La profilaxis preexposición frente al VIH (PrEP) es una herramienta preventiva eficaz para adolescentes que se encuentran en una situación de riesgo de adquirir dicha infección. Sin embargo, es probable que los médicos que prescriben la PrEP en EE UU tengan que hacer un esfuerzo adicional para ofrecer un apoyo más efectivo a los adolescentes para ayudarles a reducir su riesgo de contraer el VIH. Estas son las principales conclusiones de un informe publicado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE UU (CDC, en sus siglas en inglés) en Morbidity and Mortality Weekly Report.
Es bien sabido que la PrEP es una herramienta biomédica que, si se toma tal como ha sida prescrita, reduce el riesgo de adquirir el VIH. En 2012, la Agencia de la Alimentación y el Medicamento de EE UU (FDA, en sus siglas en inglés) autorizó tenofovir disoproxilo fumarato/emtricitabina (Truvada®) para su uso como PrEP en adultos. No fue hasta 2018, cuando se amplió la indicación de uso para incluir a los adolescentes de más de 35kg. Además, en 2019, la FDA autorizó el uso de tenofovir alafenamida/emtricitabina (Descovy®) como PrEP para adultos y adolescentes, excluyendo a aquellas personas que pudieran estar en una situación de riesgo de VIH a través del sexo vaginal receptivo. Esta exclusión fue debida a la falta de datos clínicos respecto a la eficacia de tenofovir alafenamida/emtricitabina en mujeres cis, en mujeres trans que se han sometido a una vaginoplastia y en hombres trans que no se han sometido a una cirugía de reconstrucción genital (véase La Noticia del Día 07/10/2019). Dicha exclusión puso de manifiesto dos aspectos ya viejos conocidos en la investigación clínica y la atención médica: la ausencia de mujeres en los ensayos clínicos y las barreras sanitarias existentes para las personas trans.
La inclusión de los adolescentes en riesgo de contraer el VIH en la indicación de la PrEP en EE UU es, sin duda, un avance importante. Según los últimos datos publicados, en ciertas poblaciones el riesgo de los adolescentes de contraer el VIH podría ser similar al de los adultos. En 2018, se notificaron en EE UU 1.688 nuevos diagnósticos de VIH (lo que representa una tasa de 8,0 por 100.000 habitantes) en adolescentes de entre 15 y 19 años. A escala nacional, los adolescentes tienen tasas de diagnóstico de VIH más bajas que las personas de más de 20 años, grupo que registró las tasas más elevadas de nuevos diagnósticos de VIH en 2018. Sin embargo, un estudio de jóvenes gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres (GBHSH) en Chicago encontró que la incidencia de VIH por 100 personas-año en GBHSH entre 16 y 17 años no fue significativamente diferente a la de los jóvenes GBHSH entre 18 años y 20 años. Estos datos indican que, entre ciertas poblaciones, el riesgo de los adolescentes de contraer el VIH podría ser similar al de los adultos, lo que sugiere la necesidad de mejorar los esfuerzos de prevención para las personas menores de 18 años.
Además, la evidencia actual indica que el conocimiento de la PrEP es bajo en muchos adolescentes, y muchos no sabrían cómo acceder a ella. Esto sugiere una necesidad de mejorar los esfuerzos de prevención para las personas menores de 18 años.
De acuerdo con los CDD, los médicos que prescriben la PrEP tienen que considerar diversos factores únicos y diferenciales que afectan a la población adolescente. Entre dichas consideraciones, se incluyen
aspectos específicos sobre la seguridad de la PrEP en adolescentes, cuestiones legales sobre el consentimiento informado y la confidencialidad, la relación entre el médico y el adolescente por un lado y la relación entre el médico y sus padres, por otro, el enfoque de la visita clínica del paciente adolescente y el inicio de la medicación, la adherencia y la retención en los cuidados.
Para ofrecer un mejor consejo al usuario, los médicos los proveedores deben estar familiarizados con los datos de seguridad relacionados con el uso de PrEP entre los adolescentes, así como conocer la regulación y las cuestiones legales sobre la prestación de la atención médica a menores. Además, los usuarios adolescentes pueden presentar otros factores de riesgo como, por ejemplo, el uso de sustancias, enfermedades mentales, inseguridad alimentaria, vivienda inestable o sexo a cambio de dinero, por lo que los programas de PrEP son una oportunidad para ofrecer una atención integral a través de la derivación a otros recursos, servicios sociales o autoridades pertinentes.
Un punto clave en la prescripción de la PrEP a adolescentes es cómo garantizar el derecho a la confidencialidad de sus datos personales en relación con sus padres o tutores. Según los resultados de diversos estudios, es menos probable que los adolescentes busquen servicios de salud sexual si les preocupa que sus padres puedan querer informarse sobre las discusiones que mantienen con sus médicos. Los CDC establecen que reconocer la autonomía del adolescente, en la medida permitida por la ley, y poder pasar un tiempo a solas con ellos mejoraría el uso de la PrEP en este grupo.
Las visitas clínicas de los adolescentes deben estar estructuradas de la mejor manera posible para un mayor cumplimiento del régimen diario de la PrEP. Los datos disponibles de los ensayos de PrEP en adolescentes sugieren que la adherencia al tratamiento podría verse beneficiada gracias a un mayor contacto y más frecuente entre el personal clínico y el menor. En ellas se deben identificar las barreras que impiden al adolescente empezar o mantener una adherencia al tratamiento y tratar de solucionarla. Obtener una historia completa donde se incluyan aspectos sociales y sexuales es importante para identificar las necesidades de salud y proporcionar recomendaciones y asesoramiento individualizados.
En sus conclusiones, los CDC recomiendan considerar la PrEP como un componente de la atención integral de la salud de los adolescentes con conductas sexuales, o de uso de drogas, de riesgo de VIH. En este sentido, la PrEP es una intervención segura y efectiva en la reducción del riesgo de VIH y, por lo tanto, se debería considerar en adolescentes con conductas de riesgo que cumplen los criterios para recibirla. En los adolescentes para los que la PrEP está indicada, debería ofrecerse como parte de una atención integral adaptada a sus necesidades específicas.
En España, a pesar de que en 2018 se notificaron 62 nuevos diagnósticos de VIH en adolescentes menores de 19 años, esta población no ha sido incluida en la indicación de la PrEP financiada por el Sistema Nacional de Salud. Sería deseable que los responsables de salud pública del Ministerio de Sanidad amplíen próximamente la indicación de la PrEP e incluya a los adolescentes en situación de riesgo de VIH.
Fuente: POZ / Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencias: Tanner MR, Miele P, Carter W, et al. Preexposure Prophylaxis for Prevention of HIV Acquisition Among Adolescents: Clinical Considerations, 2020. MMWR Recomm Rep 2020;69(No. RR-3):1–12.
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