Un estudio publicado en HIV Medicine ha concluido que la fatiga sigue siendo común entre personas con VIH, a pesar de tener una buena función inmunitaria y carga viral indetectable.
La fatiga era un síntoma frecuente entre personas con VIH antes de la llegada de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA), causada, probablemente, por la inmunosupresión avanzada. Para evaluar si la fatiga sigue teniendo una incidencia significativa en la población seropositiva y determinar sus posibles factores causales, investigadores británicos llevaron a cabo un estudio transversal con 100 personas con infección por VIH estable.
La gravedad de la fatiga fue evaluada por medio de la escala de impacto de la fatiga (FIS, en sus siglas en inglés). La sintomatología relacionada con la intolerancia ortostática (experimentar sensación de mareo al estar de pie) fue medida con la escala de graduación ortostática (OGS). Los resultados de los participantes fueron comparados con los de 166 controles no infectados por VIH y con 74 personas con síndrome de fatiga crónica.
El 91% de los participantes tomaban TARGA y el 78% tenían carga viral indetectable. El 51% de las personas con VIH experimentaron fatiga síntomática (puntuación FIS ³40) y el 28% fatiga grave (FIS ³80).
La puntuación media FIS entre personas con VIH fue de 50,8 (desviación estándar [DE]: 41,9), mientras que entre los controles fue de 13,0 (DE: 17,6) y entre las personas con síndrome de fatiga crónica, de 92,9 (DE: 29,0). Las diferencias observadas entre personas con VIH y controles fueron significativas (p <0,001).
Entre las personas con VIH, la fatiga grave no se asoció significativamente ni al recuento de CD4 durante el estudio ni al recuento nadir. Tampoco se asoció a la carga viral plasmática o a tomar TARGA.
Sin embargo, los investigadores sí hallaron asociación entre padecer fatiga y tener historial de uso de estavudina (d4T, Zerit®) o didanosina (ddI, Videx®) [p= 0,016]. También se apreció una relación significativa entre sufrir lipodistrofia y experimentar fatiga (p= 0,011). De forma adicional, se observó una buena correlación entre el grado de intolerancia ortostática y la gravedad de la fatiga.
Los resultados de este estudio muestran que la fatiga, a pesar de no estar causada por la inmunosupresión como en la era pre-TARGA, sigue estando presente en la población con VIH. Dado que la fatiga se ha asociado con el uso de estavudina o didanosina (análogos de dideoxinucleósido con una potente toxicidad mitocondrial), una parte de los casos de fatiga podría tener causas metabólicas. La asociación entre la lipodistrofia y la fatiga podría estar causada indirectamente por estavudina y didanosina (fármacos muy relacionados con la lipoatrofia) o por la incidencia que la lipodistrofia tiene sobre el estado de ánimo (un factor que condiciona la percepción de la fatiga). La intolerancia ortostática, efecto secundario relativamente frecuente en la infección por VIH, sería, como se demostró en el estudio, otro factor relacionado con la fatiga.
Por último, será importante comprobar la incidencia de fatiga en los ensayos clínicos que se están llevando a cabo con festinavir (véase La Noticia del Día 20/09/2010), fármaco que, aunque presenta un perfil metabólico mejorado, está relacionado estructuralmente con estavudina.
Fuente: Catie.
Referencia: Payne B, Hateley C, Ong E, Premchand N, Schmid M, Schwab U, et al. V-associated fatigue in the era of highly active antiretroviral therapy: novel biological mechanisms? HIV Med. 2012 Sep 23.
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