Se retira la solicitud de aprobación en Europa de tesamorelina para el tratamiento de la lipohipertrofia asociada al VIH

Francesc Martínez
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En un estudio se muestra que, cuando el fármaco reduce la grasa visceral, mejoran los niveles de triglicéridos y glucosa

Un comunicado de prensa, publicado por la compañía farmacéutica Theratechnologies, ha anunciado la retirada de la solicitud de aprobación de la comercialización en Europa de tesamorelina para el tratamiento de la acumulación de grasa visceral en el abdomen de personas con VIH afectadas por lipohipertrofia. La retirada respondería al hecho que se han observado incrementos en los niveles circulantes del factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1, en sus siglas en inglés, también conocido como somatomedina C) y, en opinión de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), la falta de datos relativos a marcadores de riesgo cardiovascular no permite un balance riesgo-beneficio adecuado.

Por otro lado, un estudio estadounidense ha concluido que tesamorelina reduce la grasa visceral del abdomen en personas con VIH y, además, en aquellas que alcanzaron dicha reducción, el fármaco mejoró también sus niveles de lípidos y de glucosa.

Durante las diversas fases de desarrollo clínico, tesamorelina ha mostrado una buena capacidad para favorecer la reducción de la grasa visceral acumulada por personas con VIH con problemas de lipohipertrofia, hecho que llevó a la aprobación en EE UU de su comercialización para dicha indicación en 2010 (véase La Noticia del Día 18/11/2010). En la Unión Europea, dicha aprobación estaba siendo evaluada por la EMA, pero, tras una reunión entre dicha agencia reguladora y la compañía Ferrer Internacional (representante de Theratechnologies en las relaciones con las agencias reguladoras en Europa), se produjo la retirada de la solicitud, dado que la EMA consideraba que no habían sido evaluados los marcadores de riesgo cardiovascular que permitieran realizar una correcta valoración de los potenciales riesgos del fármaco a largo plazo.

El problema subyacente es la elevación de los niveles de IGF-1 que el tratamiento con tesamorelina ha evidenciado en diversos ensayos. El IGF-1 es una proteína que favorece el crecimiento y la proliferación celular en la práctica totalidad de los tejidos del organismo, por lo que los efectos potenciales de unos niveles anormalmente altos durante períodos prolongados son muy numerosos. Así, en algunos estudios, niveles elevados de IGF-1 se han asociado a incrementos del riesgo de padecer cáncer, al envejecimiento y también -hecho que ha generado las dudas de la EMA- a una hipertrofia del tejido muscular cardíaco. Habrá que esperar para saber si la compañía farmacéutica planifica nuevos estudios que permitan un futuro nuevo intento de aprobación en Europa.

En otro orden de cosas, el estudio antes referido evaluó, de forma retrospectiva, los resultados de tres ensayos clínicos de fase II que compararon el uso de tesamorelina con el de placebo en personas con VIH y acumulación de grasa abdominal.

Tras 26 semanas de tratamiento, los participantes del grupo con tesamorelina (dos tercios de los incluidos en los ensayos) fueron distribuidos de forma aleatoria para pasar a tomar placebo o bien continuar recibiendo tesamorelina, en ambos casos durante 26 semanas más.

Los investigadores definieron la respuesta al tratamiento como alcanzar reducciones del tejido adiposo visceral (VAT, en sus siglas en inglés) de, como mínimo, el 8%.

A las 26 semanas de estudio, el 69% de los participantes con tesamorelina y el 33% de los que recibieron placebo respondieron al tratamiento. A las 52 semanas, mientras que el porcentaje entre el grupo con placebo se mantuvo en el 33%, en el grupo con tesamorelina aumentó hasta el 72%.

Los respondedores al tratamiento con tesamorelina presentaron mayores reducciones en los niveles de triglicéridos a las 52 semanas que aquellos que recibieron el fármaco y no experimentaron respuesta (-0,8 y 0,0 mmol/L; respectivamente; p= 0,03).

Mientras que los respondedores mostraron cambios mínimos en los niveles de glucosa, en los no respondedores estos aumentaron (-1 y 8 mg/dL; de forma respectiva; p <0,001).

Los cambios en los niveles de lípidos y glucosa fueron proporcionales a la reducción del VAT.

A las 26 semanas, los niveles de IGF-1 fueron mayores en respondedores que en no respondedores, pero a las 52 estos niveles eran similares en ambos grupos.

Los marcadores de resistencia a la insulina se mantuvieron estables en los respondedores e incrementaron en los no respondedores.

Las tasas de acontecimientos adversos fueron semejantes y bajas (de alrededor del 2%) tanto en respondedores como en no respondedores.

Los resultados del estudio podrían llevar a establecer algún tipo de estrategia terapéutica guiada por la respuesta, ya que las mejoras asociadas al empleo de tesamorelina podrían estar condicionadas a su capacidad de reducir el tejido adiposo visceral.

Fuente: HIVandHepatitis / Elaboración propia.
Referencia: Stanley TL,  Falutz J, Marsolais C, Grinspoon SK, et al. Reductionin visceral adiposity is associated with an improved metabolic profile in HIV-infected patients receiving tesamorelin. Clinical Infectious Diseases. June 2012; 54(11):1.642-1.651.

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