El último informe del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) confirma una tendencia que no se detiene: las infecciones de transmisión sexual (ITS) siguen aumentando en España, alcanzando su máximo histórico desde que existen registros.
Solo en 2024 se notificaron más de 92 000 nuevos casos de gonorrea, sífilis, clamidia y linfogranuloma venéreo (LGV). El incremento medio anual desde 2015 supera el 20 %, especialmente tras el fin de las restricciones de la pandemia.
Las comunidades de Cataluña, Madrid, Canarias y País Vasco encabezan las tasas más altas, aunque el crecimiento se extiende a todo el territorio. Esta situación refleja, según el informe, la necesidad de fortalecer la vigilancia, mejorar la calidad del registro y abordar las desigualdades territoriales en el acceso a la prevención y al diagnóstico precoz.
Las ITS más frecuentes: clamidia, gonorrea y sífilis
- Clamidia: con más de 41.000 casos (86,3 por 100 000 habitantes), se mantiene como la infección más notificada, especialmente en mujeres jóvenes menores de 30 años.
- Gonorrea: con 37.257 casos (76,6 por 100 000 habitantes), es la ITS con el crecimiento más rápido, con un aumento medio anual del 28,9 % desde 2020.
- Sífilis: alcanzó 11.930 casos en 2024, la cifra más alta en tres décadas.
- Linfogranuloma venéreo (LGV): casi exclusivamente diagnosticado en hombres gais, bisexuales y otros HSH, sigue aumentando de forma constante.
Los datos muestran que las ITS afectan principalmente a jóvenes de entre 20 y 34 años, un grupo en el que confluyen factores biológicos, conductuales y sociales: menor percepción del riesgo, desigual acceso al diagnóstico y normalización del sexo sin preservativo.
Impacto desigual y factores sociales
El aumento de las ITS no se explica solo por un mayor número de pruebas o mejores sistemas de vigilancia. El informe del ISCIII subraya el papel de las desigualdades estructurales:
- Falta de educación sexual integral en los sistemas educativos.
- Cierre o reducción de centros especializados en ITS.
- Disparidad en la oferta de pruebas diagnósticas entre comunidades autónomas.
- Persistencia del estigma asociado al VIH, al género y a la orientación sexual, que sigue siendo una barrera para acceder a los servicios de salud.
Los expertos advierten que estas brechas perpetúan la vulnerabilidad de determinados grupos —como personas jóvenes, mujeres, migrantes y población LGTBIQ+— y dificultan el cumplimiento del derecho a la salud sexual y reproductiva.
Equidad, derechos y participación comunitaria
El enfoque basado en los derechos humanos cobra especial relevancia ante este escenario.
La salud sexual no puede limitarse a la ausencia de infección: implica bienestar, autonomía, consentimiento y acceso igualitario a la atención sanitaria.
Las organizaciones comunitarias —entre ellas colectivos LGTBIQ+, grupos de personas con el VIH y asociaciones de salud sexual— desempeñan un papel esencial en la educación, acompañamiento y detección precoz, pero reclaman más apoyo institucional.
El informe del ISCIII reconoce que solo un 3% de los registros de ITS incluyen información clínica completa, lo que limita la respuesta epidemiológica. Además, subraya la necesidad de garantizar la confidencialidad, mejorar la recogida de datos sobre diversidad y reforzar la formación del personal sanitario en competencias culturales y de género.
Hacia una respuesta integral
Las autoridades sanitarias y las entidades sociales coinciden en que el aumento de ITS debe abordarse desde una respuesta intersectorial e inclusiva, que combine ciencia, educación y participación ciudadana.
Entre las medidas recomendadas destacan:
- Ampliar los programas de cribado gratuito y accesible.
- Garantizar la integración de la atención a las ITS en los centros de salud sexual y VIH.
- Promover campañas de comunicación inclusivas que reduzcan el estigma.
- Invertir en educación sexual integral y basada en la evidencia, adaptada a todas las edades.
Las ITS son prevenibles y tratables, pero solo si el sistema sanitario garantiza el acceso equitativo al diagnóstico, al tratamiento y a la información fiable.
Una cuestión de derechos y justicia social
Más allá de los datos, la vigilancia epidemiológica de las ITS revela un espejo de las desigualdades en salud. Reconocer la salud sexual como un derecho humano, no solo como una cuestión biomédica, es el punto de partida para una respuesta efectiva. El reto no es solo reducir las cifras, sino garantizar que nadie quede fuera de la prevención, la atención y el acompañamiento por razones de género, edad, origen o identidad.
Fuente: Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Instituto de Salud Carlos III. Vigilancia Epidemiológica de las Infecciones de Transmisión Sexual en España, 1995-2024. Madrid, octubre 2025.
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