Un equipo de investigadores estadounidenses ha llevado a cabo el primer estudio en humanos para identificar las zonas corporales de replicación del VIH fuera del torrente sanguíneo, conocidas como reservorios virales. Los autores del estudio, que se ha publicado en la revista Nature Communications, han utilizado una técnica que combina imagen por resonancia magnética (MRI, en sus siglas en inglés) y anticuerpos monoclonales marcados radioactivamente. Los reservorios virales fueron identificados no solo en intestinos y nódulos linfáticos, sino que también se hallaron en la nariz y en la médula ósea.
Los reservorios constituyen áreas del organismo donde el VIH se encuentra latente o con una replicación muy baja por causa de la efectividad del tratamiento antirretroviral, que evita una replicación desbocada. Los reservorios son los responsables de mantener virus en el organismo a pesar de la inhibición producida por el tratamiento antirretroviral, lo cual acaba perpetuando la infección.
Los científicos se han focalizado en localizar dichos reservorios para diseñar terapias que los traten y erradiquen así la infección. Sin embargo, para dicha localización no se han logrado diseñar técnicas no invasivas hasta la fecha, lo que ha impedido llevarla a cabo de forma efectiva.
Para evitar el uso de técnicas invasivas tales como la biopsia, los autores del presente estudio combinaron la técnica de IRM con tomografía por emisión de positrones (PET) y anticuerpos monoclonales capaces de unirse al VIH –conocidos bajo el nombre VRC01- a los que se había fijado un marcador radioactivo (concretamente el zirconio 89, que tiene una semivida baja, de 72 horas, lo cual supuso una dosis de radiación segura para los participantes, algo que previamente fue comprobado en estudios con roedores). De este modo, el anticuerpo se uniría al VIH y emitiría radiación, lo cual permitiría a la IRM con PET detectar los reservorios virales.
Para su estudio, los investigadores contaron con 5 personas con el VIH y carga viral detectable; cinco con el VIH y carga viral indetectable y 5 personas sin el VIH, que actuaron como controles. Todas ellas recibieron la inyección con el anticuerpo marcado radioactivamente y realizaron una IRM con PET a las 2, 6, 24 y 72 horas de recibir dicha inyección.
Todos los participantes eran hombres a excepción de 2 mujeres (que estaban, respectivamente, en el grupo con viremia y en el grupo control). La mediana de la edad de los participantes oscilaba entre los 58 y los 52 años dependiendo del grupo.
La medición de la cantidad de marcador captado por un tejido se realizó con un parámetro llamado cociente de valores de captación estandarizado (rSUV, en sus siglas en inglés), un parámetro que compara la presencia de marcador en un tejido con la observada en el torrente sanguíneo. Dicho parámetro permite que las mediciones realizadas en una persona puedan ser comparadas adecuadamente con las realizadas en otras.
En primer lugar, el equipo se centró en los nódulos linfáticos inguinales, un reservorio ya ampliamente conocido en la infección por el VIH.
En personas con carga viral detectable, el rSUV máximo en el tejido linfático inguinal fue más de 3 veces superior al observado en el grupo control (p <0,01). Al comparar grupo con carga viral indetectable, no se hallaron diferencias significativas respecto al grupo control en términos de rSUV máximo, pero sí al evaluar el rSUV promedio (que fue dos veces superior entre aquellas personas con el VIH y carga viral indetectable).
En casi todas las áreas evaluadas se observó un rSUV en el grupo con carga viral detectable superior al observado en el grupo control. Ello fue especialmente pronunciado en los nódulos linfáticos axilares, en el intestino delgado y en el colon sigmoide descendiente. También se observó una diferencia significativa en la zona anorrectal, en partes de la nariz y en la médula ósea de la cadera.
Al comparar controles con personas en tratamiento antirretroviral con carga viral indetectable, solo se halló una diferencia significativa fuerte (p <0,01) en el colon descendente, aunque también se hallaron diferencias significativas en los nódulos inguinales, el intestino delgado, la nariz y la médula ósea de fémur y cadera.
En algunas áreas –como la medula ósea– se hallaron resultados poco coherentes y hasta contradictorios, un aspecto que debería evaluarse en futuros estudios. En todo caso, los investigadores lograron establecer una relación entre el estatus virémico y la presencia de marcador radioactivo, hecho que implicaría un buen funcionamiento de la técnica. También hallaron que a mayor tiempo en tratamiento menor detección de marcador radioactivo.
Para validar los resultados, los investigadores realizaron biopsias a 4 personas con carga viral detectable y a una en tratamiento antirretroviral con carga viral indetectable. Los investigadores hallaron una correlación positiva significativa entre la carga viral y la rSUV.
En estudios previos se había identificado el cerebro como un reservorio importante; sin embargo, esto no se halló en ninguno de los participantes del presente estudio. Quizás este extremo se debió a que el marcador radioactivo no logró atravesar la barrera hemotoencefálica.
A pesar de las limitaciones observadas dado el bajo número de participantes y la poca experiencia con la técnica, el presente estudio supone una prueba de concepto de una técnica no invasiva capaz de detectar reservorios del VIH. Su optimización futura puede acabar proporcionando una herramienta importante para la investigación de la cura del VIH e incluso en el desarrollo de nuevos antirretrovirales.
Fuente:Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia:Beckford-Vera DR et al. First-in-human immunoPET imaging of HIV-1 infection using 89Zr-labeled VRC01 broadly neutralizing antibody. Nature Communications 13: 1219, 2022 (open access). https://doi.org/10.1038/s41467-022-28727-5
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