Un equipo internacional de investigadores ha publicado en Lancet HIV un artículo de revisión sobre qué modelos de atención se están utilizando a escala global para las personas con el VIH que envejecen y cómo deberían optimizarse para el envejecimiento progresivo de la población con el VIH a nivel mundial.
El envejecimiento de la población con el VIH es un tema de alto interés dado el aumento de la esperanza de vida de las personas seropositivas causado por la cada vez más alta eficacia y menor toxicidad de la terapia antirretroviral. Este hecho ha llevado ya a desarrollar alguna experiencia piloto de clínica de atención del VIH dirigida específicamente a personas que envejecen (véase La Noticia del Día 24/11/2021). Sin embargo, dichas experiencias son aún testimoniales y la atención de la infección por el VIH a nivel global aún no ha incorporado como debería la atención del VIH en un contexto de envejecimiento y multimorbilidad, algo que en determinados entornos es ya el día a día y en otros lo será en un futuro próximo.
Para arrojar más luz a este asunto, los autores del presente artículo evaluaron 3 modelos de financiación de los servicios para personas con el VIH:
– Plan de Emergencia Presidencial para Paliar el Sida (PEPFAR, en sus siglas en inglés) y/o Fondo Mundial para la Lucha contra el Sida
– Modelo de EE UU
– Sistemas sanitarios públicos (modelo más frecuente en países europeos)
El primero de los modelos –financiado por PEPFAR y el Fondo Mundial– está, en los países en los que se utiliza, claramente separado del sistema de atención del resto de patologías, por lo que la integración de la atención del VIH y el resto de patologías es esencial para asegurar un manejo adecuado del envejecimiento con el VIH.
Otro de los aspectos a mejorar en dicho primer modelo es que el personal sanitario en este modelo está especializado en la atención aguda, con menos experiencia en la atención multidisciplinar, un hecho importante para la mejora de la atención durante el envejecimiento donde enfermeras y otras personas relacionadas con trabajo social y comunitario deberían formar parte de los equipos de seguimiento. También se observa que la atención del VIH cuenta con más recursos que el resto de patologías, ya que la medicación antirretroviral es gratuita, mientras que la de las otras patologías no lo es, lo que hace difícil un adecuado manejo de las comorbilidades asociadas al envejecimiento. Un último punto a mejorar en este primer modelo es la necesidad de un liderazgo que abogue por la importancia para implementar mejoras.
El segundo modelo analizado, el de EE UU, se basa mayoritariamente en la atención especializada llevada a cabo por infectólogos. Los autores consideran necesario integrar los servicios con los de las comorbilidades asociadas al envejecimiento siguiendo un modelo bien planificado. En la misma línea, destacan la necesidad de que los médicos de atención primaria y los infectólogos reciban formación adicional sobre la especialidad no propia para una correcta derivación entre ambas especialidades y un manejo conjunto de las comorbilidades asociadas al VIH. En lo relativo a los registros electrónicos, es necesaria una integración y/o compatibilidad entre sistemas para que cualquier médico pueda acceder a información sobre el paciente que pueda ser de interés.
El modelo estadounidense cuenta con un importante punto débil: la necesidad de pagar por cualquier medicamento, hecho que supone problemas de acceso importantes para aquellas personas que no se pueden permitir un seguro privado. Los autores del artículo señalan que es necesario instaurar más programas públicos que permitan salvar este escollo tanto para el manejo de VIH como de las comorbilidades asociadas al envejecimiento.
En el último de los modelos –el sistema sanitario público– el manejo del envejecimiento está fuertemente dirigido hacia la atención primaria, con la colaboración intermitente de otras especialidades en función de las necesidades. En el contexto del envejecimiento con el VIH, los autores del artículo apuntan a que el manejo podría mejorarse si se crearan centros sanitarios con equipos multidisciplinares encaminados a la atención específica de personas que envejecen con el VIH.
Como en el caso de EE UU, en el modelo de sistema sanitario público existe una necesidad de formación sobre VIH en médicos de atención primaria y de comorbilidades asociadas al envejecimiento en médicos especialistas en el VIH. En cambio, una importante ventaja del sistema sanitario público es que el acceso a la medicación frente a cualquier patología es asumido por dicho sistema, sin suponer cargas económicas para los pacientes, lo que garantiza equidad y accesibilidad.
El análisis llevado a cabo en el presente artículo muestra una visión global de la atención por el VIH y cómo esta debería reorientarse para afrontar el reto que supondrá en los próximos años la atención de las personas con el VIH que envejecen. Este tipo de artículos son altamente necesarios para ver dónde nos encontramos y, especialmente, dónde debemos llegar, lo que proporciona información importante para las entidades comunitarias de cara a establecer e impulsar reivindicaciones con una basa sólida.
Fuente: Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: Kiplagat J, Tran DN, Barber T, Njuguna B, Vedanthan R, Triant VA, Pastakia SD. How health systems can adapt to a population ageing with HIV and comorbid disease. Lancet HIV. 2022 Feb 23:S2352-3018(22)00009-1.
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