Las organizaciones destacaron su gran preocupación por los recientes informes que indican que el nuevo plan estratégico de salud del Gobierno de Rusia no respaldará estos programas, y realizaron una petición de aumento de los recursos económicos, de la disponibilidad generalizada de servicios de tratamiento confidenciales y gratuitos, y de eliminar las barreras legales y regulatorias que obstaculizan los programas de prevención y tratamiento farmacológico del VIH basados en evidencias. Los grupos instaron, de manera específica, a la derogación de las leyes que limitan o prohíben la terapia sustitutiva de opiáceos y el acceso a agujas y jeringuillas limpias.
Resulta especialmente preocupante la finalización, en agosto de 2009, de una subvención del Fondo Mundial para la Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria destinada a los programas de prevención del VIH para personas usuarias de drogas inyectables, trabajadoras sexuales y hombres que practican sexo con hombres. El Gobierno ruso no ha mantenido la promesa realizada durante la edición de 2008 de la EECAAC, cuando se comprometió a financiar la continuación de los servicios iniciados por esta subvención. La crisis económica deja proyectos en diez regiones sujetos a despidos de personal y cierres, a pesar de que se calcula que han evitado unas 37.000 infecciones por VIH.
“El compromiso económico de Rusia para el escalado del tratamiento antirretroviral a lo largo de los últimos cinco años ha llevado a un gran aumento del acceso al mismo. Es hora de que los líderes del país muestren el mismo compromiso para ofrecer acceso universal a los servicios de prevención de las infección por VIH”, afirmó Robin Gorna, director ejecutivo de la Sociedad Internacional del Sida (IAS, en sus siglas en inglés) y copresidente de la EECAAC.
“La respuesta al consumo de drogas inyectables en Rusia está basada en la criminalización, pero la experiencia nos dice que este enfoque resulta contraproducente para conseguir un tratamiento y prevención del VIH eficaces. Para poder contener la oleada de infecciones, Rusia debe adoptar programas preventivos del VIH impulsados por los principios de salud pública”.
Se calcula que un millón de personas viven con VIH en Rusia, el 80% de las cuales tiene menos de 30 años. Se considera que 1,85 millones de rusos (el 2% de la población adulta) usan drogas inyectables, una de las tasas más altas del mundo. En 2007, el 64,5% de las nuevas infecciones por VIH en Rusia se produjeron en el ámbito del consumo de drogas inyectables.
“La epidemia de VIH entre los usuarios de drogas en Rusia podría haberse evitado fácilmente si no hubiera sido por la negligencia de las administraciones pasadas y presentes”, declaró el profesor Gerry Stimon, director ejecutivo de la Asociación Internacional para la Reducción de Daños.
“Los años de inacción y obstrucción gubernamentales nos han conducido a estas cifras impactantes. Se trata de una política de salud pública realmente vergonzosa; el gobierno debe reconocer que el control del VIH depende de que el mismo se efectúe entre la población de usuarios de drogas inyectables”.
Pese a la sustancial financiación externa, los programas de [intercambio de] agujas y jeringuillas siguen siendo muy limitados en la Federación Rusa, y ningún estado está aportando fondos a estos programas. El tratamiento antirretroviral eficaz resulta inaccesible y no existen servicios confidenciales y gratuitos que lo ofrezcan. Los programas de rehabilitación son raros y las terapias de sustitución de opiáceos están prohibidas por la Legislación Federal sobre Drogas.
“En algunas regiones de Rusia, los servicios de reducción de daños han demostrado ser capaces de ralentizar el ritmo de la epidemia y están apoyados por las autoridades locales. Recortar los fondos a estos programas equivale a tirar por la borda años de investigación, formación y experiencia”, señaló Shona Schonning, directora de programas de la Red Euroasiática para la Reducción de Daños. “Si estos programas tan útiles no se mantienen y se financian adecuadamente, el coste serán miles de infecciones por VIH y vidas perdidas”.
En los países vecinos se ha demostrado la eficacia del tratamiento antirretroviral y los programas de reducción de daños. Ucrania está realizando importantes esfuerzos para conseguir que las terapias de sustitución de opiáceos lleguen a 20.000 personas en 2013; Kirguizistán, por su parte, cuenta con uno de los enfoques más integrales para la reducción de daños en la región. En este país se encuentra en curso la extensión, a escala nacional, de las terapias de sustitución de opiáceos, incluyendo proyectos piloto en prisiones. Los programas de intercambio de agujas y jeringuillas ya están disponibles en la mayoría de cárceles.
“Las pruebas que respaldan estas estrategias son claras; negar la validez de la investigación existente constituye una respuesta inaceptable a esta crisis creciente”, afirmó Gorna. “Si los líderes rusos creen -como alguno ha afirmado- que es necesario contar con más datos regionales, entonces debemos esperar que el Gobierno ruso apoye y financie esta investigación adicional”.
La eficacia de las terapias de sustitución de opiáceos y del acceso a jeringuillas y agujas limpias está bien documentada. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la terapia sustitutiva de opiáceos reduce la prevalencia y riesgo de transmisión del VIH, al tiempo que también disminuye la proporción de usuarios de drogas inyectables y la frecuencia de la infección.
En el caso de los usuarios infectados por VIH, la terapia de sustitución de opiáceos aumenta el acceso y la adhesión al tratamiento antirretroviral. La OMS también ha concluido que existen pruebas contundentes de que el aumento de la disponibilidad y empleo de material de inyección estéril por parte de los usuarios de drogas inyectables reduce de forma sustancial la propagación del VIH. Los programas son rentables, no existen datos convincentes sobre consecuencias negativas no deseadas y existen evidencias de un aumento de la inscripción en el tratamiento antirretroviral.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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