La disfunción eréctil podría ser más frecuente en hombres con el VIH

Jordi Piqué
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Este hecho se debería tanto a factores específicos de la infección (como el retraso en el inicio del tratamiento antirretroviral, el uso de inhibidores de la proteasa y el recuento de CD4), como a factores tradicionales (como enfermedades cardiovasculares, apnea del sueño y tabaquismo)

Los hombres cisgénero con el VIH experimentarían con más frecuencia disfunción eréctil debido tanto a factores específicos de esta infección (retraso en el inicio del tratamiento antirretroviral, uso de inhibidores de la proteasa y recuento de CD4) como a factores tradicionales (enfermedades cardiovasculares, apnea del sueño, diabetes, enfermedades vasculares periféricas, depresión y tabaquismo), según las conclusiones de un estudio estadounidense, cuyos resultados se han publicado en la revista HIV Medicine.

La evidencia que ofrecen los estudios que han examinado la posible vinculación del propio VIH con un mayor o menor grado de disfunción eréctil es contradictoria. Lo que sí parecen tener claro los investigadores es que los problemas para bombear suficiente sangre al pene para alcanzar una erección podrían estar relacionados con el funcionamiento general del corazón y las enfermedades vasculares. Por otro lado, existen numerosos datos que sugieren que las personas con el VIH (especialmente los hombres de raza blanca) tienen una probabilidad mayor de acumular placas que obstruyen las arterias de lo que sugerirían las pruebas de cribado. Esto sugeriría que las personas con el VIH presentarían más factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, siendo la disfunción eréctil un indicio de la misma (La Noticia del Día 22/07/2021).

Por otra parte, también existen evidencias que sugieren que el uso de inhibidores de la proteasa como atazanavir/cobicistat (Evotaz®), darunavir/cobicistat (Rezolsta® en Europa, PrezcobixTM en EE UU), darunavir (Prezista®) o atazanavir (Reyataz®), podría estar asociado a tasas más elevadas de disfunción eréctil entre las personas con el VIH (véase La Noticia del Día 03/06/2021).

Con el objetivo de arrojar un poco de luz sobre esta cuestión, un equipo de investigadores del Centro Médico Militar de San Antonio en Texas (EE UU) realizó un estudio retrospectivo de tipo caso-control a partir de los datos recopilados de los participantes del Estudio sobre la Historia Natural del VIH en el Ejército de EE UU, una cohorte que, desde 1986, ha inscrito a 5.682 hombres militares cisgénero con el VIH (en servicio o bien retirados y que reciben atención a través del sistema sanitario de la Administración de Veteranos). Aproximadamente el 43% de los participantes eran negros.

De los 5.682 hombres incluidos en el estudio, 488 habían recibido un diagnóstico de disfunción eréctil después de saber que tenían el VIH. El equipo de investigadores comparó este grupo (casos) con 976 participantes del estudio con el VIH, pero sin diagnóstico de disfunción eréctil (controles), emparejados (2:1) por la edad en el momento del diagnóstico del VIH y la duración del seguimiento. Se utilizaron modelos de regresión logística multivariable para identificar los factores asociados a la disfunción eréctil.

A continuación, se determinó si determinadas comorbilidades (como las enfermedades cardiovasculares, la apnea del sueño, la diabetes, las enfermedades vasculares periféricas, la depresión y el tabaquismo) se asociaban a la disfunción eréctil. También se tuvo en cuenta la posible incidencia de factores específicos del VIH, como el recuento de CD4, el retraso en el inicio del tratamiento del VIH y el uso de inhibidores de la proteasa.

En general, el 10% de los hombres del estudio recibieron un diagnóstico de disfunción eréctil después de conocer su estado serológico positivo al VIH. Todos los participantes del estudio (tanto los del grupo de casos como los del grupo control) recibieron el diagnóstico del VIH a una edad media de 31 años. Y aunque el doble de hombres del grupo control tenían un recuento de CD4 inferior a 200 células/mm3 en el momento del diagnóstico del VIH –es decir, se hallaban en estado de inmunosupresión-, los hombres con disfunción eréctil llevaban más tiempo viviendo con el VIH antes de empezar el tratamiento. Casi la mitad (46%) de los hombres con disfunción eréctil llevaban más de cuatro años con el VIH antes de empezar a tomar antirretrovirales, en comparación con únicamente el 26% de los hombres sin disfunción eréctil. Por otra parte, los hombres con disfunción eréctil también tenían más del doble de probabilidades de haber utilizado un inhibidor de la proteasa en su régimen antirretroviral durante más de un año (el 49% de los hombres con disfunción eréctil y el 20% de los hombres sin ese diagnóstico).

Además, los hombres que presentaban disfunción eréctil eran también mucho más propensos a tener un diagnóstico de depresión (33% frente al 22% de los controles), hipertensión arterial (38% frente al 20%) y a tener niveles altos de colesterol (54% frente al 32%). También tenían el doble de probabilidades de fumar (20% frente al 9%). La frecuencia de otras dolencias, como apnea del sueño o diabetes, no fue muy alta, pero los hombres con esa disfunción sexual también fueron más propensos a presentarlas. Así, el 15% de los hombres con disfunción eréctil tenían un diagnóstico de apnea del sueño, en comparación con solamente el 4% de los hombres sin ella.

Al analizar todos los datos, se observó que el uso de inhibidores de la proteasa durante más de un año, el inicio del tratamiento del VIH más de cuatro años después del diagnóstico y la apnea del sueño fueron factores que se asociaban significativamente con el diagnóstico de disfunción eréctil. De forma específica, la apnea del sueño se asoció con un riesgo 2,5 veces mayor de diagnóstico de disfunción eréctil; el retraso en el acceso al tratamiento del VIH se asoció con un riesgo dos veces mayor, y el uso de inhibidores de la proteasa durante más de un año se asoció con un aumento del 81% del riesgo.

El hecho de no fumar también se asoció a una disminución del 19% del riesgo de diagnóstico de disfunción eréctil. Sin embargo, la presión arterial alta, el colesterol elevado, la depresión, la diabetes e incluso un recuento bajo de CD4 en el momento del diagnóstico no constituyeron factores de riesgo independientes.

Como conclusión, los autores del análisis señalan que los hallazgos de este estudio sugieren que la disfunción eréctil sería frecuente en hombres con el VIH y que estaría vinculada a factores específicos de la infección, como el retraso en el inicio del tratamiento antirretroviral, el uso de inhibidores de la proteasa y el recuento de CD4, y también a factores tradicionales, como enfermedades cardiovasculares, apnea del sueño y tabaquismo.

Fuente: POZ / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: Jansen N, Daniels C, Sunil T, Xu X, Cota J, Ganesan A, et al. Factors associated with erectile dysfunction diagnosis in men with HIV infection: a case–control study. 25 April 202. HIV Medicine. Volume 22, Issue7, August 2021: 617-622. https://doi.org/10.1111/hiv.13107

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