La referencia habitual para conocer el efecto de la terapia del VIH es la carga viral, medida según las copias de ARN de VIH que se encuentran en un mililitro de sangre. Esta sangre es extraída de las extremidades, en realidad uno de los dos brazos, y por ello se le denomina sangre periférica. Pero la presencia del VIH se extiende por todo el cuerpo, incluyendo sangre presente en otras partes del organismo, tejidos, órganos, y otros fluidos, como el líquido cefalorraquídeo o los genitales (semen y vaginal).
Hace tiempo que sabemos que la cantidad de VIH que se detecta en la sangre periférica no es necesariamente indicativa de la cantidad presente en otras partes corporales. Por ejemplo, la misma prueba de carga viral realizada en la sangre periférica de un hombre puede arrojar un resultado indetectable mientras que en el semen del mismo sujeto puede ser detectable. Lo mismo ocurre con los fluidos vaginales femeninos.
Los científicos no se ponen de acuerdo sobre qué implicaciones clínicas precisas pueden tener estos hallazgos, especialmente en relación con el riesgo de transmisibilidad del VIH de personas que siguen un tratamiento eficaz.
Un estudio publicado en el número de enero de la revista JAIDS insiste en esta disparidad de niveles de carga viral entre la sangre y la cerviz de mujeres con VIH, y además sugiere que el grado de divergencia puede estar influido por el tipo de terapia que se esté tomando.
Michael Nelly y sus colegas analizaron muestras de frotis cervical de mujeres participantes en el Estudio Interagencias del VIH en Mujeres (WISH, en sus siglas en inglés). Estas mujeres tenían todas ellas niveles de ARN de VIH inferiores a 500 copias/ml en plasma. El estudio tuvo suficiente poder estadístico como para establecer una comparación entre los efectos relativos de los inhibidores de la proteasa (IP) y los de los no análogos de nucleósido (ITNN) sobre la presencia de ARN viral.
Del total de 290 mujeres analizadas, 44 (15%) tenían ARN de VIH detectable en las muestras cervicales. De estas 44, 6 tenían una presencia alta, con más de 1.000 copias/ml. Además, de esas mismas 44, 23 (13%) eran una de las 179 usuarias de IP y 21 (19%) eran de las 111 usuarias de ITINN. En el análisis multivariado final, la presencia de VIH se asoció de forma independiente con el empleo de ITINN (frente al de IP) (cociente de probabilidades [odds ratio, OR]: 2,24; intervalo de confianza del 95% [IC95]: 1,13-4,45) y el uso de sustancias no autorizadas (OR: 2,41; IC95: 0,96-5,69).
El análisis estadístico descartó que algunos posibles factores de confusión asociados al tratamiento, como la adhesión y el tiempo en terapia antes de la visita en la que se practicó el frotis, fueran predictores de la presencia de ARN cervical.
El análisis sí que estableció que las mujeres con presencia de ARN de VIH cervical tenían una probabilidad más alta de haber dado positivo a sífilis en el pasado, pero no hubo relación con infecciones genitales activas o ningún tipo de inflamación del tracto genital en la actualidad.
También eran más propensas a haber tenido más de una pareja sexual masculina en los últimos seis meses, haber tomado cocaína en forma de crack o drogas inyectables, haber fumado tabaco, y tener entre 50 y 500 copias/ml de ARN de VIH plasmático en la visita en la que se recogió la muestra de la cerviz.
En sus conclusiones, los autores afirman que este estudio es el más grande que se haya llevado a cabo sobre presencia genital del ARN de VIH en mujeres con virus plasmático bajo o indetectable. Dicha presencia en este grupo de personas era común, y se asociaba con regímenes basados en ITINN (en comparación con los que se basan en IP). Para finalizar, aseguran que se necesitan más estudios que determinen el impacto de estos hallazgos en la transmisión del VIH de mujer a bebé y entre parejas sexuales.
Sería interesante que estos nuevos estudios más amplios se llevaran a cabo con un análisis más detallado sobre las diferencias entre mujeres con baja carga viral (<500 y >50 copias/ml) y mujeres con carga viral indetectable (<50 copias/ml), tanto en relación con la presencia de ARN de VIH cervical como su asociación con tipos de terapia antirretroviral.
Fuente: NATAP / Elaboración propia.
Referencia: Michael Neely et al. Cervical Shedding of HIV-1 RNA Among Women With Low Levels of Viremia While Receiving HAART. JAIDS Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes: Volume 44(1) 1 January 2007 pp 38-42
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