CROI 2016: Un antidepresivo produciría mejoras cognitivas en personas con VIH

Un antifúngico reduciría el estrés oxidativo en el sistema nervioso central, aunque sin conllevar mejoras a nivel cognitivo

Francesc Martínez
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Un estudio presentado en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI 2016), celebrada recientemente en la ciudad de Boston (EE UU), ha concluido que el antidepresivo paroxetina lograría cierta mejora en la función cognitiva y una disminución de la inflamación en el sistema nervioso central de personas con deterioro cognitivo asociado al VIH.

En el mismo estudio se comprobó que el antifúngico fluconazol no lograría proporcionar ningún tipo de mejora a este nivel, a pesar de reducir el estrés oxidativo, un factor esencial en el desarrollo de la inflamación.

Mientras que la demencia asociada al VIH disminuyó su incidencia de forma muy marcada tras la llegada de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA), cambios más sutiles sobre la función cognitiva –conocidos como deterioro neurocognitivo asociado al VIH- siguen siendo altamente prevalentes entre personas con VIH. Aunque diversos estudios se han llevado a cabo para esclarecer el mecanismo que origina dicha condición, todavía es necesario seguir investigando para describir los factores causantes –múltiples y algunos de ellos no relacionados directamente con el VIH- con mayor precisión (véase La Noticia del Día 16/02/2016).

Algunos de los factores que conllevan el desarrollo de deterioro neurocognitivo asociado al VIH son la inflamación persistente del sistema nervioso central, el estrés oxidativo y la activación de los macrófagos, por lo que sustancias capaces de inhibir dichos procesos podrían ser beneficiosas para prevenir la aparición o la progresión de dicho deterioro neurocognitivo.

Bajo esa premisa, los autores del presente estudio cribaron la capacidad neuroprotectora de un total de 2.000 fármacos ya aprobados por las autoridades sanitarias (con indicaciones muy variadas) por medio de un modelo de estrés oxidativo in vitro. En dicho modelo, células nerviosas de ratas eran tratadas con neurotoxinas en presencia de cada uno de los 2.000 compuestos a cribar. Dicho modelo concluyó que el antidepresivo paroxetina y el antifúngico fluconazol presentaban actividad neuroprotectora.

Tras este hallazgo in vitro, los investigadores decidieron evaluar dicha actividad in vivo en 45 personas con VIH en terapia antirretroviral estable durante, al menos, los últimos tres meses que habían evidenciado deterioro neurocognitivo en, al menos, dos tests neuropsicológicos.

Tres cuartas partes de los participantes eran mujeres, la mayoría de etnia negra. La mediana de la edad de los participantes era de unos 50 años y el nivel educativo –en promedio- no sobrepasaba los estudios primarios.

La mayoría de los participantes tenía carga viral indetectable, la mediana del recuento de CD4 era de unas 500 células/mm3 y prácticamente la mitad de los participantes presentaba coinfección por VIH y el virus de la hepatitis C (VHC). Ninguno de los participantes había tomado antidepresivos de la familia de paroxetina durante el mes previo a su entrada en el estudio.

El estudio se diseñó a doble ciego, con los participantes distribuidos aleatoriamente a recibir una dosis de 20mg diarios de paroxetina una vez al día, 100mg dos veces al día de fluconazol, ambos fármacos o placebo durante un total de 24 semanas.

Los investigadores evaluaron cambios en el desempeño motor y neuropsicológico mediante la medición de ocho tests (la prueba neuropsicológica Z8, conocida como NPZ8) y el test computarizado de función ejecutiva CalCAP.

Los investigadores también valoraron la presencia de depresión con la Escala de Depresión de Beck, además de diversos biomarcadores de lesión neuronal, estrés oxidativo, activación de monocitos o macrófagos (biomarcador CD163) y marcadores de inflamación en el plasma sanguíneo y en el líquido cefalorraquídeo (LCR, el fluido que se encuentra en el sistema nervioso central).

Los participantes que habían recibido paroxetina –en monoterapia o junto a fluconazol- mostraron una mejora pequeña pero significativa en la prueba NPZ8 (mediana del aumento de 0,16 puntos; p <0,05), mientras que quienes tomaron únicamente fluconazol o placebo experimentaron una disminución del desempeño en dicha prueba tras ajustar los resultados en función de la presencia de depresión (mediana de la disminución de 0,33 puntos; p <0,05).

Los participantes con paroxetina también experimentaron una mejora significativa en el test de tiempo de reacción secuencial incluido en la prueba CalCAP (mediana del aumento de 0,41 puntos; p <0,05).

Las personas que tomaban fluconazol no experimentaron ni mejora ni disminución en las pruebas neuropsicológicas realizadas durante el estudio.

Durante el estudio no se observaron diferencias entre los grupos que tomaban o no paroxetina en lo relativo a síntomas de depresión.

El uso de paroxetina disminuyó los niveles de CD163, lo cual indicaría una reducción de los niveles de inflamación y de activación de los macrófagos (dos de los mecanismos que favorecerían el deterioro neurocognitivo).

El uso de fluconazol, con o sin paroxetina, produjo una reducción de los marcadores de estrés oxidativo en el líquido cefalorraquídeo, otro de los posibles mecanismos que generarían deterioro neurocognitivo.

En el estudio, el uso de paroxetina y/o fluconazol fue seguro y bien tolerado, con una incidencia de efectos adversos similar en todos los grupos del estudio.

Los resultados del presente estudio muestran, por primera vez, un principio activo capaz de producir mejoras en el desempeño en un conjunto de tests de evaluación neuropsicológica en personas con deterioro neurocognitivo asociado al VIH. Aunque las mejoras evidenciadas en el presente estudio sean modestas, paroxetina podría servir como ejemplo para el desarrollo de fármacos más potentes diseñados de forma específica para contrarrestar el deterioro neurocognitivo.

Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt).
Referencias: Sacktor N et al. Paroxetine and fluconazole therapy for HAND: a double-blind, placebo-controlled trial. Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections (CROI), Boston, abstract 146, 2016.

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