En la sesiones, o los chills, se utilizan drogas para mantener relaciones sexuales por un periodo largo de tiempo con el propósito de mejorar la experiencia sexual.
En ocasiones, los efectos de las drogas podrían afectar la capacidad para pensar claramente o tomar decisiones sobre lo que uno está dispuesto a hacer o no.
También, podría verse afectada la capacidad de comunicar y de interpretar lo que otros quieren expresar. En el peor de los casos, un ‘chungo’, es decir, una intoxicación con pérdida de consciencia, podría colocar a la persona en una situación de mayor vulnerabilidad frente a los abusos sexuales.
En definitiva, los efectos de las drogas podrían alterar la capacidad para dar el consentimiento en las relaciones sexuales, y cualquier acto sexual realizado sin el consentimiento de una persona que ha perdido la conciencia por el efecto de las drogas constituye una violación.
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