comenzar la terapia, diferencia que, como en el caso anterior, no llegó a ser significativa.
La mutación de resistencia M184V/I, que confiere resistencia a lamivudina y emtricitabina, solo se detectó en el virus de una persona –concretamente una de las incluidas en el grupo con experiencia en tratamientos que tomaba tenofovir/efavirenz/lamivudina y se encontraba en fracaso virológico-.
Las personas con experiencia en tratamientos tuvieron una probabilidad ligeramente superior de necesitar el cambio de un fármaco que las personas que iniciaron la terapia por primera vez (diferencia de riesgo a un año del 1,5%).
Los autores del estudio concluyeron que, sobre la base de los presentes resultados, el paso de un tratamiento de una única toma diaria a tres comprimidos de tres medicamentos diferentes podría llevarse a cabo con un mínimo riesgo de resultados adversos a corto plazo. Sin embargo, advirtieron que los hallazgos del estudio quizás no serían extrapolables a otros modelos de sistema sanitario diferentes al de Dinamarca, donde un fácil acceso a la asistencia médica por tratarse de servicios de proximidad y la implantación de programas de consejo asistido de apoyo a la adhesión (que minimizarían los efectos sobre la adhesión que podría tener la decoformulación, la principal amenaza que dicho cambio supondría respecto a la eficacia) proporcionan al sistema danés unos elevados estándares de calidad.
Los resultados y las conclusiones del presente estudio deberían ser tenidas en cuenta por los gestores sanitarios públicos a la hora de desarrollar programas de consejo asistido para el apoyo a la adhesión y el mantenimiento de los ya existentes. La progresiva e inevitable incorporación de los antirretrovirales genéricos a los sistemas sanitarios, con la consiguiente decoformulación de las combinaciones en un único comprimido, al menos en la coyuntura actual, pone de manifiesto la necesidad de dichos programas, que podrían ser implementados tanto a través de los centros sanitarios públicos como por organizaciones comunitarias especializadas.
En este sentido, organizaciones como el Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt-VIH) llevan años realizando consejo asistido individualizado y confidencial sobre la infección por VIH en general y sus tratamientos en particular, con el objeto de mejorar tanto la adhesión a la terapia antirretroviral como la esperanza y calidad de vida de las personas con VIH. Estudios como el presente ponen de relieve el beneficio aportado por este tipo de programas comunitarios en términos de salud pública, que logran seguir en funcionamiento a pesar de la reducción continuada del apoyo económico por parte de los financiadores públicos a la que han estado siendo sometidos durante los últimos años.
Fuente: NATAP / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: Frederik N. Engsig, Jan Gerstoft, Marie Helleberg, Lars N. Nielsen, Gitte Kronborg, Lars R. Mathiesen, Niels Obel. Effectiveness of antiretroviral therapy in individuals who for economic reasons were switched from a once-daily single-tablet regimen to a triple-tablet regimen. JAIDS. 2014; 66: 407-413.
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