Un estudio estadounidense publicado en Clinical Infectious Diseases ha concluido que las mujeres con el VIH se encuentran en un mayor riesgo de padecer comorbilidades no relacionadas con el VIH que las mujeres de la población general de edades similares. Globalmente, las mujeres con el VIH presentaron una probabilidad de padecer dichas comorbilidades de un 36% superior a la observada en mujeres sin el VIH. Entre mujeres menores de 25 años la diferencia aún fue todavía mayor, de un 48%.
Diversos estudios han sugerido que las personas con el VIH presentan una mayor probabilidad de padecer comorbilidades no asociadas al VIH –entre las que se incluyen diversas patologías asociadas a la edad o determinados cánceres (véase La Noticia del Día 21/01/2021)– y que estas aparecen a edades más tempranas que en la población general. Dado que las mujeres suelen estar infrarrepresentadas en los estudios y ensayos clínicos en general, el efecto del VIH sobre el desarrollo de comorbilidades en las mujeres no ha sido tan bien descrito como en los hombres.
Con el objetivo de aportar nuevos datos a este vacío de conocimiento, los autores del presente estudio trataron de identificar la prevalencia, incidencia y factores de riesgo asociados a 10 comorbilidades en mujeres con el VIH o en riesgo de adquirirlo. Dichos 10 tipos de comorbilidades fueron hipertensión arterial, hipercolesterolemia, enfermedad cardíaca, diabetes, enfermedad renal crónica, enfermedad hepática, patologías óseas, enfermedades pulmonares, enfermedades psiquiátricas y cánceres no definitorios de sida.
Los datos utilizados en el análisis provinieron de más de 3.000 participantes del Estudio Interagencias sobre VIH en Mujeres (WIHS, en sus siglas en inglés), una cohorte prospectiva iniciada en 1993 para examinar el impacto del VIH en las mujeres. WIHS es la cohorte más grande de mujeres estadounidenses con el VIH o en riesgo de adquirirlo.
El análisis incluyó a 2.239 mujeres con el VIH y a 890 seronegativas. El total de datos sumó 36.589 persona-años de seguimiento. Los datos seleccionados se encontraban en el periodo comprendido entre 2009 y 2018.
La mediana de la edad de las participantes fue de 37 años y el 65% eran de etnia negra. Solo el 35% de las participantes tenía estudios superiores y todas las participantes tenían niveles de ingresos inferiores a 24.000 dólares anuales (el 56% los tenían inferiores a 12.000 dólares anuales). Tanto las mujeres con el VIH como aquellas no infectadas tenían una mediana de 12 en la puntuación de una escala de 60 puntos en la valoración de síntomas depresivos (a partir de 16 puntos se considera que la persona tiene depresión).
Los dos grupos comparados presentaban algunas diferencias significativas. Así, las mujeres sin el VIH tenían un porcentaje más alto de fumadoras (del 54%, mientras que dicho porcentaje era del 44% entre las seropositivas), de consumidoras habituales de alcohol (57% y 47%, respectivamente) y de consumidoras de crack o cocaína (15% y 10%, respectivamente). Tener un índice de masa corporal (IMC) superior a 30Kg/m2 también era más frecuente entre las que no tenían VIH (47% y 40%, respectivamente).
El uso de fármacos contra la hipertensión era más frecuente entre las participantes con el VIH que entre las no infectadas (20% y 16%, respectivamente). La prevalencia de infección por el virus de la hepatitis C (VHC) (12% y 9%, respectivamente) y por el virus de la hepatitis B (VHB) (2% y 1%, respectivamente) también fue mayor en las seropositivas que en las seronegativas. Las mujeres con el VIH también presentaban una peor función renal.
Al inicio del estudio, las mujeres con el VIH tenían una mediana del recuento de CD4 de 484 células/mm3, el 69% se encontraban en tratamiento antirretroviral y el 45% tenían carga viral indetectable. El porcentaje de indetectabilidad viral aumentó hasta más del 80% al final del estudio.
El promedio de comorbilidades fue al inicio del estudio de 1,4 entre las mujeres con el VIH y de 1,2 entre las seronegativas. Respecto a las no infectadas, las mujeres con el VIH tenían mayores tasas de enfermedad hepática (26% y 16%, respectivamente) y de enfermedad psiquiátrica (26% y 21%, respectivamente).
Durante el estudio, las mujeres con el VIH presentaron una probabilidad un 36% superior a la de las seronegativas de desarrollar comorbilidades (cociente de tasas de incidencia ajustado [aIRR, en sus siglas en inglés]: 1,36; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,02-1,81; p <0,0001) tras ajustar los resultados en función de IMC, uso de drogas y alcohol y factores sociodemográficos tales como edad, etnia o nivel de ingresos.
La hipertensión arterial fue la comorbilidad más frecuente entre las mujeres con el VIH y el 55% la desarrolló durante el estudio (un porcentaje similar al de mujeres sin el VIH que la desarrollaron durante el estudio [del 53%]).
Las mujeres con el VIH presentaron una mayor frecuencia de desarrollo de enfermedad renal crónica (13% frente al 5% observado entre las que no tenían el VIH), enfermedad hepática (25% y 12%, respectivamente), enfermedad psiquiátrica (42% y 35%, respectivamente), hipercolesterolemia (35% y 29%, respectivamente) y enfermedad ósea (38% y 29%, respectivamente).
Los investigadores observaron que las diferencias en el porcentaje de incidencia eran mayores cuanto más jóvenes eran las participantes. Así, entre las menores de 25 años, las mujeres con el VIH tuvieron un 48% más de probabilidades de desarrollar comorbilidades que las seronegativas. Entre mujeres menores de 25 años con el VIH, las principales comorbilidades fueron las de tipo psiquiátrico, la hipertensión arterial y las enfermedades pulmonares.
Los investigadores hallaron que los factores de riesgo de tipo socioeconómico (tales como el nivel de ingresos) y los relacionados con el estilo de vida (consumo de drogas, tabaquismo, IMC, etc.) se relacionarían con las comorbilidades, mientras que los factores relacionados con el VIH (niveles de CD4 o carga viral) no mostraron una relación significativa con el desarrollo de comorbilidades.
El desarrollo de comorbilidades en mujeres con el VIH sería multifactorial. Además de los factores socioeconómicos o los de estilo de vida antes descritos, tendrían especial relevancia la alta prevalencia de coinfecciones virales, la exposición prolongada a antirretrovirales, menores niveles de estrógenos tras la menopausia y la inflamación crónica persistente asociada al VIH y la inmunoactivación serían los principales factores a juicio de los investigadores. Las causas del mayor riesgo observado en las mujeres más jóvenes no están claras y deberán ser evaluadas en futuras investigaciones, algo que tienen intención de hacer los autores del presente estudio.
Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: Collins LF et al. Incident Non-AIDS Comorbidity Burden among Women with or at-risk for HIV in the U.S. Clinical Infectious Diseases, published online, January 2021 doi:10.1093/cid/ciaa1928
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