En su último informe, ONUSIDA redujo el número de infecciones en el mundo desde aproximadamente 32,7 millones hasta los 39,5 millones estimados en 2006. Más que una reducción basada en las menores tasas de infección, la nueva cifra se debió principalmente a la corrección de estadísticas erróneas de informes anteriores. Los anteriores métodos de reunión de datos se basaron en gran medida en una “vigilancia centinela”, extrapolando datos obtenidos en las clínicas prenatales. Se supuso que la tasa de VIH en la población general sería similar a la tasa entre mujeres embarazadas en clínicas situadas en zonas urbanas. Este año, la ONU basó más sus cálculos en encuestas y pruebas de sangre a escala nacional.
Aunque el hecho de que haya menos personas infectadas de lo pensado sea una buena noticia, existe la preocupación de que la dramática corrección de las cifras suponga que se acaben desviando recursos necesarios para un abordaje de la epidemia que sigue necesitando fondos con desesperación.
“Durante años, destacados epidemiólogos han estado advirtiendo a la ONU de que las cifras eran demasiado altas. No silenciaron sus críticas: escribieron libros y artículos”, afirmó Lewis. “Pero la ONU eligió una estrategia de aplazamiento y vacilación. De ningún modo puede admitir que había un error. Finalmente, como era de esperar, llegó el momento de la verdad: el resultado es una tasa de prevalencia general que es unos siete millones de personas menor que la estimación del año anterior”.
Lewis también expresó su enfado porque el informe no abordaba la tragedia humana y se centraba demasiado en las estadísticas.
“Las nuevas estimaciones confirman la continuación de un escenario apocalíptico en el África subsahariana: 22,5 millones de infecciones, el 61% de las cuales corresponde a mujeres, el 68% de todas las infecciones mundiales y el 76% de todas las muertes y 11,4 millones de huérfanos. Aquí es donde debería ponerse el foco de atención, aquí es donde siempre tendría que haber estado, no en un informe plagado de ajustes matemáticos que hace que casi cada artículo que se escribe comience con la noticia del cambio en las estadísticas. Si el registro de los datos hubiera sido más escrupuloso desde el principio, habríamos recibido bien este informe”, declaró. “En vez de eso, todos hemos tenido que correr a las trincheras para recordar al mundo que aún se necesita desesperadamente más dinero.”
Lewis también destacó varios fallos en los datos que podrían llevar a un nuevo recálculo. Por ejemplo, la narración del informe afirma repetidamente que Mozambique no ha mostrado ningún descenso en las tasas de infección, aunque luego asegura que Mozambique es uno de los seis países del mundo que han contribuido más significativamente a que las cifras del informe fueran tan pequeñas. Del informe no se extrae ningún dato concluyente sobre Mozambique.
En conclusión, Lewis recalcó que deberían destinarse más esfuerzos en la lucha contra el SIDA, independientemente de los cálculos estadísticos aplicados para obtener las cifras finales.
“Se trate de 40 millones o de 33 millones, esta enfermedad sigue devastando la humanidad. Simplemente no creo que las Naciones Unidas hayan hecho todo lo que estaba en su mano para frenar esta marea”, afirmó.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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