Desde el año 2000, la tasa anual de nuevas infecciones por el VIH a nivel mundial ha disminuido en un 35%. Entre la población infantil, dicha reducción de la incidencia ha sido del 58%. Estas aparentemente buenas cifras no dejan de ser insuficientes, ya que en junio de 2015 la tasa de personas con el VIH que estaban tomando un tratamiento antirretroviral aún era del 41% en adultos y del 32% en niños. Por ello, para llegar a la meta del año 2020 fijada por ONUSIDA (que el 90% de las personas con el VIH estén diagnosticadas, que el 90% de las diagnosticadas estén en tratamiento, que el 90% de las personas en tratamiento tengan carga viral indetectable y que no tengan lugar más de 500.000 nuevas infecciones anuales) es necesario ampliar el acceso de las personas con el VIH al tratamiento antirretroviral y potenciar la prevención de la transmisión del virus.
En la actualidad, el Plan de Emergencia Presidencial para el Alivio del SIDA (PEPFAR, en sus siglas en inglés) financia el tratamiento de 9,5 millones de personas con el VIH y el Fondo Global para la lucha contra el SIDA se encarga de mantener en tratamiento a 8,6 millones de personas con el VIH. Ambas iniciativas promueven el tratamiento en entornos con recursos muy limitados y elevadas tasas de incidencia y prevalencia de la infección. Hasta ahora han sido dos iniciativas que han logrado cierta contención de la epidemia, pero para lograr objetivos más ambiciosos –como los fijados por ONUSIDA- va a ser necesaria una mayor inversión tanto en tratamientos como en herramientas preventivas y educativas.
La cara positiva de estos datos la aportan Malaui, Zambia y Zimbabue. Se trata de 3 países notablemente afectados por la epidemia que -según un informe del Centro Internacional para la Atención y los Programas de Tratamiento del Sida (ICAP, en sus siglas en inglés)- se encuentran en camino de alcanzar la meta fijada por ONUSIDA para el año 2020.
Los datos aportados por el ICAP provienen de una serie de sondeos encaminados a la detección de factores de riesgo que incluían el acceso a pruebas del VIH. Dichos sondeos se realizaron en los 16 países que cuentan con el apoyo del PEPFAR. En Malaui, Zambia y Zimbabue contaron con la participación de 80.000 personas y los suyos son los primeros resultados publicados.
En Malaui, la incidencia del VIH ha disminuido desde un 1,5% hasta el 0,37% actual, que se corresponde con 28.000 nuevas infecciones por año en adultos. La prevalencia de la infección sigue estable desde el año 2010 (en los tres países) y en Malaui es de un 10,6% de la población (unas 900.000 personas con el VIH). De forma destacable, en el grupo de entre 25 y 29 años la prevalencia en mujeres triplica a la observada en hombres (14,1 y 4,8%; respectivamente). En menores de 14 años, la prevalencia de la infección es del 1,6%.
En cuanto al grado de cumplimiento de la meta establecida por ONUSIDA para el año 2020, las cifras en Malaui resultan prometedoras:
En Zambia, la incidencia de la infección por el VIH ha caído desde el 1,5% hasta el 0,66%, lo que se traduce en unas 46.000 nuevas infecciones cada año en adultos.
La prevalencia es de un 12,3% de la población (980.000 personas viviendo con el VIH). Dentro del grupo de edad de entre 20 y 24 años, la prevalencia en mujeres cuadruplica la observada en hombres (8,6 y 2,1%; respectivamente). En menores de 14 años, la prevalencia de la infección es del 1,3%.
El grado de cumplimiento de la meta de ONUSIDA se resume en la siguiente tabla:
En Zimbabue, la tasa de incidencia se redujo desde un 1,3-1,5% hasta el 0,45% actual, lo que supone unas 32.000 nuevas infecciones anuales en adultos.
La prevalencia es del 14,6%, lo que se traduce en 1,2 millones de personas infectadas por el VIH. En el país, casi el 30% de las mujeres de entre 40 y 44 años viven con VIH. En hombres, el pico de prevalencia se encuentra entre los 45 y los 49 años, que es del 30%. Como en los casos anteriores, en la franja de edad de los 20 a los 24 años la prevalencia en mujeres triplica a la observada en hombres (8,5 y 2,7%; respectivamente). La prevalencia en menores de 14 años es del 1,4%.
El grado de cumplimiento de los objetivos de ONUSIDA se puede observar en la siguiente tabla:
A pesar de estos prometedores resultados, el camino hacia la meta de ONUSIDA para el año 2020 será aún difícil y es posible que existan determinados factores que afecten al grado de consecución. Así, en países con recursos muy limitados y con altas tasas de incidencia y prevalencia de la infección la ayuda internacional (vehiculizada a través de PEPFAR y el Fondo Global) ha permitido importantes avances como los observados en Malaui, Zimbabue y Zambia. Sin embargo, en países de ingresos medios o medio-bajos, la llegada de ayuda externa es más escasa y la financiación de programas de detección, tratamiento y prevención es más complicada.
Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: Over M. PEPFAR is Life for Millions—But without Better Prevention, the AIDS Burden Doubles Every 28 Years. Global Health Policy Blog. Center for Global Development. November 2016.
The Zimbabwe Population-Based HIV Impact Assessment (ZIMPHIA) (phia.icap.columbia.edu). December 2016.
The Malaui Population-Based HIV Impact Assessment (MPHIA) (phia.icap.columbia.edu). December 2016.
The Zambia Population-Based HIV Impact Assessment (ZAMPHIA) (phia.icap.columbia.edu). December 2016.
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