Según los resultados de un estudio estadounidense publicado en la edición del 20 de agosto de la revista AIDS and Behaviour, las personas coinfectadas por el VIH y el virus de la hepatitis C (VHC) que son capaces de mantener un nivel elevado de adhesión a interferón pegilado y ribavirina -la terapia convencional contra la hepatitis C- responden mejor al tratamiento. Con todo, los autores de este estudio pudieron observar que, a medida que transcurren los 48 meses de duración del tratamiento, los niveles de adhesión a la terapia disminuyen y que el uso de metadona supone un factor de riesgo para mantener una adhesión óptima.
La falta de adhesión al tratamiento anti-VHC es un fenómeno común en la práctica clínica habitual que, con frecuencia, no es detectado adecuadamente por los médicos (véase La Noticia del Día 29/09/2011). Este hecho podría estar condicionando la eficacia de la terapia; sin embargo, existe escasa información acerca de cómo afectan los niveles de adhesión a la respuesta al tratamiento contra la hepatitis C en personas coinfectadas y cuáles son los factores de riesgo de una mala adhesión. Con el fin de arrojar un poco más de luz sobre este problema, un equipo de investigadores del Departamento de Asuntos de Veteranos de EE UU diseñó un estudio retrospectivo que incluyó a 333 personas coinfectadas que habían iniciado el tratamiento contra la hepatitis C entre 2001 y 2006.
La adhesión se calculó utilizando los registros de farmacia de reposición de la medicación durante períodos de 12 semanas. El tratamiento consistió en la terapia convencional compuesta por la combinación de interferón pegilado inyectable una vez al semana y ribavirina dos veces al día durante un período de 48 semanas.
Los investigadores evaluaron la relación entre el grado de adhesión a cada fármaco y las probabilidades de conseguir una respuesta virológica precoz (RVP; carga viral del VHC indetectable doce semanas después de iniciar el tratamiento) y una respuesta virológica sostenida (RVS; carga viral del VHC indetectable 24 semanas después de finalizar el tratamiento, lo que se considera la curación de la hepatitis C).
Casi todos los participantes (98%) eran hombres y un 80% estaban infectados por los genotipos del VHC que responden peor al tratamiento convencional (genotipos 1 y 4). Un 44% eran negros y una tercera parte tenían una diagnóstico de depresión a nivel basal, factores ambos que podría afectar de forma negativa a la respuesta al tratamiento. Un 90% de los participantes estaban tomando terapia antirretroviral.
El promedio de la adhesión a interferón pegilado fue más elevado que el de la adhesión a ribavirina durante cada período de 12 semanas. En general, se observó un descenso de un 3% en la adhesión a interferón pegilado (de un 99 a un 88%; p= 0,04) y un descenso de un 4% en la de ribavirina (de un 93 a un 78%; p= 0,002) en cada período de 12 semanas.
El estudio halló que el uso de metadona, que estaba siendo utilizada por un 6% de los participantes, se asoció con niveles más bajos de adhesión a interferón pegilado (p= 0,002) y ribavirina (p= 0,04). “El empleo de metadona podría relacionarse con otros factores (como por ejemplo, deterioro cognitivo) que podrían predisponer a una disminución del grado de adhesión o que podrían ser un marcador de una mayor adicción en el pasado a la drogas que podría resurgir durante el tratamiento contra la hepatitis C y provocar una falta de adhesión al mismo”, sugieren los investigadores.
Un 45% de los pacientes con genotipos 1/4 del VHC lograron una respuesta virológica precoz (RVP). Se apreció una relación significativa entre niveles elevados de adhesión a ribavirina y probabilidades de conseguir una RVP (p= 0,009) y una asociación muy débil entre adhesión a interferón pegilado y lograr una RVP (p= 0,1).
Algo más de una cuarta parte (27%) de los participantes con genotipos 1/4 del VHC alcanzaron una respuesta virológica sostenida. Los datos revelan que mantener un nivel elevado de adhesión a la terapia convencional durante las 36 primeras semanas de tratamiento se relacionó con mayores probabilidades de conseguir una respuesta virológica sostenida, es decir, de curar la hepatitis C.
Los resultados de este estudio ponen de manifiesto la necesidad de insistir en la importancia de la adhesión durante todo el período del tratamiento. No obstante, futuros estudios deberían examinar factores de riesgo adicionales que influyen en la falta de adhesión a la terapia y evaluar intervenciones que ayuden a los pacientes coinfectados a mantener durante todo el tiempo un buen grado de cumplimiento terapéutico.
En este sentido, los investigadores señalan en sus conclusiones: “Este análisis sugiere que la adhesión a la terapia contra el VHC debería ser un punto clave de los profesionales médicos antes y durante el tratamiento. Y añaden: “Agregar los nuevos agentes antivirales de acción directa (DAA, en sus siglas en inglés) a un régimen con interferón pegilado y ribavirina aumentará la complejidad de la terapia contra el VHC en personas coinfectadas por VIH y VHC; identificar una adhesión subóptima a través de los registros de farmacia de reposición de medicación permitiría a los médicos aconsejar a sus pacientes sobre cómo mejorar la adhesión durante todo el tratamiento”.
Referencia: Aidsmap / Elaboración propia.
Fuente: Lo Re V, Teal V, Localio AR, et al. Adherence to hepatitis C virus therapy in HIV/hepatitis C-coinfected patients. AIDS Behav, online edition. DOI 10.1007/s10461-012-0288-9, 2012.
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