Los estados de la Unión Europea distan mucho de cumplir los objetivos mundiales fijados para la eliminación de la hepatitis C en 2030, en especial respecto a la reducción de daños, principalmente asociados al consumo de drogas inyectables-, la realización de pruebas de cribado y el tratamiento frente al virus de la hepatitis C (VHC). Este es principal hallazgo de un informe presentado en la XVIII Conferencia Europea sobre el Sida (EACS 2021), celebrada recientemente en formato mixto –online y en Londres (Reino Unido)– por la COVID-19.
En 2016, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció los objetivos mundiales para la eliminación de las hepatitis víricas como un problema de salud pública para el año 2030. Específicamente, se fijaron unos objetivos que pretenden reducir el número de nuevas infecciones por hepatitis víricas en un 90% y disminuir en un 65% el número de fallecimientos por dichas hepatitis para 2030. Sin embargo, diversas estimaciones e indicadores en los últimos tiempos vienen evidenciando que tales objetivos son difícilmente alcanzables (véanse La Noticia del Día 03/09/2020 y La Noticia del Día 03/12/2020).
El Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC, en sus siglas en inglés) estima que, en 2015, un total de 3,9 millones de personas vivían con el VHC en la Unión Europea, Reino Unido, Islandia, Liechtenstein y Noruega, lo que representa alrededor del 6% de la carga mundial de hepatitis C (71 millones).
La prevalencia de hepatitis C (VHC) en la región está muy concentrada en varios grupos de población clave, especialmente en personas usuarias de drogas inyectables (UDI). Las estimaciones de prevalencia entre las personas UDI oscilan entre el 15 y el 64% en varios países de la región. Asimismo, se ha registrado una alta prevalencia de hepatitis C en las personas privadas de libertad en algunos países. La prevalencia también es alta en hombres gais, bisexuales y otros hombres que practican sexo con hombres (GBHSH), sobre todo en aquellos que tienen el VIH (1-5%), y en población inmigrante (1-17%).
Evaluar el progreso hacia la eliminación de la hepatitis C en la región europea resulta problemático debido a la ausencia de recopilación de datos o de objetivos nacionales para la eliminación en algunos países. En 2020, la mayoría de los países de la zona aún carecían de estimaciones actualizadas sobre el número de personas que viven con hepatitis C.
Por lo que respecta al control de seguridad hematológica, la región está avanzando en la consecución de los objetivos de no remunerar a los donantes de sangre (21 países han alcanzado este objetivo) y de realizar pruebas de ácido nucleico en las donaciones sanguíneas (14 países han logrado este objetivo).
La cobertura de reducción de daños relacionados con el consumo de drogas sigue siendo débil. En 2019, solo tres países habían alcanzado el objetivo de distribuir 200 jeringuillas por persona usuaria de drogas al año, mientras que once países no habían logrado este nivel de cobertura. Solamente nueve países informaron de que habían cumplido el objetivo de proporcionar terapia de sustitución con opioides al 40% de las personas usuarias de estas drogas en situación de alto riesgo. Únicamente dos países -Luxemburgo y Noruega- habían alcanzado ambos objetivos en 2019. España, Bélgica y la República Checa estaban cerca de lograr dichos objetivos.
Los datos sobre la cascada de servicios de atención de la hepatitis C siguen siendo limitados. Menos de la mitad de los países de la región pueden informar sobre los diagnósticos de hepatitis C en 2020. Aunque un número ligeramente mayor de países puede ofrecer información acerca del número de personas que recibieron tratamiento frente al VHC ese año, menos de 10 pueden indicar el número de personas tratadas que lograron una respuesta virológica sostenida después del tratamiento (lo que se considera la curación).
Las estimaciones realizadas concluyen que, en el año 2020, apenas cuatro países de esta región -Francia, Irlanda, Italia y Suecia- habían conseguido diagnosticar a más de la mitad de las personas con hepatitis C. La prevalencia de casos no diagnosticados resulta especialmente elevada en Rumanía y Grecia. En concreto, se estima que la prevalencia del VHC en Rumanía puede ser de hasta el 3% de la población.
Aunque las pruebas de cribado del VHC en los servicios de reducción de daños y en los centros penitenciaros son ahora rutinarias en la mayoría de países europeos, estas todavía no se ofrecen en las prisiones en varios países, como Rumanía, Letonia y Grecia. Por otra parte, en 2019, solo ocho países habían indicado que más de la mitad de las personas que accedieron a centros para el tratamiento por consumo de drogas se habían sometido a pruebas de hepatitis C en el año anterior. Esto indica que un espacio que podría ser fundamental para el diagnóstico está siendo infrautilizado.
También existe una falta de datos sobre el diagnóstico tardío. Tan solo cinco países pudieron proporcionar datos en 2020 sobre la hepatitis C diagnosticada en la fase de cirrosis descompensada o carcinoma hepatocelular. Estas estimaciones variaban entre el 5 y el 27% de todos los casos diagnosticados. Por otro lado, los datos sobre los cambios en la incidencia y la prevalencia de la hepatitis C resultan escasos en la mayoría de los países. Los estudios de incidencia se han limitado, en gran medida, a las personas usuarias de drogas inyectables y ningún país de la región tiene pruebas de una reducción significativa de la transmisión de la hepatitis C en personas UDI entre 2015 y 2019. Grecia e Italia son los únicos países que informan de una notable reducción de la prevalencia de los anticuerpos de la hepatitis C entre las personas UDI. En la mayoría de los demás países, la prevalencia se ha mantenido estable.
Según las previsiones del ECDC, es poco probable que la región europea alcance el objetivo de reducir el 65% de las muertes relacionadas con el hígado para 2030 al ritmo actual de progreso.En 2015, el ECDC calcula que 64.000 personas con hepatitis C murieron por causas relacionadas con problemas hepáticos. Para alcanzar el objetivo de 2020, es necesario que la mortalidad asociada a patología del hígado se reduzca a 22.400 muertes anuales en 2030. Pero las muertes por cáncer de hígado siguen aumentando.
Como conclusión, los países de la región deben realizar importantes inversiones en sistemas de información y vigilancia epidemiológica y seguimiento del VHC para comprender sus epidemias nacionales, así como ampliar la reducción de daños, la realización de pruebas y el tratamiento frente al VHC. En este sentido, la epidemia de la COVID-19 ha demostrado lo que es posible hacer en cuanto a realización de pruebas a gran escala y es necesario redirigir parte de esa innovación hacia las pruebas de la hepatitis C.
Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia:Duffell E. How far are we from eliminating hepatitis C in Europe? 18th European AIDS Conference, London, parallel session B2, 2021.
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