El papel de estas enfermedades es más relevante que la propia edad cronológica, por lo que las intervenciones precoces para su manejo podrían contrarrestar su impacto
Un estudio publicado en la revista Brain ha concluido que el envejecimiento prematuro evidenciado en personas con el VIH está mediado principalmente por el impacto de las comorbilidades. De este modo, la edad cronológica u otros factores asociados a la propia infección por el VIH desempeñan un papel menos relevante que las comorbilidades en la aceleración del envejecimiento. El hallazgo es significativo, puesto que pone el foco en patologías que, en muchos casos, son prevenibles o, al menos, manejables si se criban y tratan a tiempo.
La terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA) ha logrado incrementar la esperanza de vida de las personas con el VIH hasta acercarla a la de la población general (véase La Noticia del Día 29/05/2023). Sin embargo, este gran logro de la ciencia y de la atención sanitaria también lleva consigo una contrapartida: el envejecimiento de las personas con el VIH es, en cierto sentido, prematuro y muchas comorbilidades aparecen antes y en mayor medida que en la población general sin el VIH de edad similar (véase La Noticia del Día 27/04/2021).
Para arrojar un poco más de luz sobre esta cuestión, investigadores del estudio CHARTER (acrónimo en inglés de Investigación sobre los efectos del tratamiento antirretroviral y el VIH sobre el sistema nervioso central) realizaron un seguimiento del estado de salud de 402 personas con el VIH a lo largo de 12 años. Dichas personas se clasificaron en dos grupos: menores de 60 años y personas de 60 años en adelante.
Durante los 12 años de seguimiento, el uso de tratamiento antirretroviral y los niveles de supresión viral se incrementaron en ambos grupos comparados. Al mismo tiempo, en los dos grupos se observó un incremento en el número de comorbilidades sistémicas y psiquiátricas, y también se evidenció un deterioro neurocognitivo superior al esperado por el proceso de envejecimiento propio de la edad en personas sin el VIH.
Contrariamente a lo esperado, todas las comorbilidades fueron similares en los dos grupos de edad comparados y, por tanto, no se correlacionaron con la edad cronológica.
El deterioro neurocognitivo no se asoció ni a la edad ni al VIH o a las características del tratamiento, pero sí presentó una fuerte correlación con la presencia de comorbilidades, en especial de diabetes, hipertensión, enfermedad pulmonar crónica, fragilidad, dolor neuropático, depresión e historial de consumo problemático de cannabis.
Los resultados de este estudio aportan un nuevo enfoque del envejecimiento prematuro en el contexto de la infección por el VIH que, de hecho, permitiría un manejo más factible que si su causa principal fuera la propia infección por el VIH o sus tratamientos (factores que no es posible eliminar de la ecuación). Por tanto, es importante ahondar en el manejo precoz y cribado de las comorbilidades en personas con el VIH con el objetivo de detener dicho envejecimiento prematuro y, así, promover un envejecimiento con calidad de vida en la población seropositiva.
Fuente: NATAP / Elaboración propia (gTt).
Referencia: Heaton RK, Ellis RJ, Tang B, et al. Twelve-year neurocognitive decline in HIV is associated with comorbidities, not age: a CHARTER study. Brain. 2023;146(3):1121-1131. doi:10.1093/brain/awac465
