Un estudio reciente realizado en Canadá ha analizado cómo las comorbilidades y el uso de múltiples medicamentos (polifarmacia) afectan la salud física y mental de personas mayores con el VIH. La investigación, publicada en JAIDS, incluyó a 824 participantes del proyecto “Positive Brain Health Now”. Una de las principales conclusiones ha sido la relación entre la carga de medicamentos y problemas como la fragilidad física y el deterioro cognitivo.
El tratamiento antirretroviral ha transformado la vida de las personas con el VIH, permitiéndoles alcanzar una esperanza de vida cercana a la de la población general. Sin embargo, a medida que envejecen, otros problemas de salud se vuelven más frecuentes. Estas condiciones incluyen, entre otras, diabetes, colesterol alto, hipertensión, enfermedad renal, osteoporosis, ansiedad, insomnio y depresión.
El abordaje de la salud de las personas mayores con el VIH y el proceso de envejecimiento sigue enfrentando numerosos retos, barreras y estigmas. Por ello, la mejora del cuidado de la salud a través de la individualización, así como de un enfoque de cobertura sanitaria universal y receptiva, es fundamental; especialmente en el contexto de una población envejecida y el éxito de la terapia antirretroviral en el manejo del VIH (véase La Noticia del Día 13/02/2025).
Perfil de participantes del estudio
El análisis sobre polifarmacia se basó en datos de 824 personas mayores con el VIH, recopilados en clínicas de Vancouver, Montreal, Hamilton y Toronto. Este es el perfil promedio de los participantes al inicio del estudio:
- 85% eran hombres, 15% mujeres
- Mediana de edad: 53 años.
- Tiempo medio desde el diagnóstico de VIH: 17 años.
- Nivel más bajo de CD4 registrado (nadir CD4): 215 células/mm³.
- Nivel actual promedio de CD4: 610 células/mm³.
- 8% tenía carga viral detectable
- Polifarmacia (uso de cinco o más medicamentos no relacionados con el VIH): 20%.
- Uso del medicamento efavirenz (en Atripla y Sustiva): 12%; este fármaco puede causar somnolencia y otros efectos en el zistema nervioso central.
- 17% tenía obesidad
- 41% tomaba fármacos con efectos anticolinérgicos (13% con carga anticolinérgica alta)
- 38% tomaba sedantes (12% con carga sedativa alta)
Capacidad cognitiva y fragilidad física
El estudio tuvo como objetivo principal analizar cómo las comorbilidades, el uso de múltiples medicamentos y, específicamente, los fármacos con efectos anticolinérgicos o sedativos impactan en dos aspectos clave del envejecimiento: la capacidad cognitiva y la fragilidad física en personas mayores con el VIH. Estos medicamentos, comúnmente utilizados para tratar condiciones no relacionadas con el VIH, pueden interferir en funciones cerebrales esenciales y en la fortaleza física, aspectos fundamentales para mantener una buena calidad de vida.
Para llevar a cabo esta investigación, los expertos emplearon un modelo matemático avanzado conocido como “modelado de ecuaciones estructurales”. Este método permitió analizar y relacionar múltiples factores a la vez, como la carga de medicamentos, las comorbilidades y sus efectos indirectos en la salud física y mental. Además, el modelo fue ajustado teniendo en cuenta variables clave como la edad, el sexo, el nivel educativo, el tiempo de diagnóstico del VIH, el nivel más bajo de CD4 alcanzado por el paciente (nadir CD4) y síntomas de ansiedad o depresión.
Este enfoque permitió a los investigadores identificar patrones complejos y conexiones entre los diferentes factores, proporcionando una visión más profunda de cómo las interacciones entre medicamentos y condiciones de salud afectan a las personas mayores con el VIH.
Polifarmacia personalizada
Para tratar estas afecciones, además del VIH, el personal médico suele recetar múltiples medicamentos. Este uso simultáneo de varios fármacos se conoce como polifarmacia. Aunque muchas veces es necesario, algunos medicamentos podrían tener efectos negativos en la salud de las personas con el VIH.
Los investigadores destacaron que la polifarmacia, aunque necesaria para tratar múltiples comorbilidades, tiene un impacto significativo en la capacidad cognitiva y la fragilidad física. Según el estudio, el número de medicamentos no relacionados con el VIH está estadísticamente vinculado a un mayor riesgo de fragilidad física.
Por ello, los expertos subrayan la importancia de centrar los esfuerzos en una polifarmacia personalizada y adecuada. Esto significa ajustar los tratamientos según las necesidades específicas de cada paciente, minimizando los riesgos asociados al uso excesivo de fármacos. Una estrategia más individualizada podría mejorar tanto la salud física como cognitiva de las personas mayores con el VIH.
Salud mental: un factor amplificador
Los investigadores encontraron que las personas con depresión y/o ansiedad tienen una mayor predisposición a percibir problemas cognitivos, como dificultades de memoria o concentración, y a experimentar una sensación de fragilidad física en comparación con aquellas que no presentan estos trastornos.
Estas condiciones de salud mental no solo afectan directamente la percepción de déficits cognitivos, sino que también pueden amplificar otras sensaciones negativas relacionadas con el bienestar general, como la falta de energía, el agotamiento físico y la pérdida de confianza en sus capacidades.
La relación entre la salud mental y las condiciones físicas es compleja y bidireccional. Por ejemplo, sentirse frágil físicamente puede desencadenar o agravar problemas emocionales, mientras que la depresión y la ansiedad pueden aumentar la percepción de debilidad o incapacidad, incluso en casos en los que la salud física no esté tan deteriorada. Este círculo vicioso puede tener un impacto considerable en la calidad de vida de las personas mayores con el VIH, especialmente en un contexto donde las comorbilidades ya son frecuentes.
Ante estos hallazgos, los expertos enfatizan la necesidad de integrar el tratamiento de la salud mental como un componente fundamental en los cuidados médicos para personas con el VIH. Esto implica no solo la detección oportuna de trastornos como la depresión y la ansiedad, sino también la implementación de estrategias terapéuticas personalizadas que incluyan apoyo psicológico, terapias farmacológicas seguras y programas de manejo del estrés.
Recomendaciones: hacia una atención más personalizada
El estudio concluye que reducir el uso de fármacos con carga anticolinérgica o sedativa, y optimizar los tratamientos de forma individualizada, puede ayudar a prevenir el deterioro físico y mental.
También señala la necesidad de incluir el abordaje de la salud mental en los protocolos de atención integral y promover el uso racional de medicamentos.
Aunque se trata de un estudio transversal (basado en un único momento en el tiempo), los investigadores señalaron que sería valioso contar con estudios a largo plazo que monitoreen a los participantes de manera continua. Esto permitiría evaluar cómo evolucionan las comorbilidades y su impacto en la calidad de vida de las personas con el VIH. Además, estos estudios podrían analizar la efectividad de intervenciones específicas para abordar estas afecciones y mejorar el bienestar general de esta población.
Fuente: Catie/Elaboración propia (gTt-VIH).
eferencia: Michael HU, Brouillette MJ, Tamblyn R, Fellows LK, Mayo NE. Disentangling the Effects of Comorbidity and Polypharmacy on Cognitive Function and Physical Frailty in Individuals With HIV. J Acquir Immune Defic Syndr. 2024 Dec 15;97(5):497-505. doi: 10.1097/QAI.0000000000003523.
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