El equipo de investigadores descubrió seis factores de riesgo que estuvieron relacionados con la seroconversión al VIH y que cinco de ellos podrían abordarse mediante el uso de estrategias preventivas.
"Para poder tener un impacto muy notable en la prevención del VIH, es necesario modificar una serie de factores de riesgo relacionados sobre todo con prácticas sexuales no seguras", comentan los autores. No obstante, los factores de tipo socioeconómico, posiblemente vinculados con patrones de migración laboral, se asociaron con la seroconversión del VIH en el caso de las mujeres mayor edad.
"[La] mayor parte de los casos registrados entre las mujeres podrían haberse evitado con la realización de unas intervenciones de salud pública eficaces", escribe el equipo de investigadores.
El único factor de riesgo no modificable para la seroconversión que identificaron los autores fue la edad.
La incidencia de VIH entre las mujeres sudafricanas es elevada y la práctica de sexo sin protección constituye el factor de riesgo más importante para la adquisición del virus en esa región del planeta.
Es posible modificar algunos factores de riesgo de infección por VIH -como el comportamiento sexual-. Así, los investigadores decidieron comprobar la proporción de nuevas infecciones atribuibles a riesgos que podrían abordarse a través de intervenciones de salud pública.
La población de estudio de este equipo de investigación contó con 2.523 mujeres sin VIH en Durban. Las mujeres participaron en tres estudios distintos sobre prevención basada en la comunidad entre 2002 y 2005. Todas las mujeres eran sexualmente activas, se sometieron de forma regular a pruebas para detectar el VIH y otras infecciones de transmisión sexual, y completaron diversos cuestionarios sobre su comportamiento sexual. También se recogió información relativa a las circunstancias socioeconómicas de las participantes, incluyendo temas sobre sus relaciones de pareja y situación laboral.
La mediana de edad de las participantes fue de 28 años (intervalo de 22 a 36) y el 39% tenían 24 años o menos. La mayor parte (80%) no tenían empleos remunerados y el 58% o bien estaban solteras o no vivían con su pareja. Más de dos tercios (69%) de las mujeres declararon, como mínimo, algún caso de relaciones sexuales en los siete días anteriores. En total, el 88% de las participantes dijeron que siempre usaban preservativos, pero el 12% presentaban una infección de transmisión sexual en el momento de entrar en el estudio, un 32% fueron diagnosticadas al menos de una infección durante el periodo de seguimiento, y un 22% se quedaron embarazadas.
Un total de 211 mujeres sufrieron la seroconversión al VIH y la tasa de incidencia general de la infección fue del 7%.
Hubo un factor de riesgo no modificable -tener una menor edad- que se relacionó con la seroconversión (tener una edad inferior a 24 años; p <0,001; tener entre 25 y 34 años; p= 0,017).
El resto de los factores de riesgo asociados con las nuevas infecciones estuvieron vinculados con aspectos potencialmente modificables, e incluyeron:
- Ser soltera o no cohabitar con nadie; p <0,001.
- Frecuencia de práctica sexual (tres o más relaciones sexuales en la semana previa); p= 0,048.
- Presentar infecciones de transmisión sexual en el momento de iniciar el estudio; p= 0,0185.
- Incidencia de infecciones de transmisión sexual durante el periodo de seguimiento; p <0,001.
- Embarazo durante el estudio; p <0,001.
- Estar en el paro o tener unos ingresos insuficientes; p= 0,0437.
El equipo de investigadores indicó que no se identificó el uso declarado del preservativo como un factor de riesgo. Sin embargo, escribe: "En general, dado que las infecciones de transmisión sexual, y especialmente los embarazos, solo pueden tener lugar cuando se practica sexo sin protección, estos dos factores de riesgo pueden suponer una prueba contundente de un uso irregular del preservativo".
No se recogió información respecto al número de parejas sexuales, pero los investigadores consideraron que "el hecho de estar soltera o no cohabitar con nadie, combinado con una elevada frecuencia de relaciones sexuales, constituye una prueba clara de que esas mujeres tenían numerosas parejas y también de que, posiblemente, practicaban relaciones sexuales transaccionales” (a cambio de dinero u otros bienes).
A continuación, el equipo responsable de la investigación calculó la proporción de nuevas infecciones que se podrían atribuir a estos factores potencialmente modificables.
En la mayor parte de los casos, se podrían haber evitado el 82% de las infecciones si se hubieran abordado de forma eficaz los riesgos modificables dentro de actuaciones de salud pública y otras intervenciones sociales.
Ser soltera, no tener una pareja y mantener tres o más relaciones sexuales a la semana fueron factores presentes en el 64% de las nuevas infecciones por VIH. Este porcentaje se elevó hasta el 71% al tener en cuenta también las infecciones de transmisión sexual.
En consecuencia, el equipo de investigadores considera que "las medidas encaminadas a reducir la frecuencia de relaciones sexuales sin protección y la realización muy activa de counselling dirigido a parejas sobre el uso de preservativos" podrían tener un impacto sustancial sobre la incidencia del VIH entre la población femenina.
Sin embargo, la importancia de los factores de riesgo individuales varió según la edad.
Los factores relacionados con el sexo fueron responsables del 81% de las infecciones entre las mujeres de 25 a 34 años de edad. No obstante, en el caso de las mujeres de mayor edad, los factores socioeconómicos tuvieron el mayor impacto sobre la incidencia de la infección, siendo el hecho de no contar con un empleo o de tener unos ingresos bajos la principal razón subyacente en el 43% de las infecciones.
"La mejora de las condiciones socioeconómicas de las mujeres, junto con los comportamientos sexuales de bajo riesgo, pueden reducir (…) de forma considerable el número de infecciones", comentan los investigadores, que hacen un llamamiento a los empresarios para que "cambien los patrones de migración laboral de modo que la unidad familiar se pueda trasladar junto con la persona que vaya a ocupar el puesto de trabajo".
Los autores llegan a la conclusión de que su investigación proporciona "una metodología sólida con la que poder realizar medidas epidemiológicas cuantitativas de la carga que supone la enfermedad, con objeto de ofrecer a los responsables políticos y administradores de servicios de salud una importante herramienta con la que otorgar prioridad a los servicios de salud y las estrategias de prevención".
Referencia: Wand H, et al. Combined impact of sexual risk behaviors for HIV seroconversions among women in Durban, South Africa: implications for prevention and policy planning. AIDS and Behavior, online edition, DOI: 10. 1007/s10461-010-9845-2, 2010 (en esta dirección podrás encontrar el abstract completo).
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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