Un hombre tratado por una leucemia en un hospital europeo ha sido declarado curado de la infección por el VIH más de siete años después de interrumpir su tratamiento antirretroviral, lo que le convierte en la séptima persona en alcanzar este hito clínico y en la segunda en lograrlo sin recibir células madre resistentes al virus. El caso, que se remonta a un trasplante realizado en 2015 y que hoy se confirma como curación, redefine qué condiciones pueden ser necesarias para erradicar el VIH mediante esta estrategia.
Un cambio en la comprensión de cómo se cura el VIH
Durante más de una década, la comunidad científica ha considerado que la curación del VIH mediante trasplante de células madre dependía de un elemento clave: que el donante tuviera dos copias de una mutación en el gen CCR5, responsable de producir un receptor que el virus usa para infectar células inmunitarias. La ausencia completa de este receptor hace que dichas células sean intrínsecamente resistentes al virus. Sin embargo, esta condición solo se da en una minoría de la población, limitando drásticamente la disponibilidad de donantes compatibles.
Los cinco primeros casos de curación confirmada parecían reforzar esa teoría. Pero en 2023, un paciente tratado en Suiza (véase La Noticia del Día 23/07/2024) —conocido como el paciente de Ginebra— demostró que la ausencia de la mutación completa no impedía eliminar el virus, aunque el periodo de seguimiento todavía era corto como para descartar una reaparición tardía. El nuevo caso cambia el equilibrio: el protagonista recibió células madre que solo tenían una copia mutada y otra normal, es decir, no eran resistentes al virus, y aun así logró eliminarlo por completo.
El procedimiento siguió el mismo enfoque que en otros trasplantes por cáncer hematológico: quimioterapia intensa para destruir gran parte del sistema inmunitario y permitir que las células del donante lo reconstruyeran. Durante ese proceso, el hombre continuó con tratamiento antirretroviral estándar para evitar que el virus infectara a las nuevas células.
Tres años después del trasplante, tomó una decisión arriesgada: interrumpir la terapia antirretroviral por cuenta propia. A partir de ese momento, y de manera sorprendente, no se detectó virus en sangre ni en tejidos, incluso con análisis altamente sensibles. Hoy, siete años y tres meses después, el diagnóstico es claro: curación completa.
¿Qué explica la curación si las células no eran resistentes?
El caso abre un debate científico profundo. Sobre la base de los casos previos de curación, se pensaba que la erradicación del VIH se producía porque el virus, tras la quimioterapia, ya no podía infectar al nuevo sistema inmunitario debido a la ausencia del receptor CCR5 (ya que se trataba de casos con las dos copias del gen del receptor mutadas) . Sin ese receptor, la infección se volvía inviable. Pero aquí ocurre algo distinto: el receptor estaba parcialmente presente.
Una hipótesis emergente es que el éxito no dependió solo de la resistencia al virus, sino del ataque inmunológico de las células donantes contra las células remanentes del receptor, un fenómeno conocido como “enfermedad injerto contra huésped”, que puede afectar gravemente a la salud de la persona que lo padece pero que, paradójicamente, puede ser el secreto de la curación de la infección por el VIH en este tipo de casos. Si las nuevas células destruyen de forma rápida y eficaz los últimos reservorios donde el VIH podría esconderse, el virus se queda sin lugares donde persistir y desaparece.
Además, el hecho de que el receptor del trasplante tuviera una sola copia mutada de CCR5 podría haber alterado la distribución de sus propias células inmunitarias, favoreciendo un entorno donde los reservorios virales eran más accesibles o más vulnerables.
Los investigadores coinciden en que este resultado amplía el abanico de posibles donantes para personas con cáncer y el VIH que necesiten un trasplante de células madre sanguíneas. Sin embargo, también subrayan que cada caso responde a una combinación extremadamente concreta de factores inmunológicos y genéticos tanto del receptor como del donante.
Una opción que sigue siendo excepcional
Por esperanzadores que sean estos resultados, los expertos recuerdan que los trasplantes de células madre no son un tratamiento viable para la mayoría de personas con VIH. Se trata de procedimientos muy arriesgados, reservados solo para enfermedades graves como las leucemias, y con una mortalidad asociada que hace injustificable su uso en personas con el VIH sin cáncer.
El tratamiento habitual, la terapia antirretroviral diaria o de administración periódica, permite llevar una vida larga y saludable, suprime la transmisión del virus y es mucho más seguro. A ello se suman nuevos avances preventivos, como la profilaxis preexposición (PrEP, en sus siglas en inglés) al VIH basada en lenacapavir (Yeutuo®), un medicamento inyectable administrado dos veces al año que ha demostrado proporcionar una protección casi completa frente al VIH (véase La Noticia del Día 01/09/2025).
Paralelamente, se trabaja en aproximaciones más replicables, como la edición genética de células inmunes, el desarrollo de vacunas preventivas y terapéuticas, y tecnologías capaces de identificar y erradicar los reservorios virales. Aunque la curación sigue siendo un objetivo complejo, cada caso como este ofrece claves decisivas para entender qué mecanismos hacen posible eliminar el virus del organismo y cómo podrían reproducirse de forma segura en el futuro.
Fuente: NewScientist / Elaboración propia (gTt).
Referencia: Gaebler C, Kor S, Allers K, et al. Sustained HIV-1 remission after heterozygous CCR5Δ32 stem cell transplantation. Nature. Published online December 1, 2025. doi:10.1038/s41586-025-09893-0
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