Un estudio publicado en The Lancet HIV ha concluido que el envejecimiento cerebral de las personas con el VIH se vería condicionado tanto por factores clínicos como por factores de corte social tales como el desempleo o los niveles de ingresos. En el ensayo se examinaron los cambios estructurales en el cerebro por medio de técnicas de imagen por resonancia magnética (MRI, en sus siglas en inglés).
En la era de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA) y al contrario de lo que sucedía antes de esa era, los cambios estructurales observados en el cerebro de las personas con el VIH raramente se vinculan a demencia o patologías cerebrales graves, pero con el paso de los años pueden conllevar un deterioro cognitivo que puede afectar de manera negativa a la calidad de vida (véase La Noticia del Día 07/07/2022). Por ello, es importante esclarecer qué factores pueden acelerar el deterioro para poder intervenir y paliar sus efectos.
A lo largo de los años, la investigación ha podido identificar una serie de factores que condicionarían el deterioro cognitivo asociado al VIH, pero aún existe controversia al respecto.
Para arrojar un poco más de luz a este asunto, un equipo de investigadores estadounidenses llevó a cabo un estudio retrospectivo de 638 personas que habían realizado pruebas de MRI entre los años 2008 y 2022. De ellas, 379 personas tenían el VIH.
A través de un algoritmo de inteligencia artificial que comparó los escáneres de los participantes con otros de una base de datos histórica, los investigadores asignaron una edad cerebral a cada participante, que fue comparada con su edad cronológica. Ello permitió determinar qué participantes tendrían un envejecimiento cerebral adicional al que correspondería por su edad cronológica.
Los autores del estudio recopilaron información relativa a factores de riesgo cardiovascular, uso de sustancias, educación, empleo y nivel de ingresos del lugar de residencia. En personas con el VIH también se disponía de información relativa a los recuentos de CD4, determinación de carga viral y coinfección por el virus de la hepatitis C (VHC).
Las 379 personas con el VIH tenían una edad promedio de 45 años. La mayoría de ellas eran hombres (el 78%) y de etnia negra (69%). El promedio de educación era de 13 años de estudios y el 27% de estas personas estaban desempleadas. El 78% tenía carga viral indetectable y un recuento de CD4 promedio de 588 células/mm3. Un 7% de los participantes con el VIH tenía historial de coinfección por el VHC.
Las personas sin el VIH tenían una edad promedio de 38 años, el 50% eran hombres, el 56% eran de etnia negra y el promedio de años de educación era de 14 años. El 11% estaban desempleadas y no se disponía de datos relativos a la coinfección por el VHC.
Las personas con el VIH tenían mayores puntuaciones de riesgo cardiovascular y relativas al uso de sustancias. También tendían a vivir en zonas con menores niveles de ingresos y tenían menores puntuaciones en las pruebas de capacidad lectora.
En personas con el VIH, los factores asociados a un mayor envejecimiento adicional del cerebro fueron tener un mayor riesgo cardiovascular, tener carga viral detectable y tener historial de coinfección por el VHC (que se asoció, este último factor, a cuatro años adicionales de envejecimiento cerebral). El estar desempleado también tuvo efectos significativos sobre el envejecimiento cerebral, mientras que los niveles de CD4 no presentaron una relación significativa. En todo caso, el factor de mayor impacto fue el riesgo cardiovascular, con diferencias de más de 10 años entre las personas con el VIH con un menor impacto de factores de riesgo de este tipo y las que tenían un mayor riesgo.
Mientras que la el riesgo cardiovascular se asoció al envejecimiento cerebral de forma independiente al estado serológico al VIH, solo lo hizo de forma significativa en personas con el VIH.
En personas sin el VIH, los principales factores de riesgo de envejecimiento cerebral fueron el uso de alcohol y el haber padecido eventos de alto estrés durante las primeras etapas vitales. Por el contrario, los años de educación y la capacidad lectora se revelaron como factores de protección frente al envejecimiento cerebral en este grupo.
El hecho de que los factores educativos no generaran efectos protectores en personas con el VIH fue atribuido por los investigadores al efecto de otros factores sociales negativos tales como la seguridad, la mala alimentación o la cobertura incompleta de necesidades básicas.
Al analizar de forma conjunta la población con el VIH y la población sin el VIH, los factores de riesgo asociados significativamente a un mayor envejecimiento cerebral fueron los factores de riesgo cardiovascular, tener historial de infección por el VHC, vivir en zonas con menores ingresos y ser desempleado. Curiosamente, el VIH no emergió como un factor de riesgo independiente significativamente asociado a un mayor envejecimiento cerebral.
Los resultados del presente estudio ponen de manifiesto el carácter clínico y social del riesgo de envejecimiento cerebral prematuro en personas con el VIH, un hecho que debería ser tenido en cuenta de cara a diseñar programas de atención a personas con el VIH con un alcance integral y no centrados únicamente en la parte clínica.
Fuente:Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia:Petersen K J et al. Effects of clinical, comorbid, and social determinants of health on brain ageing in people with and without HIV: a retrospective case-control study. The Lancet HIV 10(4), e244-e253. https://doi.org/10.1016/S2352-3018(22)00373-3.
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